Gabriela Ponte 09 de octubre de 2019
La crisis migratoria venezolana es quizás el fenómeno
regional más ignorado por la comunidad internacional. En escasos cuatro meses,
el ritmo acelerado de inmigrantes y refugiados venezolanos que huyen de su país
ha aumentado de 4 millones a 4,6 millones, y las proyecciones
esperan que para finales de año se alcance la cifra de cinco millones de
desplazados. Con respecto a la población de Venezuela, representa una huída
de casi el 15% de los ciudadanos.
Una cifra alarmante para un país que como menciona el
coordinador de la crisis migratoria venezolana en la Organización de
Estados Americanos (OEA), David Smolansky, no atraviesa por una guerra
ni una catástrofe natural. Según los últimos datos recabados por la OEA, el
país que más acoge venezolanos es Colombia con 1.600.000, seguido por Perú
(900.000), Estados Unidos (422.000), Chile (400.000), Ecuador (350.000), Brasil
(170.000) y Argentina (150.000). En menor medida, Panamá con 100.000 y México
con 70.000 exiliados.
Otros países de Iberoamérica y el Caribe donde han
llegado los venezolanos son: República Dominicana (40.000), Guyana (36.000),
Costa Rica (30.000), Curazao (26.000), Canadá (22.000), Aruba (16.000), Uruguay
(10.000) y Bolivia (10.000). España, por su parte, es el país con
la comunidad más grande de venezolanos fuera del continente americano, con
al menos 300.000.
Para frenar este éxodo descalabrado de venezolanos,
nueve países de la región han colocado restricciones para entrar a su
territorio. Desde la tenencia de un pasaporte en vigor hasta un visado de
entrada que puede costar entre 50 y 100 dólares. Algo impensable para una
población donde el salario mínimo ronda apenas los tres dólares. Ante este tipo
de medidas, son muchos los que arriesgan su vida cruzando pasos fronterizos
ilegales.
Ecuador, Perú, Chile, Trinidad y Tobago, Guatemala, El
Salvador, Honduras y Panamá solicitan visado y, en unos meses. se sumarían
Aruba, Curacao y Bonaire por petición explícita de Países Bajos.
Si bien en 2015 Europa se vio desbordada por la crisis
de refugiados sirios (llegaron alrededor de 6,3 millones), el continente
americano no da abasto para seguir recibiendo venezolanos que cruzan fronteras
caminando por la falta de alimentos, medicinas y oportunidades. Diariamente
5.000 venezolanos atraviesan a pie la frontera colombo-venezolana y desde allí
continúan su recorrido hasta Perú, Ecuador o Chile.
Apenas 1,8 millones de venezolanos disfrutan de
protección temporal con acceso a la salud, educación y oportunidades en los
mercados laborales. El resto se encuentra en situación irregular en los países
de acogida.
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