Carlos Seijas Meneses 19 de octubre de 2019
@DiarioTalCual
El
gobierno, que anteriormente se enorgullecía de ajustar el ingreso de manera
frecuente, ha dejado a un lado los anuncios salariales en los últimos cinco
meses. Entretanto, ha otorgado bonos, de unos montos cada vez más altos, a
través del sistema patria
“La
clase trabajadora sabe que la revolución no descansa para proteger sus
ingresos. La revolución ha decretado no menos de 47 aumentos salariales en
estos 18 años, y seis en el último año”, se vanaglorió Nicolás Maduro ante la
oficialista Asamblea Constituyente el 14 de enero de este año, cuando anunció
el primero de los dos únicos incrementos salariales que el gobernante ha
decretado en 2019 (hasta septiembre).
El
gobierno, que anteriormente se enorgullecía de ajustar el ingreso de manera
frecuente, ha dejado a un lado los anuncios salariales en los últimos cinco
meses; a diferencia del año pasado, cuando tres de los seis aumentos, que aun
así no recuperaron el poder adquisitivo pulverizado por la hiperinflación,
fueron anunciados entre abril y septiembre.
En
abril de 2018 el gobierno elevó el salario mínimo de 392.646 a 1 millón de
bolívares del cono monetario anterior, lo que representó un incremento de 154%.
Solo dos meses después, en junio, Maduro decretó un alza salarial de 200% que
subió el sueldo base a 3 millones de bolívares.
La
noche del 17 de agosto, el gobernante anunció el exorbitante aumento de 5.900%
para “defender” el salario de los venezolanos, una de las 10 promesas de Maduro
para sacar al país de la crisis con su "Programa de recuperación
económica, crecimiento y prosperidad", puesto en marcha el 20 de agosto de
2018 con la entrada en vigencia de la reconversión monetaria. El alza aumentó
el ingreso a 180 millones de bolívares, que sin los cinco ceros que le quitó a
la moneda el ingreso quedó en 1.800 bolívares.
En
cambio, desde abril de 2019, cuando el gobierno subió el sueldo base que estaba
en 18.000 bolívares, los trabajadores públicos y los pensionados, reciben al
mes 40.000 bolívares, monto que actualmente ronda los dos dólares y que no
alcanza para comprar un kilo de carne o un cartón de huevos, que en el mercado
se consiguen en 68.000 y 82.000 bolívares, respectivamente.
Entretanto,
el gobierno ha otorgado bonos, de unos montos cada vez más altos, a través del
sistema patria. Entre abril y septiembre, Maduro entregó al menos doce bonos,
incluyendo uno especial depositado a inicios de septiembre por un monto de
250.000 bolívares, poco más de seis veces el salario mínimo.
A
partir de julio con el bono especial de independencia, los bonos equiparon e
inclusive superaron los 40.000 bolívares del sueldo base vigente desde hace
solo tres meses atrás.
Control social
Economistas afirman que el gobierno no aumenta el
salario por el “ajuste” fiscal que está llevando a cabo al reducir en términos
reales el gasto para intentar cerrar un poco la brecha fiscal y que ceda la
inflación.
Según el diputado y economista Ángel Alvarado, miembro
de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), pareciera que el
gobierno “está privilegiando resolver el tema inflacionario y por eso evita
hacer aumentos salariales”. Señala que los bonos, aunque también impactan en el
gasto público, tienen una menor incidencia inflacionaria.
Por otro lado, los bonos son más efectivos
políticamente porque discriminan, pues al final los reciben solamente los
chavistas, mientras que un aumento salarial beneficiaría a buena parte de la
población. Aquí beneficia el bienestar de sus partidarios”, expresa el
parlamentario
Añade que las personas que no son afectas al
oficialismo pero que sí están registradas en el sistema patria, igualmente “son
susceptibles al control político”.
Luis Vicente León, economista y presidente de la
consultora Datanálisis, coincide con Alvarado al afirmar que los bonos, que les
llega al 60% de la población, sirven como mecanismo de ayuda pero también de
control social, igual que las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y
Producción (CLAP), programa de subsidio que se ha vuelto imprescindible en los hogares más vulnerables.
“El gobierno decide a quién darle el bono y a quién
no. En el plano político los bonos son mucho más útiles que un incremento general
de sueldos y salarios, que además se diluyen rápidamente y han perdido
capacidad de ‘contentar’ a los trabajadores y a las masas”, explica León. “El
bono en cambio sí se ajusta, los hace estar pendientes de recibirlos, se ven
más claramente que el salario como una dádiva del gobierno e impide más
fácilmente que los receptores protesten o participen en movimientos sociales
que los pongan en riesgo. Es un mecanismo con el que el gobierno juega más
fácilmente y más eficientemente”.
En julio, Maduro aseguró que a través del carnet de la
patria el gobierno ha otorgado más de 70 millones de bonos.
“El 56% de los bonos permanentes que recibe nuestro
pueblo como parte del apoyo y el financiamiento para la familia en medio de la
guerra económica se pagan a través del carnet de la patria y del Banco de
Venezuela”, dijo el gobernante el 3 de julio en la sede principal de esa
entidad, donde ordenó a Tareck el Aissami, vicepresidente del Área Económica,
implementar los mecanismos para que “el pueblo pueda utilizar el carnet de la
patria como herramienta de pago de bienes y servicios”.
Al limite
Cerca de ocho millones de venezolanos dependen
directamente del sector público, entre empleados, pensionados y personas que
reciben algún tipo de bono; pero los montos que reciben son extremadamente
bajos en comparación con lo que deberían tener para comprar, afirma el
economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica.
El experto también sostiene que el gobierno recortó
gastos para controlar la inflación, que sin embargo en julio recuperó su
tendencia alcista al subir de 24,8% a 33,8% y en agosto duplicó la tasa del mes
anterior (65%), según cálculos de la Asamblea Nacional. Aun así, no son “tasas
monstruosas” cercanas e incluso superiores a 200% como las que se registraron
el año pasado.
Es impresionante la caída del gasto público en
Venezuela. En toda la historia del chavismo nunca antes recortaron con tal
magnitud el gasto público, el cual hoy es simplemente sueldos, pago de bonos y
pensiones”, dice Oliveros. “El gasto de inversión prácticamente desapareció,
eso explica en parte el colapso del país, de la infraestructura. Y por supuesto
al reducir gasto, han reducido el endeudamiento con el Banco Central de
Venezuela (BCV)”
No obstante, señala que esa estrategia pública para
controlar la inflación ya está llegando a sus límites. “Semanalmente nos
movíamos entre inflaciones de 20% y 30%, ahora en torno a 10%. Pero le cuesta
mucho al gobierno reducir la inflación por debajo de 10%. Prácticamente es el
máximo esfuerzo que pueden hacer porque claro, tú no puedes tener gasto cero.
Hay sueldos, pensiones y bonos que pagar”, agrega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico