Jordan F. 19 de febrero de 2024
- Hace 10 años, el líder opositor fue
detenido por convocar a La Salida, una jornada de protestas ciudadanas por
la que pasó seis años recluido en prisión. Ahora en entrevista para El
Diario, asegura que las condiciones que lo impulsaron a la desobediencia
civil siguen allí, pero que el país ahora se encuentra en un nuevo ciclo
político bajo el liderazgo de María Corina Machado
La imagen de Leopoldo López alzando una bandera tricolor entre una multitud de manifestantes fue durante muchos años un símbolo para la oposición venezolana. En una mano llevaba un ramillete de flores blancas, y en su rostro aparece gesticulando un último grito antes de ingresar a una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Fue el 18 de febrero de 2014 cuando el líder del partido Voluntad Popular se entregó a las autoridades en respuesta a una orden de captura en su contra, pasando a convertirse en uno de los presos políticos más reconocidos del gobierno de Nicolás Maduro.
Ese
año marcó un punto de inflexión en la historia contemporánea de Venezuela.
Inició el 23 de enero, cuando López, acompañado por María Corina Machado,
convocó a una jornada de protestas contra Maduro que se conoció como La Salida.
Sin embargo, hechos como el asesinato de Bassil da Costa y Robert Redman el 12
de febrero o el arresto de López, entre otros, derivaron en una ola de
represión y persecución política que el país no había visto en años. El resultado fueron 43 muertes registradas,
más de 486 heridos y 1.854 detenidos en el contexto de aquellas protestas.
Sería
el primero de varios episodios de violencia que protagonizó el gobierno
chavista en los años siguientes. Ahora, desde su exilio en España, López ve
cómo tras una década de diferentes estrategias por parte de la dirigencia
opositora, el país parece seguir estancado en el mismo punto en que 2014. En
entrevista para El Diario, asegura que al evaluar la situación
actual, es evidente que ninguna de las rutas planteadas ha sido eficaz. Pero
también cree que este no es aún el resultado final de la lucha.
“Hemos
salido a protestar y todavía sigue la dictadura. Hemos salido a votar y hemos
ganado, hemos negociado durante muchos años y hemos tenido la presión
internacional, pero sigue la dictadura. Entonces hay que entender que todos
estos son caminos hacia un objetivo común, y el foco tiene que estar en cuál
sea ese objetivo que las circunstancias van dictando”, declara.
La Salida
López
fue condenado a 13 años de prisión y enviado a la cárcel militar de Ramo Verde,
en Los Teques (estado Miranda). Durante el tiempo de su encierro, vio el
desarrollo de otros estallidos sociales como los de 2017 y 2019. En este
último, logró escapar de su arresto domiciliario y encabezar
junto a Juan Guaidó un intento fallido de alzamiento cívico-militar. También
presenció cómo el hilo democrático y constitucional de Venezuela se fue erosionando lentamente, algo que ya había advertido
desde los primeros días de Nicolás Maduro en el poder.
En
octubre de 2013, el exalcalde de Chacao escribió un artículo de opinión que
tituló La Salida. En él, alentaba a la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) a articularse con la sociedad civil para lograr una victoria
en las elecciones municipales de ese diciembre, pero también a preparar el
terreno para buscar acelerar una transición política en el país.
“No
tenemos otra opción que asumir clara y abiertamente salir de este gobierno con
el alzamiento de la conciencia y el pueblo en la calle. La Constitución ofrece
varios vehículos: constituyente, enmienda, revocatorio o renuncia, pero todos
ellos requieren de lo más importante: la determinación firme del pueblo, de
salir de este desastre ya”, señaló en su artículo en ese momento.
Opiniones
divididas
La
Salida fue polémica desde sus inicios, incluso dentro del propio seno opositor.
López recuerda que su primer llamado, el 23 de enero de 2014, se realizó en la
Quinta El Bejucal, sede
del movimiento Vente Venezuela, dirigido por María Corina Machado. Relata
que luego de eso se reunió con los principales partidos para organizar una
marcha el 2 de febrero. Sin embargo, al llegar la fecha, asegura que solo contó
con el apoyo de Machado y partidos como Bandera Roja y Alianza Bravo Pueblo (ABP).
