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viernes, 25 de mayo de 2018

Las primeras cooperativas por @oscarbastidas25



Por Oscar Bastidas Delgado


Durante la Edad Media, Europa vio nacer organizaciones de beneficencia constituidas por clases pudientes para realizar acciones de caridad hacia sectores pobres; dominaron ese espacio organizacional los montes de piedad, las cofradías, los hospitales benéficos, destacando entre ellas las Friendly Societies, siendo la más conocida por su amplia composición femenina la York Female Friendly Society fundada en York en 1788. En 1793 la Ley de Rose dio el primer estatuto a las mutuales.

Según Monzón y Chaves, la Compañía Común de Ampelakia (Grecia) se considera la primera cooperativa moderna del mundo: “Se fundó entre 1750 y 1770 cuando las pequeñas asociaciones (syntrofies) cultivadoras de algodón y productoras de hilo rojo de 22 aldeas de la zona de Tempi se unieron en 1772 para evitar una rivalidad y competencia innecesarias. Se convirtió en una gran empresa, con 6 000 socios, 24 fábricas y 17 sucursales en toda Europa, desde San Petersburgo y Londres hasta Esmirna. Sus socios se beneficiaron de seguros sociales, instalaciones sanitarias, escuelas y bibliotecas y de la Universidad Libre de Ampelakia. Se disolvió en 1812 por la presión combinada de los elevados impuestos y la evolución económica y técnica de la industria del hilo”.

Las mutuales que en Inglaterra destacaban desde mediados del S. XVIII con grupos que pactaban el compromiso común de los gastos por enfermedad o entierros de sus miembros, y las cooperativas, tendrían auge al alcanzar mayores dimensiones por su propia dinámica y la influencia de pensadores como Robert Owen (1771 – 1858), autodidacta e industrial innovador con sus utopías escritas y prácticas, y William King (1786 – 1865) anticapitalista que publicó The Co – operator entre 1828 y 1830, periódico mensual en Brighton con el que difundió reflexiones sobre las cooperativas e influyó en la experiencia de la Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochdale (Cooperativa de Rochdale en adelante). También influirían otros anticapitalistas como George Mudie que publicó el primer periódico cooperativista oweniano, The Economist; Hohn Gray; John Francis Bray; Thomas Hodsgkin; y William Thompson.

Por su parte Francia destaca con experiencias asociativas como los clubes de los Feuillants y de los Cordeliers, las sociétés de secours mutuels pese a la oposición del estado, y la famosa asociación jacobina de los Amigos de la Constitución a partir de 1790, que se impulsan con la Revolución Francesa. A partir del S. XIX se suman rasgos emergentes de mutualismo que se nutrían de la autonomía de asociaciones de base y de las relaciones diversas entre profesiones y territorios y hasta surgen propuestas doctrinarias como el “solidarismo”, doctrina oficial de la construcción de la III República Francesa como vía alterna al individualismo y el socialismo.


Esa riqueza de propuestas, apoyada en una acción cotidianas contra problemas también cotidianos, fue impulsada por ese “residuo de excluidos y perdedores” y otros sectores que veían lo negativo del capitalismo creciente. A esas manifestaciones de entre ayuda y solidaridad en diversos ámbitos, apoyadas en experiencias de gremios y cofradías se agregaron formulas asociacionistas de mayor complejidad: asociaciones propiamente tales, mutuales con obvios fines de previsión social, y cooperativas como organizaciones socio – económicas, todas ellas reconocidas como de Economía Social.

El 21 de diciembre de 1844 se constituye la Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochadle, que si fue la primera en sistematizar y escribir sus pautas de funcionamiento, las mismas que originaron los hoy conocidos principios mundiales del Cooperativos de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), actual cúpula de integración del cooperativismo mundial. Esta experiencia, al igual que el cooperativismo de consumo impulsado por William King, fue calificada por Desroche como una utopía practica.

En paralelo a Rochadle prosperaron en Francia las cooperativas de producción y trabajo conocidos como “familisterios” fundado en Guisa por Juan Bautista Godin. Como se observa, las ideas y prácticas cooperativas se extendían con velocidad, así, Checoslovaquia funda su primera cooperativa en 1845, y el cooperativismo de vivienda y de seguros toma presencia en los países escandinavos junto a experiencias de consumo que dieron lugar, entre otras expresiones, a la Federación Sueca de Cooperativas (K. F. Cooperativa Forbundet).


25-05-18




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