Aranza Cordero Herrera 19 de octubre de 2019
La emigración venezolana empezó en 1983 luego del
colapso de los precios del petróleo en el episodio conocido como el viernes negro,
principalmente de profesionales, se ha acelerado bruscamente durante la
“Revolución Bolivariana”, a pesar de que la emigración existía en Venezuela. Se
hizo más prominente en el marco temporal de la presidencia de
Chávez. Cuando él manifestaba de redistribuir la riqueza a los pobres,
preocupaba a venezolanos de clase alta y clase media.
Tras el intento de golpe
de estado de abril de 2002 y años de tensión política, se produjo
un aumento en la emigración, esta fuga de trabajadores calificados iba a tener
un impacto significativo en el futuro de Venezuela, muchos que tenían familia o
vínculos con otros países emigraron, y muchas familias que habían inmigrado a
Venezuela, comenzaron a partir debido a la inestabilidad económica y política.
Académicos, líderes políticos y empresariales, han
declarado que la emigración venezolana aumentó significativamente durante los
últimos años de la presidencia de Chávez y especialmente durante la presidencia
de Nicolás Maduro. Este segundo episodio, consistió en su mayoría de
venezolanos de clase media y baja que sufrieron la crisis
económica que enfrenta el país.
Se afirma que la diáspora en Venezuela ha sido causada
por el deterioro tanto de la economía como del tejido social, el crimen
desenfrenado y la falta de esperanza para un cambio político en el futuro
cercano.
Hemos huido debido a las altas tasas de criminalidad
del país, siendo de las más altas del mundo; el aumento de la inflación y una
serie de devaluaciones monetarias que han afectado a la economía.
Los bajos salarios de los trabajadores durante los
últimos cinco años, así como la persecución política ha hecho que muchos
venezolanos salgamos de nuestra tierra, aunado a otros problemas como la falta
de empleos por el cierre de empresas debido a los controles de precios, las
expropiaciones y otras políticas gubernamentales que han causado una
grave crisis
económica y una escasez de
productos esenciales.
La inmigración venezolana en Chile, país donde me
encuentro actualmente, registra un importante incremento del flujo de
venezolanos. En el 2019 residen aproximadamente 400.000. Es un flujo
migratorio de larga data, remontándose a los inicios de la República de Chile,
siendo los intelectuales Andrés Bello y Simón Rodríguez,
los más célebres, el primero radicándose en Chile de forma permanente,
dirigiendo la fundada Universidad de Chile y
obteniendo la nacionalidad chilena; mientras el segundo, vivió en Chile entre
los años 1834 y 1840.
La migración venezolana ha aumentado de forma
explosiva motivado por la crisis
económica que enfrenta Venezuela por estos años. Atraídos por la
estabilidad económica de Chile, el bajo desempleo, el idioma y la facilidad
para obtener el estatus legal, ha motivado a muchos venezolanos a migrar a
Chile. Lo cual evidencia la alta calificación profesional de la diáspora. Actualmente,
hay cerca del 30% de venezolanos en Santiago.
Desde la asunción al poder del segundo
gobierno de Sebastián Piñera, a partir del 16 de abril de 2018 comenzó
a regir el requisito de visado previo
para los ciudadanos venezolanos que querían permanecer en el territorio chileno
sin fines turísticos.
Para ello, se creó una visa especial llamada
"Responsabilidad Democrática". Y fue así como empezó mi historia, el
26 de octubre 2018 cuando me llegó un correo electrónico donde manifestaban que
mi solicitud de visa era aprobada y debía ir a Caracas a la cita, llevar mi
pasaporte para que la estampara allí. Y que tenía 3 meses para entrar a Chile;
desde el momento del estampado, muchos sentimiento encontrado y lo primero que
pensé fue: “No me quiero ir, pero si no viajo, pierdo la visa”. Y las
interrogantes inundaron mis pensamientos: “¿y si en Venezuela todo se pone peor
y cuando quiera viajar no pueda entrar?
Me llegó el momento de vivir lo que ya estaba
acostumbrada a vivir en mi día a día con mis familiares, amigos y clientes en
el ámbito profesional, como ya saben, aparte de ser Diputada de la Asamblea
Nacional –de esos 252 diputados (entre principales y suplentes), que desde ese
6 de diciembre del 2015 hicimos historia en la democracia Venezolana– soy
abogada con 6 años de experiencia profesional, con una gama de cliente entre
comerciantes y emprendedores.
Pero los últimos tres años, se me sumaron profesionales
que habían ejercido su carrera por años y recién graduados como también
personas que ya la situación de Venezuela los estaba ahogando y no podían más,
y querían irse de nuestra tierra, me seguí dedicando al libre ejercicio
profesional, sumado a la legalización y apostilla de documentos universitarios,
de locales comerciales, poderes generales y especiales donde muchos padres
venezolanos dejaban a sus hijos con papeles firmados en busca de buena calidad
de vida. Era mi manera de “ayudar” al venezolano…
Diputado
Aranza
Cordero Herrera
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