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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Habitantes de los barrios ya no se calan discursos y exigen soluciones


Por Radar de Los Barrios

Cierto ex-Ministro del Trabajo contaba que cuando estaba sesionando el Gabinete y -por frecuente falla de protocolo y desorden en la agenda- llegaba en medio de la reunión un visitante extranjero, un periodista internacional o una delegación de ciudadanos de algún rincón del país, el Presidente Chávez sonreía y le decía a sus ministros: “Sigan, sigan, voy a reunirme con esta gente. Eso es rápido: Voy, les aplico ‘el encanto’ y ya vengo…”El “encanto” era como Chávez llamaba, según este ex-Ministro, el efecto que en las personas producía la mezcla de los símbolos del poder (el Palacio, la Guardia de Honor y, por supuesto, la Silla presidencial…) con el estilo, entre confianzudo y guachamarón, de su lenguaje corporal y verbal. La gente en efecto se retiraba entre fascinada y anonadada, y el Presidente se quedaba satisfecho con lo que creía era el efecto de su “magnetismo personal”. Por cierto, lo mismo creyó Carlos Andrés Pérez, hasta que fue demasiado tarde…

CÁNTAROS ROTOS EN ANTIMANO

Eso fue hace más de una década, literalmente en el siglo pasado, y “tanto va el cántaro a la fuente…” hasta que el cántaro se rompe o la fuente se seca. En efecto, el Señor Presidente hoy está molesto. Molesto y preocupado. Como Pérez, pensaba que bastaba sencillamente su “toque”, su presencia, en fin, su “encanto”, para que el malestar y la indignación de la gente se convirtiera de nuevo en esperanza y fe. Y con esa idea se fue para el Barrio La Pedrera, en Antímano, Caracas. Como en otros tiempos, la caravana presidencial avanzaba entre grupos de hombres, mujeres y hasta niños que a su paso gritaban “¡Chávez, Chávez!”. Pero apenas se acercó, el Presidente pudo escuchar completo lo que gritaban aquellos ciudadanos: “¡Chávez, ¿Donde están las viviendas?!... ¡Chávez, refugios no, viviendas si!” Con el aplomo aun intacto, el Presidente intenta, megáfono en mano, hacerse escuchar y -adoptando un tono entre pedagógico y perdonavidas- pide “paciencia”, explica que “se está acelerando la construcción de viviendas porque ahora el problema de la vivienda se lo cogió para él”, pero que mientras están listas tienen que ir al refugio para proteger sus vidas. Los gritos del pueblo entonces cambian: “¡Chávez, tienes que ir para la Ronco! ¡Tienes que ver aquello! ¡Así de horrendos son los sitios donde nos quieren meter! ¡Tienes que ir para la Ronco, Chávez!”. La “Ronco” es una vieja nave industrial hoy transformada en refugio. Eso decide el fin de la gira: Lo que alguna vez fue un "baño de pueblo", ahora era un baño de agua fría, una catarata de reclamos. El Presidente abordó el vehículo militar que tripulaba y, rodeado por más de 20 camionetas blindadas y unas doscientas motocicletas, abandonó el lugar. Luego contaría él mismo como durante buena parte del camino lo estuvo siguiendo un niño que lloraba en su ventanilla y le decía: “¡Tienes que venir para la Ronco, Chávez, tienes que venir!”. Chávez, por supuesto, no fue...

