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viernes, 17 de junio de 2016

Guillermo Tell Aveledo: Los CLAP son genialmente malvados por @victoramaya


Por Víctor Amaya


¿Cómo evalúa la situación del país? 

Hay factores estructurales que no han cambiado. Hay actores en el Estado que no tienen incentivo para dejar el poder porque sienten que sería quedar sin garantías ya no de ventajas económicas, sociales o políticas, sino de seguir con vida o con libertad. No sienten que el cambio de gobierno, pacífico o no, sería sin consecuencia. Hay una conciencia de cómo han acumulado poder y un vértigo de abandonarlo. El juego al que nos ha entregado el chavismo y que ha marcado la dinámica es existencial. Mientras estemos mutuamente pensando en que nos vamos a derrotar por completo, no hay transición posible. Trágicamente, pareciera que hay razones para pensar que no se podría permitir una continuación de las políticas públicas del chavismo, porque este no es solo un mal gobierno sino un mal sistema. El gomecismo se reformó en el lopecismo y el medinismo, otros regímenes autoritarios no se transformaron en movimientos de apertura, como el perezjimenismo que no pudo participar en democracia, porque fue excluido, pero también porque no tenía intención de participar en eso.


Pero el perezjimenismo no quería formar parte de algo que se constituyó al ser desalojado del poder. Maduro vive con un poder heredado. 

Y no hay posibilidad de que lo tumbe una fuerza externa. La única posibilidad de que haya un golpe de Estado, es que sea del Estado mismo. Y no me refiero solo al autogolpe, como puede estar ocurriendo junto al TSJ, sino que solo dentro del Estado hay la capacidad de poder para hacer que otras partes del Estado claudiquen y se arrodillen. Es la capacidad coercitiva del Estado. En la sociedad civil no existe, en la oposición tampoco.

Ahora que se habla de diálogo y de mediación de Zapatero, ¿es viable? 

Entretanto no haya una agenda clara de discusión no la va a tener. Fue lo que pasó en 2014, que era un diálogo de sordos. Había un actor que presentó una agenda de discusión y había un vacile abstracto del gobierno de hablar de la paz y la reconciliación. Es un argumento mendaz. ¿De qué paz estamos hablando? ¿Quién está amenazando la paz en Venezuela? ¿Hay acciones políticas violentas por parte de la oposición? ¿Tenemos una oposición armada en el monte o unidades urbanas de combate? No. No hay una pacificación necesaria, sino una solicitud de cambio muy puntual. Lo que está de trasfondo es que ni la oposición por sí misma ni el gobierno por sí mismo pueden destrancar el juego político. En el mediano plazo, creo que el juego del gobierno es que la sociedad claudique por hastío, por agotamiento físico que trae la carestía y la crisis económica, y porque abandonemos toda esperanza de cambio pacífico. La oposición solo puede apelar a la sociedad, que es, en última instancia, la legitimidad soberana. Sería ridículo oponerse a eso. El chavismo despertó esa pulsión soberanista ahora lo niega. Demuestra que para el chavismo la voluntad del pueblo es accesoria e instrumental a la revolución.

¿Estos actores políticos están capacitados para concertar? 

Toda negociación que alcancen, si no hay un llamado electoral que redefina las circunstancias; todo arreglo de élites que no incluya al pueblo, va a ser inútil. Pongamos que se dieron cuenta, que las circunstancias los convenció de la necesidad de llegar a acuerdos nacionales importantes, algo que yo creo que intelectualmente es posible, el caso es que llegado el acuerdo no va a tener demasiada autoridad si no responde a las necesidades del pueblo. Por eso lo más sano es la apelación a un proceso electoral. Creo que no hay interés en el gobierno de abrirse a esta posibilidad porque prefiere que las cosas se deterioren a tal punto que, como el único que tiene divisas, legitimidad internacional y reconocimiento es el Estado venezolano, siga en control, con Maduro o sin él. Una especie de "solución Siria", donde está Bashar Al Assad, con una oposición terrible, un país dividido, pero él mandando, con sus embajadores en la ONU. Así espera el chavismo gobernar en este cataclismo social.

Aguas abajo hay una crisis, donde ya hay confrontación social por las colas, por la diatriba residentes/bachaqueros y por la organización de las ventas de productos. 

Pareciera que las medidas políticas son ver la hierba crecer. Aquí hay una carestía dramática que ya no es de bienes de lujo como cuando el dakazo. Ya la gente solo aspira a tener comida y medicinas. Así se potencia la ley del más fuerte, y eso permite al gobierno exacerbar el discurso de odio que es parte esencial del modelo populista chavista. El Estado juega a exacerbar los odios porque la angustia de no conseguir lo que necesites hace que te olvides de las razones, quedas atontado y no ves lo que está detrás de eso. Así dejas que esos odios, en este discurso de clase, antidemocrático, fomenten este conflicto y decir que el gobierno es el único salvador. Es mentira que el gobierno pueda controlar eso. Solo puede intentarlo a sangre y fuego a todo el mundo. Pero tratas de estimular el temor y la obediencia y con eso acabar cualquier atisbo de cambio democrático.

¿La sociedad se está adormeciendo? 

