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jueves, 23 de septiembre de 2021

El omnisciente culpable externo o la connaturalidad del mal, por @carlosnanezr


Carlos Ñáñez 22 de septiembre de 2021

@carlosnanezr

“Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines»

Joseph Goebbels

Un signo común de los regímenes fascistas es su connatural inclinación hacia la gansterilidad y la búsqueda de un enemigo externo que los exculpe de toda responsabilidad, una suerte de receptor tácito de todos los problemas y extravíos que se derivan  del abandono de la política en su faz arquitectónica, una que se relaciona con la garantía de la palabra empeñada y consiga hacer valer las virtudes para el ejercicio ciudadano, en pocas palabras una faz que incorpore la usabilidad de la política, al abandonar el ejercicio del poder, de la faz arquitectónica de la política y asumir sólo su postura agonal se vive de la confrontación únicamente y se le escinde al ejercicio de lo político su carácter humano


En estos largos y horridos veintitrés años hemos visto el desarrollo de una narrativa alterna, de una lengua paralela desde el poder, una herramienta discursiva que justifica, apoya, sustenta y argumenta de manera falaz, elemental y superflua la causabilidad que un buen ejercicio del lenguaje hubiera procurado mantener y perpetuar a los fines y medios de no dejar a la deriva a la razón, y con ella, la capacidad colectiva de insuflar en la sociedad posibilidades ciertas de progresividad

Nuestro país atraviesa la peor crisis de toda la región en sesenta años, el conflicto multifactorial al cual nos enfrentamos supera y en mucho a la guerra federal, esa sangrienta y bárbara contienda, que aún se repite como advertencia en cada acto solemne de esta ex república, a los fines de evitar repetirla; el venezolano del siglo XXI jamás ingresó al nuevo milenio, por el contrario, se quedó atrapado en los lodos del caudillismo, en los polvos de la larga noche de los caudillos, y justo en esos tiempos en donde Cronos parece escaparse de sus obligaciones, nuestra sociedad queda sumida en un estado de parálisis solo comparable con un estado comatoso del alma y de la voluntad

Así, desposeídos de lenguaje, colonizados de falacias y escuchando la lengua única desde las fauces del lobo, hemos aceptado de manera nimia, laxa y hasta inocua la idea de un enemigo externo, de una heteronomía responsable de nuestras tragedias cotidianas, esta aceptación tiene dos vertientes: una, la de aquellos que aun rechazando las excusas del opresor las hacen potables y hasta chistosas, sin advertir que al hacerlas cosa baladí se les válida, y los otros pseudo hablantes, quienes sencillamente aceptan las excusas oníricas de una hegemonía que secuestro el poder para mentir y corromper la narrativa

Venezuela vive la expansión malsana de lo agonalmente político en todos los ámbitos de la vida, y de acuerdo a la tesis arendtiana, cuando la política se expande hacia todos los ámbitos de la vida cotidiana se produce esa desviación hacia un poder total; nos hacemos invisibles para el proceso de coaptación de la libertad elemental y hasta se nos prohíbe pensar

Entramos en una suerte de bifurcación perversa entre la distopía  totalitaria de Orwell y la distopía lúdica de Huxley, discurrimos entre un mundo de sospechas a lo Juan Nuño y un mundo de frivolidades y laxitudes donde todo es aceptable, un mundo de chistes y mofas pleno en deconstrucciones de la verdad, en una perpetua crisis del paradigma moderno de la verdad; validar un juicio como cierto es técnicamente imposible en una sociedad extraviada, en una sociedad confundida, vapuleada y en buena parte extraviada moralmente, una muchedumbre que no entiende los logos de la gansterilidad.