Aunque
la MUD luego participó activamente durante la ola de protestas de 2014, en su
momento partidos como Acción Democrática o Primero Justicia no avalaron la
convocatoria. Dirigentes como Henrique Capriles, quien había sido candidato
presidencial en 2012 y 2013, con el tiempo consideraron un error el haber
forzado un quiebre del gobierno a costa de la vida de civiles. “A La Salida hay
que incluirla en los grandes fracasos nacionales; como el paro (nacional de
2002)”, llegó a declarar Capriles en diciembre de 2015.
López
sostiene que su propuesta siempre tuvo un carácter pacífico. Agrega que la
desobediencia civil es un derecho establecido en el artículo 350 de la
Constitución y que su objetivo no era derrocar al gobierno con violencia. Su
plan, expone, era utilizar la opinión pública para evidenciar las fallas del
sistema y movilizar a la gente para presionar a las autoridades. Y así,
promover un cambio político a través de los mecanismos que contempla la
ley.
“Yo no
estoy de acuerdo con la violencia ni el uso de armas. Si vemos los hechos, nos
demuestran que quien ha sido el protagonista de la violencia, la represión, y
de la muerte ha sido la dictadura. Entonces, cuando escucho a algunos voceros
decir que no están de acuerdo con la violencia, deberían de más bien decir que
no están de acuerdo con la dictadura”, señala.
—Actualmente
existe un sector de la oposición que cuestiona fuertemente La Salida y
considera que fue un error. Entonces, viendo ya con el paso del tiempo, ¿siente
que valió la pena toda esta jornada de protesta y los sacrificios que se
hicieron?
—Estoy
profundamente convencido de que todo lo que hemos hecho ha valido la pena. Ha
valido la pena las protestas, ha valido la pena la victoria en la Asamblea
Nacional, el construir puentes para que hayan defecciones y la presión
internacional. Ha valido la pena el esfuerzo de presionar con sanciones a los
corruptos y a los violadores de derechos humanos. Todo esto han sido etapas, y
yo cuando escucho muchas de esas voces, creo que no están cuestionando el
hecho, sino más bien están construyendo su propia comodidad para no ser
incómodos a la dictadura.
Creo
que en estos momentos se está poniendo en evidencia que toda esa tesis que se
impuso con mucha fuerza después de que se desmontó al gobierno interino, y que
hablaba de la necesidad de levantar las sanciones, de negociar, fracasó, pues
hemos visto que Maduro es Maduro. Es el mismo tipo antes de La Salida, durante
La Salida, en la represión del 2017 y en toda su corrupción. Hoy estamos
dándonos cuenta que a pesar de todas las concesiones que se le dieron, sigue
siendo Maduro.
—Dijo
que en estos 10 años la oposición intentó de todo, pero pareciera que Nicolás
Maduro se ha mostrado imparable, mientras que ha sido la oposición la que se ha
desgastado. ¿Cree que todo esto solo ha incrementado el sentimiento de que
nunca se va a salir de este gobierno?
—Por
supuesto que hay frustración y desesperanza, la gente siente que no hemos
logrado el objetivo. Lo que nos hemos planteado es una realidad. Ahora, es una
realidad porque la dictadura ha tomado la decisión de mantenerse en el poder a
todo costo, metiendo gente presa. Es decir, se ha mantenido en el poder porque
precisamente se ha afianzado en sus prácticas dictatoriales. No es que tenga
una estrategia hábil o democrática, y muchísimo menos porque tenga el apoyo
popular. Hoy Maduro no es que es rechazado por los venezolanos, es odiado y no
gana una elección que tenga mínimas condiciones ni de broma. Pero cuenta con la
manipulación de la comunicación, con la censura, el poder de la fuerza y la
justicia manipulada.
También
hay que resaltar que tiene un apoyo internacional mucho más decidido y
pragmático que el apoyo con el que contamos las fuerzas democráticas. Maduro
cuenta con el dinero de China, con los militares de Rusia, con la teoría y la
práctica de control social de Cuba. Entonces, para que entendamos dónde
estamos, tenemos que entender bien el problema. Y me parece que muchas veces
hay gente que simplemente prefiere no destacar, no describir ni asumir con los
pies sobre la tierra el problema que estamos enfrentando y plantean unos
escenarios en donde buscan más bien lavarle la cara a la dictadura.
