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miércoles, 29 de julio de 2015

Francisco Gorriño (@javiergorrino): Operación de Liberación del Pueblo, involución policial. Por Sofía Torres


Por Sofía Torres


Presuntos delincuentes abatidos, personas detenidas, incautación de armas largas y cortas, y el rescate de vehículos solicitados, conforman el saldo de los procedimientos que se ejecutan en diversos sectores de la ciudad capital, en el marco de la llamada Operación de Liberación del Pueblo (OLP).

El dispositivo, que se inició el lunes 13 de julio en la Cota 905 –“Zona de Paz”- y generó diversidad de reacciones, representa para el abogado y criminólogo Francisco Gorriño una muestra contundente de involución policial.

El experto en seguridad, quien  considera que la OLP representa la típica redada de décadas anteriores trasladada al 2015,  esgrime los argumentos que lo conducen a afirmar que esta acción es “más efectista que efectiva”.

No hay información de inteligencia

“En principio la gente percibió esta operación como una respuesta a las llamadas  zonas de paz, que oficialmente no se sabe si existen o no existen, porque hay versiones contrapuestas. Un mes antes de iniciar el plan en la Cota 905 se quemaron 9  motos de la Policía de Libertador, después hubo dos ataques a dos caravanas de personeros del gobierno, uno del Ministerio de la Alimentación y otro del Viceministerio de Relaciones Interiores; y la quema de una patrulla de la Policía Nacional Bolivariana”.

“Se recogió en la prensa que varios de los funcionarios que habían ingresado a las zonas de paz serían sancionados. Eso es un absurdo, lo que pide la gente es la presencia policía preventiva, porque es el disuasivo del delito”.

“La operación que se realizó el pasado 13 de julio en la Cota 905 fue desde el punto de vista policial exagerada, con efectivos de todos los cuerpos de seguridad. Si tengo un mes para recabar información de inteligencia y de investigaciones, puedo saber qué casas sirven de guarida a los delincuentes, dónde están las armas. Con el CICPC, a través de su división contra robo y el apoyo del grupo BAE-Brigada de Acciones Especiales- en un momento determinado, se hubiese emprendido una acción muy quirúrgica, muy puntual”.

“Es evidente que no se maneja información cuando ves bajar del barrio a un grupo importante de muchachos con las manos en la nuca, ¿hay que detener entonces a todo el barrio para saber quién es delincuente y quién no? Se refleja una involución policial. La operación de Liberación del Pueblo es más efectista que efectiva”.

El retorno de una práctica

“Con las redadas de los años 70, 80 y hasta en los 90, no se lograba la captura de nadie, veías a personas que se dirigían hacia sus casas y eran detenidas. Allí había una incapacidad de los cuerpos policiales para identificar a los autores del delito. Esto fue aparentemente superado, tenía mucho tiempo que no  se practicaba”.

“Fui agente y detective, como funcionario policial uno sabe que la redada no tenía efecto, porque se iba a detener a todo aquel que pasara por un callejón y lo ibas a llevar a un puesto, donde sería chequeado, por cédula identidad y huella dactilar. Esa gente regresaba al barrio. No aminora el delito en nada”.

“Aquí lo que hay son bandas de delincuentes que se dedican al tráfico de drogas, al cobro de vacunas, extorsiones de todo tipo. El antisocial cambia de delito si ve que hay éxito en él. ¿En qué radica ese éxito?, en que no hay captura y en la ausencia de denuncia, como el caso de los secuestros o el robo de vehículos, cuando el propietario del carro paga el dinero del rescate”.

“No sé quién inventó las “zonas de paz”. En la experiencia internacional está el penitenciarismo por grados, en el que se avanza según la conducta del interno, otorgándole momentos para la reinserción, libertades vigiladas. Hubo experimentos con colonias de trabajo en la Unión Soviética, sitios confinados donde trabajaban las personas que habían cometido delitos políticos y comunes. Aquí viven ciudadanos con sus familias al lado de un delincuente, es una inocentada de quien se le ocurrió eso de las “zonas de paz”, no hay una experiencia similar en el mundo”.

“En los 70, 80 y 90 era un suicidio matar a un policía, sobre todo si era del cuerpo judicial. Al asesino lo buscaban hasta debajo de las piedras. Actualmente los homicidios cuyas víctimas son efectivos se han convertido en números, no se sabe si capturaron o no a los autores del hecho”.

Casos resueltos

“En los 80 el nivel de casos esclarecidos policialmente en la división contra homicidios, mas no concluidos judicialmente, superaba 90%, había cangrejos que se demoraban más. Había 5 ó 8 % de casos no resueltos. Hoy día la estadística es contraria, apenas 10%  se resuelve”.

“Cuando yo estaba activo había en un día fuerte 8  ó 10 averiguaciones por muerte en Caracas, generalmente eran 2 ó 3, actualmente son 30 ó 50 averiguaciones diarias, para ese trabajo hay cinco funcionarios la misma cantidad que había hace más de 30 años. Cuando levantan un cadáver ya tienen tres por otro lado”.

Los tres ejes del problema

“No se puede ignorar que existe una política criminal muy mala en Venezuela. La política criminal tiene tres ejes fundamentales. Uno es la prevención  social, que no cuenta con los organismos pertinentes, cumplida antes por el Consejo Venezolano del Niño; y la prevención policial: de los 335 municipios del país solamente  30% tiene la debida cobertura de efectivos”.

“Otro eje es la represión o investigación del delito: agarro al culpable, va al tribunal y es sentenciado. Aquí hay carencia de jueces y fiscales y tenemos los mismos cinco muchachos del CICPC para atender los 30 homicidios de Caracas. Si antes no se asignaban recursos, ahora menos. Hay un edificio en la autopista que sería destinado a la PTJ y tiene más de tres décadas en construcción”.

“El tercer eje es el penitenciarismo. Cuando se ingresa una persona sentenciada, la idea es reeducar a un hombre para convivir, establecer una familia y reinsertarse en la sociedad ¿Alguna cárcel de nosotros logra eso cuando sale en libertad el interno? Sale el peor delincuente”.

“Al no tener prevención, represión ni tratamiento hay que dar gracias por la delincuencia que tenemos, la deberíamos tener mucho peor”.


“Imagina a una persona con un tumor cerebral, mientras continúe tomando aspirinas quizás debilitará el dolor de cabeza, pero el tumor seguirá creciendo. Con redaditas en los barrios, tumbando puertas y cayéndole a golpes a la gente no vamos a resolver la delincuencia y seguirá en ascenso. El gobierno lo sabe”

Barómetro Político
http://barometropolitico.com/

29/07/15


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