Carlos Tablante 06 de noviembre de 2018
@TablanteOficial
Desde
el diario Tal Cual, Teodoro con sus análisis, opiniones, propuestas y denuncias
generaba debate y reflexión, dando un valioso aporte para la articulación de
una conducción política opositora inteligente, para construir una alternativa
garante de la democracia y de la vigencia plena de las leyes y la libertad de
expresión.
Su
manera de escribir directa y sencilla, sin pelos en la lengua, lo convirtió en
blanco de los ataques de los jerarcas del régimen que trataron de amilanarlo
con el terrorismo judicial que hasta el último día de su vida lo tuvo bajo
presentación ante un tribunal y le prohibió viajar fuera del país, hasta el
extremo de impedir que acudiera a la ceremonia del prestigioso premio Ortega y
Gasset que merecidamente le fue otorgado y entregado personalmente por el ex
presidente del gobierno español Felipe González en su residencia en Caracas.
Allí lo recibió acompañado de su esposa Neugim, del periodista Xabier
Coscojuela y su consecuente abogado el Dr. Humberto Mendoza D´Paola.
Decía
Santiago Carrillo, líder histórico español, que en política no valen los
arrepentimientos: O te equivocas o aciertas.
Cuando
Teodoro Petkoff se opuso a la decisión del MAS de apoyar a Chávez como
candidato presidencial, se presentaron distintos argumentos en medio de un duro
debate. Frente al agotado modelo bipartidista, surgían figuras como Irene Sáez,
Hugo Chávez y Salas Romer. Teodoro nos alertó sobre el peligro de respaldar a
un caudillo militar autoritario. Debo decir que a pesar de mis dudas apoyé la
decisión mayoritaria de escoger a Chávez. Cometí un grave error. Me equivoqué.
Ya en
el año 2000 iniciamos el deslinde frente a las desviaciones autocráticas y
militaristas de un Chávez que quería imponer la hegemonía del partido único,
pensamiento único y líder único, que había sido en parte la razón por la que se
dividió el partido comunista dando origen al MAS y la CausaR.
Desde
que fundamos el MAS en 1971, el liderazgo y el discurso de Teodoro eran
esencialmente disruptivos con relación al dogmatismo de una izquierda que se
negaba a revisar, a renovar y a asumir los nuevos retos con un enfoque más
reformista que revolucionario. Como siempre decía Teodoro, solo los estúpidos
no cambian de opinión.
Quedan
todavía muchas preguntas:¿Cómo definir al socialismo democrático?¿Acaso se
puede hablar del socialismo como la ideología de la solidaridad? ¿Cuáles son
los nuevos mapas de las ideas políticas?¿Se ha convertido la política en un
viaje sin brújula? ¿Debemos revisar la vigencia de los manuales clásicos en los
que se define la Democracia? ¿Qué estamos haciendo mal los demócratas para que
surjan líderes populistas y autoritarios de extrema derecha y extrema
izquierda?¿Qué pasó con el fin de la historia o la gran ruptura, como decía
Francis Fukuyama?¿De qué estamos hablando, de una izquierda liberal? ¿Qué
pensar cuando vemos que Donald Trump levanta las banderas del proteccionismo y
Xi Jinping las de la apertura y la globalización del mercado?
El
esfuerzo intelectual de Teodoro en libros como La invasión a Checoslovaquia: el
socialismo como problema o Proceso a la izquierda y Dos izquierdas, ha sido y
es un aporte fundamental para seguir buscando las respuestas que requieren los
tiempos que vivimos, cuando ya nada es lo que era.
Como
decía Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de
pronto cambiaron todas las preguntas”.
Seguimos
en la búsqueda de las grandes metas de justicia, prosperidad, igualdad y
felicidad. Una economía del bien común, a la medida del ser humano, mas allá
del falso dilema entre los ismos, con la fórmula de un mercado tan libre como
sea posible y un Estado, promotor de las libertades individuales, tan fuerte
como sea necesario para garantizar el progreso dentro de una democracia social.
La
fortaleza y la valentía de un pensador como Teodoro y sus reflexiones siempre
estarán presentes para estimular el debate necesario.
Teodoro
fue el amigo, el maestro, el compañero. A pesar de su aparente aspereza, su
tolerancia y carácter democrático no tenían límites. Hablamos por teléfono con
él en Enero con motivo de su cumpleaños. Nos alegró sentirlo contento, rodeado
de su familia. En la distancia, hoy le damos un fuerte abrazo a Neugim, sus
hijos, amigos y colaboradores, en especial a Azucena Correa, su fiel secretaria
y asistente.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
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