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martes, 19 de marzo de 2013

Capriles candidato de la oposición democrática


Luis Ochoa Terán 15 MARZO, 2013

En las dos últimas ruedas de prensa de Henrique Capriles, hemos visto a un nuevo Capriles, maduro, reflexivo, directo que ha sabido interiorizar los aciertos y desaciertos de su campaña electoral frente a Chávez e interpretando el momento histórico que vivimos. El aceptar sus errores y disculparse de los factores políticos, dio muestra de su calidad humana y de la grandeza de su espíritu, de su humildad y de su capacidad de rectificación, que es lo que los venezolanos necesitamos y no dioses infalibles. Este gesto sencillo pero grandilocuente, le garantiza en esta nueva campaña electoral, un sólido y entusiasta respaldo unitario de la oposición democrática y, sin duda alguna, aún de los propios abstencionistas crónicos o aquellos electores que por una u otra razón económica están vinculados al gobierno, cuando interioricen la nueva realidad que vivimos y diferencien entre el Capriles incluyente y democrático y su contendor, autocrático, agresivo, cargado de odios, de resentimientos sociales y tutelado por la Habana, es entonces, cuando se podrá efectuar el gran cambio electoral para que suenen las campanas de nuevos tiempos para Venezuela.

El proceso electoral que acaba de comenzar es muy corto y cantado que su contendor se arropará en el sentimiento de dolor de los seguidores de Chávez y no en su liderazgo y logros. El mensaje de Henrique deberá ser sencillo y constituido por tres o cuatro conceptos fundamentales, dirigidos a Maduro y no a Chávez, en donde se acentúe el engaño y la mentira como norma política de Maduro. Se deberá enfatizar en la perdida de la soberanía por la grosera intromisión y el tutelaje político cubano, en donde incluso, el candidato fue impuesto por los Castro. El tema social es fundamental y éste debe conllevar una propuesta sencilla que transforme las dádivas como política clientelar por el crecimiento y desarrollo de la persona. En fin, la expectativa de un país democrático, integrado política y socialmente, un país alegre sin persecuciones donde se nos invite a contribuir con nuestro granito de arena al desarrollo y el bienestar social de la nación, es un concepto que hasta el más simple de los ciudadanos percibe y hace propio.

No es fácil ganarle al atropello y al abuso de todo el aparato del Estado incluido un Consejo Nacional Electoral parcializado. Solo el fracaso de este gobierno, el deterioro institucional, político, de infraestructura, económico y social, la mengua de la industria petrolera, el endeudamiento más colosal de la historia de nuestra nación, además, de conducirnos hacia la quiebra económica y moral del país, en donde hemos terminado perdiendo hasta la propia soberanía y el gentilicio venezolano, nos da una base de sustentación de esperanza de cambio. Capriles representa ese cambio, ese liderazgo renovado, joven, honesto, franco y frontal, que la gente percibe que le duele el país y, por lo tanto, logrará sensibilizar el interior del ciudadano, permitiendo aflorar la responsabilidad que todos tenemos con el país y su futuro, nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos. Tenemos una gran oportunidad de construir una nueva Venezuela, es la oportunidad de cerrar filas con Henrique Capriles, que con su triunfo electoral, sentará las bases de una Venezuela, Soberana, Democrática, Integrada y de Progreso.

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