Por Susana Morffe, 02/07/2016
La confusión en el país crece y los caminos
equivocados por no saber hacia dónde es conveniente conducirnos para encontrar
la salida a los problemas, aumentan la tensión social. Hay mucha irritabilidad
en cualquier punto geográfico de Venezuela y es necesario buscar conversatorios
amigables. Las alianzas con los que tienen una visión distinta a la realidad de
los hechos y otros ideólogos con sequía mental o reducida forma de ver el campo
de acción por una sola frontera, es un peligro mortal.
En Venezuela el predomino de la política o de los
políticos para resolver los problemas tan importantes y básicos, como son la
alimentación, salud y seguridad, oscurece el futuro del pueblo y otras veces lo
aclara.
Así vamos: un día el ala izquierda decide que va a
abolir la Asamblea Nacional porque ha resultado una piedra en el zapato para
sus fines de permanencia en el poder. Lo apuesta un ciudadano de apellido
Bolívar que no conoce de libertad, independencia y al parecer solamente el yugo
lanzó. Levanta la voz un jurista y dice que es imposible hacerlo de un
“plumazo”, sino a través de una Constituyente.
De manera secuencial la oposición propone la
designación de los nuevos miembros de la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en clara y legítima
elección por concurso, para deslastrar al Supremo de las figuras que trabajan a
merced del poder de turno y no de la justicia propiamente dicha. Los jueces del
régimen se valen de todo para anular el revocatorio.
La activación de la Carta Democrática y su proceso
para llegar a los puntos álgidos contenidos en el informe sobre la
inconstitucionalidad del gobierno, es una salida donde se incluye libertad para
los presos políticos y la realización de un revocatorio contra lo que representa
la figura del mandatario Nicolás Maduro y su gente, pero el tiempo precisa
medidas más urgentes porque el pueblo clama por ayuda en la miserable condición
que le toca vivir. La gente en la calle pregona que el régimen no se dejará
quitar el poder por la intervención internacional.
Se entraba y “dilata” el proceso de revocatorio por
figuras del lado oficialista para impedir que el instrumento constitucional no
prospere este año y así dar oxígeno a una gestión que hace 17 años ha dado
demostraciones de anarquía, pobreza y corrupción.
No se han dejado a un lado las argucias de eliminar la
inmunidad parlamentaria, eliminar sueldos a los legisladores, y tantas otras en
lo muy personal, como públicas y privadas que afloran en la hostil agenda
política del régimen.
Hay algo que el pueblo quiere y no sabe cómo lograrlo,
como también podría ser que los políticos saben lo que quieren, pero no dan en
el “clavo” para conseguirlo. En esa paradoja se debate la vida social y
económica del país. “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo
mismo”, expresó Albert Einstein.
El presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup,
en un reconocimiento a la prensa del país, en ocasión de la celebración del Día
del Periodista venezolano, desde la tribuna del parlamento pidió a los
profesionales de la comunicación que reconocieran y manifestaran los buenos pasos
que da la oposición para la salida. “Tenemos nuestro corazoncito”, dijo.
Los periodistas en su tarea de ser la voz del pueblo,
de los que no son escuchados, maltratados y de los que no tienen acceso a la
denuncia en instancias del poder, son los que han recibido más atropellos y están
vulnerables en el ejercicio de sus funciones profesionales. Si lo que informan
se ajusta a la verdad les cae la justicia del régimen, si lo dicen mal son
execrados por los políticos de oposición. Sin duda, hay algo que queremos y no
sabemos en el actual enjambre de impedimentos y situaciones atípicas que a
diario tenemos que vivir.
Hay muchas preguntas sin respuestas: ¿Dónde está la
clave del problema?, ¿Cuáles son esos errores de liderazgo?, ¿Están cumpliendo
sus promesas? ¿Son claras las expectativas? ¿Están escuchando a la gente?
El modo de vida actual ha engendrado más egoísmo
social, cada uno va por lo suyo, sin importar los que vienen atrás. El bien
común parece que se quedó en letra muerta y si no reaccionamos en beneficio
colectivo, se estaría desafiando, con terca oposición, a los males de nuestra
sociedad, sin afrontar nuestra responsabilidad sobre el mundo en que vivimos,
entre lo que queremos y no sabemos.
@susanamorffe
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