FRANCESCO MANETTO 01 de noviembre de 2018
En el país hay 1.032.000 migrantes. El
éxodo se intensificó tras el deterioro de la crisis económica y la deriva
institucional del régimen
El
éxodo de los millones de venezolanos que cruzan la frontera en busca de
oportunidades es un fenómeno que corresponde, en lo fundamental, a los últimos
dos años. La relación causa-efecto de esta emergencia migratoria no era ningún
misterio, pero los datos difundidos este jueves por Migración Colombia
demuestran que la inmensa mayoría de los que decidieron abandonar el país lo hicieron
tras la deriva institucional del régimen de Nicolás Maduro y el deterioro de
una gestión económica insostenible.
Más de
2,3 millones de personas, según ACNUR y la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM), han huido de Venezuela y casi la mitad (1.032.016) se
establecieron en Colombia. De esta cantidad, más del 90% entraron a partir de
2017. Ese año fueron 184.087 y en los primeros nueve meses de 2018, 769.726, lo
que supone un incremento sustancial con respecto a los 39.311 de 2016 o los
5.954 de 2013, cuando falleció el expresidente Hugo Chávez.
En
marzo del año pasado, el chavismo marcó un punto de no retorno con la anulación
del Parlamento de mayoría opositora y la elección de una Asamblea Nacional
Constituyente que se convirtió en un mero brazo legislativo del Gobierno. Las
fuerzas de la oposición, entonces agrupadas en la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD), mantuvieron el pulso en la calle durante casi tres meses de protestas
que se saldaron con más de 150 muertes. Lo que vino después fueron tres citas
electorales (regionales, locales y presidenciales), enturbiadas por las
sospechas de fraude, que reafirmaron el poder de Maduro y la división de las
voces críticas con el aparato oficialista.
El
análisis del flujo migratorio refleja también que una mayoría de ese millón de
venezolanos radicados en Colombia, que entraron principalmente por alguno de
los siete pasos fronterizos que separan a los dos países, son jóvenes. Casi
380.000 tienen entre 18 y 29 años, unos 156.000 son menores de edad y 230.000
están en la treintena. La escasez y la insoportable tendencia
hiperinflacionista de Venezuela -el Fondo Monetario Internacional (FMI) calculó
en abril una subida de los precios vertiginosa: un 1.800.000% en dos años-
empujó a migrar a aquellos que aún tienen opciones para rehacer su vida.
Más de
un millón eligió Colombia para intentarlo, pero no todos lo han hecho con
documentos. Cerca de 570.000 tienen papeles en regla -visado, cédula de
extranjería o permiso especial de permanencia-, 240.000 están en proceso de
regularización, 137.000 tienen permisos caducados y 80.000 entraron por alguna
trocha o un paso no autorizado. A pesar de ello, las cifras de personas
sancionadas este año por las autoridades a lo largo de su periplo son casi
despreciables. Se trata de 3.760 migrantes que, por distintas razones, tuvieron
que pagar una multa o fueron deportados y expulsados. Estos últimos dos
supuestos no alcanzan el millar de casos.
Además,
otros cientos de miles solo transitaron por ese país para reagruparse con algún
familiar o buscar suerte en cada esquina de la región. Casi 500.000 se fueron a
Ecuador, 15.000 a México y 67.000 a Perú, donde el miércoles entraron 6.708
nuevos migrantes antes de que venciera el plazo para solicitar un permiso temporal
de permanencia. El estatus de esas personas y la gestión de la emergencia, que
tendrá un impacto sin precedentes en la economía local, desbordó a muchos
Gobiernos latinoamericanos, que se vieron obligados a solicitar el apoyo de
Naciones Unidas y los principales organismos multilaterales.
El
alto comisionado de la ONU para el éxodo venezolano, Eduardo Stein, convocará
para finales de noviembre en Quito una cumbre regional para abordar las
políticas de acogida y el consiguiente reparto de los refugiados. Mañana el
Banco Mundial presentará un informe sobre las repercusiones del fenómeno en
Colombia, que, según adelantó el presidente, Iván Duque, ya ha estimado un
gasto de 1.500 millones de dólares, un 0,5% del PIB. Esos números recaerán
sobre todo en zonas que ya pasan por dificultades económicas.
La
ciudad de Cúcuta (noreste) es una de las principales puertas de entrada de esa
diáspora. Desde el pasado agosto, en el hospital universitario de la ciudad se
atienden más partos de venezolanas que de mujeres locales. En ese departamento,
Norte de Santander, residen alrededor de 150.000 migrantes, mientras que en La
Guajira hay 123.000. La mayoría, unos 239.000, se fueron a la capital, Bogotá.
Por otro lado, el departamento del Atlántico acogió 105.000 y Antioquia unos
71.000.
TRES
ESCENARIOS
S.
TORRADO
El
Gobierno de Iván Duque, según anticipó el canciller, Carlos Holmes Trujillo, a
principios de octubre, trabaja con tres escenarios sobre la llegada de
venezolanos. Según la estimación más crítica, llegarían más de cuatro millones
de venezolanos en los próximos tres años. En el más optimista de los casos,
Colombia acogería 1.850.000 migrantes antes de 2022.
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