En Venezuela, de acuerdo a la lengua paralela, no hay hiperinflación sino un ataque contra la soberanía monetaria, una guerra contra el bolívar. La respuesta en lugar de acudir a lo que establece la ciencia económica, es reducida y acotada a establecer un Estado mayor  para la guerra económica y desde luego,  apelar a la tesis de los estados continuos de excepción a guisa de Carl Schmitt del trópico, la tiranía hace acotado al lenguaje, lo desprovee de su significación y le imprime un carácter absolutamente pobre y cuartelero, la militarización en las formas del discurso, solo órdenes y obediencia

Para la hegemonía plagiaria del Estado, todos los empresarios y comerciantes han de entrar en el catre de Procusto y ser obedientes y consecuentes, de lo contrario la posibilidad de la confiscación, acusaciones de traidores a la patria y colaboradores de la guerra económica es una constante inmanente a la conducta de la gansterilidad, todos somos sospechosos, hemos sido reducidos a vivir en la escuela de la sospecha, la idea de la vigilancia perpetua es una realidad, el gran hermano a través de los ojos de Chávez, nos vigila constantemente, es ubicuo en maldades y perversiones y nosotros somos sus rehenes

Retomando la causabilidad de esta cadena de infortunios, la realidad incontrovertible de la imposibilidad de realizar tareas cotidianas subyace en la gravísima crisis económica que padecemos, pues la calidad de nuestro sistema político se ha pervertido en el mismo tenor que el sistema económico, no hay ninguna manera de que ocurra algo distinto, luego con un gobierno que solo se ha encargado de la faz agonal de la política, abandonando las virtudes para el ejercicio del poder desde la faz arquitectónica, no es de extrañar que se desarrolle en el país un colapso global de todos los servicios ofrecidos por un gobierno que se ha enfocado en hendirle los colmillos al erario público y producir este abandono del bienestar

Las constantes fallas en el suministro eléctrico del país ocurridas desde 2008 y agravadas en 2019, con un apagón nacional de cuatro días en 2019, han normalizado la narrativa del sabotaje del enemigo externo, la hilarante excusa de un pulso electromagnético que interrumpió la generación eléctrica desde Gurí, hasta el desaguisado de un disparo perpetrado por un francotirador causante de otro apagón nacional; la tesis de los ataques al sistema eléctrico siempre han estado en boga y se instrumentaliza al mejor estilo del fascismo, lo propio ocurre con el suministro de agua potable, aun la imagen de los habitantes de Caracas recolectando aguas contaminadas del escatológico rio Guaire, es una laceración a la racionalidad

Las fallas horridas de conectividad que hacen inviable la comunicación elemental, la concreción de un servicio aceptable de educación a distancia en la pandemia y hasta la denuncia de un ataque bacteriológico desde la vecina Colombia, demuestran el arsenal inagotable de mentiras y neolengua del régimen, esta misma hegemonía prometió en 2018 que la moneda estaría atada al Petro y con ella los salarios, para luego dejar en orfandad al bolívar expoliado en ocho ceros y destruir el salario como motivador del trabajo, para sustituir a la compensación por formas de neo esclavitud, es decir, por el trueque del trabajo por especies alimentarias, una verdadera expoliación de la productividad laboral

Destruyeron a la moneda, propiciaron un marco de sustitución del bolívar por el dólar y generaron esta incompatible desigualdad económica con cualquier vestigio de ideología socialista y colectivista, así  la supuesta válvula de escape de la dolarización acudiendo a los logos de un Maduro entrevistado por Ignacio Ramonet, un nostálgico de la izquierda, es una escotilla hacia la desigualdad social, la ruptura de la isonomia y de la igualdad, que pone en riesgo a la idea ya casi difusa de la democracia, es más, causa un déficit en sí misma, aunque alguna parte de la administración privada remunere en  dólares a su fuerza laboral este hecho no gotea hacia el resto de la sociedad, pues no existe la creación de valor agregado, por el contrario, todo se importa a un tipo de cambio sobrevalorado y se generan distorsiones únicas en este escombro ruinoso de la economía nacional, que ya no requiere de analistas sino de compiladores del horror

