miércoles, 7 de julio de 2010
Ineficacia e ineptitud de Alto Desempeño
Editorial del Equipo Productor
El título de este artículo es una contradicción en sí mismo; sin embargo, no hace más que reflejar las contradicciones propias del proceso que sufre Venezuela desde la llegada al poder del “Comandante del Museo Histórico Militar”.
Y es que, a estas alturas, nadie puede dudar de la ineficacia, ineficiencia e ineptitud que, junto con una corrupción rampante, han caracterizado a este gobierno casi desde sus inicios - con sus muy respetables y escasas excepciones, y han sumido al país en el estado de postración y abandono en el que actualmente se encuentra; sin embargo, la cantidad y magnitud de los fracasos que acumula la ya longeva administración del “Presidente Comandante” son tan grandes y sonoros, que uno termina por preguntarse si: ¿No será que el gobierno actúa así de exprofeso?
Solo para refrescar la memoria colectiva vale la pena mencionar algunos de los casos más sonados:
• INVEPAL (antiguo VENEPAL), que hoy en día no produce papel, sino que se dedica a cortar las bobinas de papel importada;
• Fundos Zamoranos, los cuales escasamente llegan, en el mejor de los casos, a producción de subsistencia;
• 1er Viaducto de la Autopista Caracas – La Guaira, se esperó a que callera para iniciar el proyecto ce construcción de un viaducto alternativo, cosa que los expertos habían propuesto desde el principio;
• Complejo Agroindustrial Azucarero "Ezequiel Zamora", que se diluyó en un enorme y sonoro caso de corrupción;
• Banco Industrial de Venezuela, quebrado por lo menos dos veces por su ineficiencia y corrupción;
• plan nacional de construcción de viviendas, el cual ha registrado el nivel más bajo de construcción de viviendas del período democrático;
• TVES, un canal de televisión mediocre que no llega a reunir ni el 1% de sintonía nacional, creado por el gobierno para ocupar el espacio dejado por RCTV, el cual había alcanzado a dominar la sintonía en radiodifusión abierta;
• centralización de la administración de los puertos, los cuales pasaron de descargar un barco en 36 horas, cuando eran administrados por las Regiones, a durar casi cinco días para descargar ese mismo barco;
• Sistema Eléctrico Nacional, el cual, después de ser completamente nacionalizado, no recibió las inversiones necesarias para su mantenimiento y ampliación de la capacidad;
• Plataforma petrolera Aban Pearl, una plataforma de tercera mano de mantenimiento cuestionable, alquilada a PDVSA a un precio que no se paga ni por las plataformas de última tecnología, y que se hundió frente a costas venezolanas antes de cumplir un año de operación;
• y el más reciente de todos y que constituye la guinda de la torta por su magnitud e impacto económico y social: el caso de los contenedores de PDVAL (caso PudreVAL), el cual no requiere mayores comentarios.
La colección de desatinos es tan grande que el más incauto de los ciudadanos llega a preguntarse: ¿Cómo es posible que no se haya realizado el esfuerzo de aprender de los propios errores, y tratar de corregirlos?
La respuesta es muy sencilla, pero aterradora: El alto gobierno ha permitido que sus funcionarios, ineficientes y corruptos por demás, actúen libremente, sin ningún tipo de control, con el objetivo velado de destruir los medios de producción privados, generar crisis alimentaria, de servicios públicos y económica, a fin de destruir la forma de vida de los venezolanos, y generar una postración anímica y moral en las fuerzas democráticas venezolanas, lo que le permitan a el Presidente entronizarse sin reservas en el poder; y es que en este aspecto es donde el gobierno ha demostrado su mayor capacidad y mejor desempeño, ir tomando poco a poco control de los centros de poder del país. Solo de esta manera se puede entender la cantidad de acciones o inacciones, de este gobierno, que nos han llevado al borde del precipicio como sociedad.
Algunos opinarán que destruir el país no es necesario para que el presidente pueda conservar el poder, pues ya controla de manera ignominiosa a todos los poderes públicos, y que destruir el aparato productivo solo representará, a corto y mediano plazo, un problema para él. Pero lo cierto es, aunque muchos estén escépticos, que las reservas democráticas y morales del país son aún demasiado fuertes para que un tirano se siente tranquilo a contemplar sus logros.
Si bien la sociedad ha caído en una especie de aletargamiento, debemos echar mano de esas reservas democráticas y morales, y plantar cara al régimen. Debemos captar a todos aquellos compatriotas defraudados por el régimen en los últimos años, debemos enrostrar al gobierno sus gravísimos errores, y dirigirnos de manera contundente y decidida a rescatar los espacios y poderes secuestrados.
El 26 de Septiembre es un objetivo principal de esta recuperación de la institucionalidad y la democracia, pero no es el único ni el primero, debemos actuar desde ya, defendiendo nuestros derechos y denunciando los atropellos y la corrupción.
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