LUCES PERDIDAS EN CIUDAD CARIBIA

“Gallo que no repite no es gallo”, decimos en Venezuela. Y el Presidente se dispuso a un nuevo encuentro con “su” pueblo, pero tomando algunas “previsiones”. Este nuevo encuentro fue en “Ciudad Caribia”, una de las promesas habitacionales todavía en construcción. Enclavada en las montañas entre Caracas y La Guaira y con el acceso severamente restringido por custodia militar, era bastante sencillo “filtrar” a los asistentes, a fin de que no dijeran en TV cosas “políticamente incorrectas”. Pero la realidad es tan abrumadora que pasa por debajo de los anillos de seguridad y por encima de las “chuletas” que inútilmente preparó el “equipo de producción”:Rápidamente llegaron los reclamos, sobre el refugio inadecuado en Gramoven y sobre una escuela que “llueve más adentro que afuera”…Chávez interrumpe, otra vez con el tono entre aleccionador y petulante, hace un largo circunloquio sobre temas ideológicos y termina como veinte minutos después haciendo referencia a un autor que habla sobre “el derecho del pueblo a interpelar a los líderes”, para decirle finalmente a la mujer que hacía el reclamo: “Interpélame, pues, mi amor”. Su “amor”, imperturbable, siguió exigiendo y denunciando: “No es sólo la escuela, Chávez, el liceo también se está cayendo a pedazos”. Como en Antímano con el caso del refugio de la Ronco, en Caribia los damnificados de Gramoven querían plantear su queja dolorida sobre el refugio improvisado en los viejos galpones de la Coca Cola. El Presidente tuvo que admitir ante las cámaras de “su” canal éste reclamo generalizado, y hasta refirió que una mujer “se me tiró en el capó del carro” para gritar “¡Chávez, tienes que venir a la Coca Cola!” Por supuesto, tampoco fue, y la excusa es típica de estos tiempos de tele-gobierno: “Es que tengo que llegar a Ciudad Caribia con luz para hacer el programa…”

CON EL AGUA AL CUELLO EN TUCACAS

Creyendo que estos “chascos” que se ha llevado el Presidente cada vez que ha intentado politizar la emergencia y usar a los damnificados para hacerse propaganda ocurren porque “los caraqueños son alzados”, desde Miraflores programaron una nueva exhibición pública del Presidente con víctimas de las inundaciones esta vez en el interior del país, en un refugio improvisado en un hotel en Tucacas, Estado Falcón. Pero hasta allá lo persiguió la indignación popular, y las cámaras de PSUV-TV se vieron obligadas a registrar como una joven mujer venezolana tuvo el valor de echarle a perder con sus reclamos el “reality show” que, micrófono en mano. “animaba” el Comandante-Locutor-Presidente...

LA POLARIZACION ES UNA CONSIGNA, LA UNIDAD ES UNA NECESIDAD

Esto que la crisis de las lluvias hace hoy visible se viene gestando desde hace tiempo. Para quienes vivimos y luchamos en los barrios de Venezuela la “repolarización” es una consigna, pero la unidad es una necesidad: Una necesidad de sobrevivencia. Ni el malandro, ni el polichoro, ni las ratas que salen del basurero, ni el deslave que baja del cerro, preguntan a los habitantes del barrio “¿Oye, tu eres escuálido o gobiernero?”, antes de agredirnos. Por eso, poco a poco, cada quien con su ideología, cada quien con sus gustos o sus preferencias, nos hemos ido acercando, el vecino con el vecino, el pueblo con el pueblo, para apoyarnos mutuamente, y para reclamar juntos. Los habitantes de los barrios populares, damnificados o no, ya no se calan discursos y exigen soluciones. Y las exigen unidos, para hacerlo con más fuerza. Obviamente, es el gobierno del Presidente Chávez el objetivo principal de este reclamo unitario de los humildes. Ya “el encanto” no funciona, esa fue una de las cosas que se llevó la quebrada cuando creció. Pero que no vaya a creer la oposición que eso significa que “automáticamente” va a “cobrar”. Aquí el descontento social será capitalizado solo por aquellos líderes que, sean del partido o de la tendencia que sea, demuestren con sus hechos, con su testimonio de vida, que trabajan con la gente, por la gente y desde la gente, compartiendo su dolor y su esperanza y construyendo soluciones.

Publicado por:
http://radardelosbarrios.blogspot.com/2010/12/habitantes-de-los-barrios-ya-no-se.html

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