A una semana escasa de la entrada en vigencia de un supuesto bolívar digital, que no es otra cosa que el aggiornamento de una nueva reconversión que le suprime seis ceros a una moneda destruida y hecha tóxica luego de más de 46 meses de hiperinflación, y una perdida consolidada de 76% del aparato productivo, un nuevo record de la revolución, entra en concurso en este teatro absurdo de la crueldad artaudiana un elemento que a todas luces le agrega mayor incertidumbre a esta angustia colectiva de la sospecha, la vigilancia y el horror del holocausto chavomadurista y que se evidencia en una falla de sistema del principal banco del país, el banco más importante de nuestra muy golpeada industria bancaria, haciendo una exegesis histórica, el Banco de Venezuela S.A. es una institución que le fue expropiada al segundo consorcio bancario más grande de España el Grupo Santander, durante los años de las nacionalizaciones forzadas. Para Hugo Chávez constituía un oxímoron insoportable que el banco con el nombre del país del cual él se sentía propietario fuese propiedad de un consorcio español, así fue como el Banco de Venezuela es adquirido por el gobierno y nacionalizado

En este banco se centralizan las nóminas de todo el sector público, toda la plataforma Patria que concentra el 50% del gasto público consolidado, es el principal receptor de los títulos valor emitidos por el Estado, de acuerdo al Sistema Automatizado de Información Financiera, el Banco de Venezuela ostenta una participación en el mercado de 20,61%, lo cual se traduce en una cartera de créditos de 247,45 billones de bolívares y una cantidad de cuentahabientes cercana a los 14 millones de personas, con el agravante de ser además el primer banco en inversiones en títulos, valorados en   13,7 billones de bolívares, todo lo cual supone un cuadro sumamente delicado para la salud de la industria bancaria nacional. Desde el miércoles pasado el banco comenzó a presentar fallas, las cuales fueron atribuidas a los procesos de reconversión monetaria, luego a un supuesto estallido de un transformador en su sede principal, todo este proceso se desarrollaba al unísono de un espectáculo artaudiano de desesperación por la subsistencia diaria de aquellos venezolanos quienes adolecen de acceso a las divisas, esto es una demostración empírica para muchos atolondrados, quienes advierten recuperación en una dolarización fáctica, violenta y asimétrica que embrida desigualdad

De un frio comunicado emitido por las líquidas redes sociales, en el cual el Banco de Venezuela manifestaba que estaba trabajando para recuperar el sistema, a una denuncia formal emitida por la vicepresidente para el área económica, que le adjudicaba la responsabilidad del desastre bancario a un ataque cibernético, un hackeo a la  base de datos del primer banco del país. Así sin ambages reconocía la vulnerabilidad de la seguridad informática de toda la industria bancaria nacional, me imagino que nadie le explicaría a esta alta funcionaria del régimen lo delicado que es tratar asuntos que competan a la salud, solvencia, liquidez y operatividad de los bancos, pues se afecta el principal activo de los mismos, la confianza y la credibilidad, razones estas que aunque lógicas son baladí si la idea es sostenerse en el poder a toda costa

Finalmente, el argumento del enemigo externo y omnisciente  aún está con vida, y gozará de salud mientras nos tenga secuestrada esta hegemonía perversa que le hace oda a la kakistocracia, con propensiones hacia la gansterilidad y el empleo inmoral de una neolengua que deconstruye al paradigma de la verdad y endilga toda suerte de audacias inverosímiles a la heteronomía y la externalidad negativa, uno como aún pensante se pregunta: ¿Cómo un banco del tamaño del Banco de Venezuela no tiene un servidor auxiliar o acceso a una nube de almacenamiento de datos? la respuesta estriba en el simple exceso de demanda a los sistemas, aunado a la falta de mantenimiento y a la diáspora del personal calificado, el responsable no se encuentra fuera de los ámbitos de acción de la capacidad de la tiranía, sino en la caverna que ellos mismos han tallado en la roca de nuestra dignidad y en la cual se encuentra solo Maduro y su camarilla, a guisa de Polifemo, el terrible cíclope que engañado y cegado por Odiseo, gritaba “Nadie me ha matado”, “Nadie me ha cegado”. Así estos dicen que hay terroristas, conspiradores, saboteadores de este proceso hermoso de holodomor tropical, que cada vez se torna más cruel y se hace más potable para un orbe cómplice e hipnotizado frente al avance de la crueldad

“Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan».

Joseph Goebbels

Carlos Ñáñez

@carlosnanezr

  

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