Se está adormeciendo en su iniciativa, en su capacidad racional de actuar, pero no en los bajos instintos que la escasez causa. Estamos viendo mucha más hostilidad, aprensión, temor. Estamos exacerbando odios. El monstruo no está dormido, pero la parte sociable de la gente sí se está adormeciendo. Estamos olvidándonos de nuestra civilidad. Es el juego que desea el gobierno y su apuesta a que dentro del caos, cuando esto sea Siria, lo único que va a permanecer de pie es el Estado.

Eso luce a jugar con fuego y puede invocar a una sociedad que, llegado el caso, pueda arrasar con unos y otros. ­

Claro está. Pero formalmente el Estado tiene varios comodines. Cuando la lucha entre soberanía popular y estatal está en juego, la segunda tiene el comodín. La comunidad internacional reconoce a los Estados, a quien está en Miraflores. Los que tienen el monopolio legal de la violencia no es la población, que si comienza a armarse serían bandoleros y criminales. Cuando el Estado actúa se le acusa de violar derechos humanos pero nadie cuestiona que use la fuerza que está autorizado para usar. La arbitrariedad del Estado tiene ventaja frente a la sociedad. Los Estados solo terminan colapsando cuando todo debajo de ellos se carcome. Pero en Venezuela tiene una enorme ventaja por las décadas de debilitamiento de la sociedad. Fíjate que el Estado ha renunciado a cobrar impuestos sobre la renta porque el bolívar no vale nada. No le interesa lo que la sociedad le pueda aportar y ésta no puede hacer una rebelión fiscal porque los recursos le siguen llegando por encima de la sociedad, a través de la renta petrolera, aun menguada.

Aristóbulo Istúriz ha dicho que la inflación, la escasez de alimentos y las fallas con medicinas son inducidas. 

El gobierno está usando excusas en su discurso ordinario, que todavía le da réditos porque tiene todavía capacidad de dominio grande. Con los CLAP, en la perspectiva de un evento electoral, el control político derivado de la carestía puede hacer que eso disminuya la cantidad de votos en contra del gobierno. Está bien, no me quieras, pero si votas en mi contra no comes... Y, por otra parte, sirven para consolidar el ambiente total de dependencia del Estado. No es lo mismo una red de asistencia a la que puedas ir (Mercal) que llegar a la puerta de tu casa. El Estado le está diciendo al proveedor de la casa, el padre o la madre, que son unos inútiles. Es una herramienta genialmente malvada.
En su momento se prendieron alarmas con los Consejos Comunales y finalmente la sociedad los asumió para lograr equis cosas. Ahora esta alarma con los CLAP puede también llevar a la gente a bailar a ese ritmo o no comer. 

En los consejos comunales había cierta bilaterialidad. La comunidad manifestaba un interés real o disparatado, planificado o no, y en todo caso se organizaban en estos mecanismos que tienen una cooptación importante pero que a final de cuentas respondía a criterios de abajo hacia arriba, o de interacción. Con los CLAP no hay bilateralidad. Es la anulación de la comunidad y del individuo, porque los CLAP van por encima de esas estructuras ya creadas.

¿Llegar al CLAP es consecuencia de la carestía coyuntural o se trata de un estadio superior al que la revolución bolivariana iba a llegar?

Uno de los grandes problemas de toda revolución socialista es la distribución de bienes de consumo masivo. No es la construcción de satélites, cohetes, armas, sino en la distribución donde ha habido una gran ineficiencia porque no eran capaces de controlar con la pretensión planificadora las diversas necesidades de consumo de la población, que son muy variadas. En este caso, se simplificó el consumo del venezolano reduciéndolo a unos rubros particulares que son regulados y escasos, y no hay capacidad de producirlos en mayor cantidad o de importar más. Todos los sistemas de socialismo real han llegado a hambrunas autorizadas, incluso politizadas como el caso de Ucrania o la revolución cultura China, o a estos ambientes de carestía. Hay que ver el período especial cubano o los últimos años de la Unión Soviética.

La cosa es que Venezuela no tiene, como lo tuvo Cuba, un país que lo ayude a salir de su período especial. 

Venezuela no tiene sustitución. No hay ningún agente que nos vaya a salvar tan graciosamente como la Unión Soviética o Venezuela a Cuba. Estamos completamente solos, gravemente endeudados y con una sociedad mucho más compleja que la cubana. Entonces, si no hay un cambio dramático de circunstancias políticas, y no me refiero a acuerdo de élites ni a golpe de timón, sino una apelación a la soberanía popular, no empezaríamos a cambiar de políticas. Y no habrá cambio de políticas con un gobierno que insiste en que las realidades sociales y políticas son inducidas.

¿Qué pasa si la oposición no gana un posible revocatorio? 

Es una posibilidad. La oposición se acercó a los ocho millones de votos la elección pasada y el descontento no ha disminuido.

Pero ahora hay CLAP.

Claro está. Esa es una herramienta del gobierno.

¿Qué pasa si la expectativa de un revocatorio como puerta a resolver los problemas no se satisface y el gobierno además queda ratificado?

(Pausa) La realidad, pese a la legitimación electoral, va a seguir mordiendo al gobierno. No te debería extrañar que surjan calamidades sociales mucho más catastróficas e incluso violentas y no tengas capacidad de controlarlas. Jugar con la soberanía popular y defraudarla es poner de cabeza todos los principios de un acuerdo político nacional y la cultura política venezolana.

15-06-16




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