Carolina Gómez-Ávila 02 de octubre de 2019
Bloomberg es una empresa estadounidense especializada
en el área financiera, sobre la que ofrece datos, software y noticias. Tres de
ellas alimentan estas líneas.
La primera corresponde al 15 de agosto1.
Allí se da cuenta del portazo que el banco turco Ziraat le dio a
Venezuela para evitar las sanciones estadounidenses.
De la reseña se desprende que el Banco Central de
Venezuela, a través de corresponsales bancarios (los que realizan operaciones
en nombre de otros para facilitar los trámites de países con sanciones), pagaba
a contratistas, movía dinero e importaba productos en liras turcas.
En la misma nota, dice que el Gobierno de Maduro
consideraba la posibilidad de cambiarse al sistema de mensajería de pagos
internacionales operado por Rusia como una alternativa al Swift.
La segunda es del 16 de agosto2,
donde registra que la mayor empresa petrolera china, la China National
Petroleum Corp. (CNPC) canceló una carga de alrededor de 5 millones de barriles
para evitar las sanciones estadounidenses.
Un rechazo de envergadura, en vista de que China se
habría convertido en el principal destino del crudo venezolano (con más de
300,000 b/d) después de las sanciones contra PDVSA en enero, pero sólo
representaría un revés parcial pues otras compañías estarían suministrando
nuestro petróleo a ese país. De hecho, la encargada de entregarlo a las
refinerías independientes chinas sería Rosneft, de Rusia.
Con la misma fecha3 ofrece una
evaluación de cómo, gracias a las sanciones a Venezuela, las exportadoras rusas
ganaron más de novecientos millones de dólares entre noviembre de 2018 y julio
de 2019.
Si las desgracias no vienen solas, las alegrías rusas
tampoco porque estas noticias no sólo están relacionadas con las sanciones
petroleras de la Administración Trump a Venezuela, sino también con los
recortes de producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP). Así que todo se juntó para producir escasez del crudo pesado
iraní y venezolano y, a falta de esos barriles, la mezcla rusa de los Urales
parece ser muy buena.
En resumen, las sanciones petroleras contra Irán y
Venezuela sólo han hecho felicísimos a los rusos. Supongo que, en parte por
ello, el Kremlin4 nos obsequia las fotos de la reunión entre la
delegación venezolana y la de ese país, registrando la presencia de Igor
Sechin, CEO de Rosneft.
Y ya que hay que buscar motivos para esa gira súbita,
creo que estos temas son especialmente interesantes y deben haber sido parte de
esas reuniones -¿o debí decir negociaciones?- que ameritaban encuentros
personales.
Porque nada estimula más la corrupción que los
controles petroleros. Así pasó con el Programa “Oil-for-food” que debe haber
arrancado de los labios de Saddam Hussein muchas alabanzas a Alá, porque obtuvo
ganancias astronómicas siendo la víctima y también las obtuvieron todos los
involucrados, sin ser victimarios. Una idea que ahora reflota “un pequeño grupo
marginal de políticos” (Departamento de Estado de Estados Unidos, dixit), que
dice estar en negociaciones en favor del “Programa Petróleo por Alimentos” ¿No
es sorprendente?
Por eso especulo que en Rusia deben haberse sellado
acuerdos secretos y que tuvieron motivos suficientes para un brindis y un “Na
zdorovie!”
Carolina
Gómez Ávila
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