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viernes, 6 de agosto de 2010

Alquile como queremos; sino, ¡expropiese!


Por Amanda Quintero

Hablar de apoyar una expropiación no es cosa fácil. No se trata de ser chavista o de creer en el socialismo del siglo XXI, se trata de estar de acuerdo con que una persona sea despojada de algo que le pertenece –indemnizada, sí, pero despojada al fin por el bien de la colectividad.

Quizá visto rápidamente uno dice: «Bueno, que se joda un pendejo, por el bien de todos no es tan malo», hasta que el pendejo es uno. Pero la cosa tampoco está en que si es uno o es el de al lado, el corazón del asunto radica en que si verdaderamente el beneficio será para todos.

Hablar de la famosa «utilidad pública» quiere decir pública, para todos, no para un sector, no para una mayoría. Es decir, si debajo de tu casa hay un yacimiento petrolero y te la expropian –previa indemnización contante y sonante– todos nos beneficiamos porque la renta petrolera cubre parte del presupuesto nacional que paga por muchos de los servicios públicos.

Por otra parte, que tengas dos carros y para que alguien que no tiene deje de andar a pie te expropian uno de tus carros, entonces no se está generando un «bienestar común», por el contrario, se está favoreciendo a una parte a costa de robar a la otra, dejándola sin opción.

Esto es lo que está pasando con la nueva Ley de Arrendatarios Inmobiliarios y particularmente en el Consejo Legislativo del estado Aragua. La nueva ley contempla que la vivienda «no es una mercancía, sino un derecho social», lo que da pie para prohibir desalojos de inquilinos, la obligatoriedad de la venta del inmueble si el inquilino así lo quiere, y hasta sugiere que el Estado es quien fijará las tarifas de los alquileres.

Es ahí donde cabe preguntarse. ¿están obligando a quienes han elegido alquilar sus propiedades a quedarse sin fuente de ingresos? ¿A bajarla hasta donde el Estado considere correcto? ¿Obligándolos a vender?

Y más aún, los radicales del Consejo Legislativo de Aragua han autorizado al gobernador para expropiar inmuebles que considere que cobran un «alquiler excesivo», pero, ¿qué es excesivo? El exceso es completamente relativo, por eso ni la Ley de Expropiaciones ni la de Acceso a las Personas a los Bienes y Servicios lo contemplan ni lo definen. Para alguien que vive en una casita de tablas puede parecerle que una casa de bloques es un exceso, para el que vive en la de bloques tener una piscina es un exceso, y así.

Por eso se lo hemos dejado al mercado, a la demanda, a la oferta, a las decisiones de los individuos sobre cómo gastar el dinero que tanto se sudan.

¿No debería ser la solución de un Gobierno que decreta la vivienda como un derecho social trabajar para cubrir el actual déficit de 1.800.000 viviendas familiares, en lugar de robar a medio país para darle techo a la otra mitad que ha descuidado por tantos años? Y si el Gobierno no tiene el dinero para hacerlo, ¿no debería propiciar políticas que estimulen la inversión privada?

Creo que los ciudadanos tienen derecho a elegir cómo ganarse el sustento y también cómo gastárselo, sin necesidad de que el Gobierno les esté diciendo cómo subsistir y a cuánto. ¿Y tú qué crees?

Publicado por:
Planta Baja UCAB

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