—¿Cómo
frenar entonces a un gobierno que, aparte de todo lo que menciona, ha
incumplido sus compromisos en todos los procesos de negociación y actualmente
parece haberse fortalecido?
—Yo no
creo que esté más fortalecido. A ver, Maduro lo que tiene son las prácticas de
la fuerza, la justicia injusta, de las redes de corrupción y narcotráfico.
Nosotros tenemos que estar muy claros de que la fuerza democrática del país lo
que cuenta es con la gente, y la gente se manifiesta de dos maneras:
protestando y votando.
Nosotros
tenemos que apelar a la gente siempre de una manera muy honesta. Hay que
entender que hay ciclos en donde hay como un cambio de piel del liderazgo
político. Yo creo que eso es sano, eso hoy es lo que nos permite tener un
liderazgo como el de María Corina Machado, que ha sido legitimado, que ha sido
construido de abajo hacia arriba a través de unas primarias y que hoy representa
una cara de esperanza y de movilización. Pero así como hoy le toca a María
Corina, en el pasado le tocó a Manuel Rosales, le tocó a Capriles, me tocó a
mí, le tocó a Guaidó y a distintas personas. Por eso estoy decididamente
apoyando a María Corina, porque comparto la tesis y reconozco que en este
momento es a quien le toca.
Nuevo
ciclo
—En
los últimos días han detenido a diferentes militantes de Vente Venezuela y
vandalizado sus sedes. ¿Qué consejo le da a este movimiento ante un
recrudecimiento de la represión?
—Creo
que lo más importante es mantenerse cohesionado en la misión, y que cada
persona que se sume entienda que el camino del liderazgo en la Venezuela de hoy
es uno en donde se tienen que asumir riesgos. Por supuesto, soy solidario con
todo el equipo de Vente Venezuela, pues nosotros pasamos por eso durante muchos
años. Voluntad Popular ha tenido más de 500 detenidos, de los cuales muchos
fueron torturados, algunos fueron asesinados y otros tuvimos que salir al
exilio.
Nosotros
hemos vivido la cárcel, la persecución, los allanamientos, la destrucción y
quema de nuestra sede, el asesinato moral y las campañas difamatorias. Hemos
vivido eso durante los últimos 10 años y lo que más agradezco y reconozco
humildemente es que Voluntad Popular sigue en pie de lucha. Hay miles y miles
de mujeres, hombres y jóvenes en toda Venezuela que siguen comprometidos con
este objetivo que es salir de la dictadura, porque yo creo que la tesis de La
Salida sigue estando vigente.
—¿Cree
que podría repetirse La Salida si no se logra la habilitación en María Corina
Machado y una salida electoral para este año?
—Como
dije anteriormente, nosotros con lo que contamos es con la gente y la gente se
manifiesta de dos maneras. Por supuesto que la salida electoral es por lo que
hemos luchado. En mi caso, hasta llegué a hacer una huelga de hambre de 28 días
cuando estaba en Ramo Verde con el objetivo de que se convocaran las elecciones
de la Asamblea Nacional en el año 2015. Por supuesto que ese es el camino
preferido y que esperamos recorrer. Ese es el camino que puede garantizar una
transición estable a la democracia.
Pero
también existe la otra manera en la que se manifiesta el pueblo democrático,
que es la protesta. Yo creo que eso está a flor de piel en Venezuela. Hay un
mar de fondo que está allí, que en cualquier momento se vuelve a manifestar por
distintas razones. Mantengo mucho contacto en Venezuela, y hay una molestia que
está allí, como una espera paciente de los venezolanos para querer salir y
cobrar a través del voto. Espero que esa sea la válvula de escape que tenga esa
frustración colectiva que tienen millones de venezolanos.
—Puede
existir el descontento popular, pero quizás lo que ya no existe es el ánimo de
protestar como se hizo en el 2014, en 2017 y en 2019.
—Yo he
estado desde el año 1999 en esta lucha. Desde que llegó Chávez he estado en
todos los ciclos y puedo relatar muchos episodios en donde ha habido una
profunda frustración. Después del referéndum del 2004 hubo un año de profunda
desmovilización. Luego el 2013, después de que Maduro se robó las elecciones, y
2018, antes del gobierno interino, hubo una frustración muy parecida a lo que
se vivió el año pasado antes de las primarias.
Yo
creo que estamos en un escenario distinto. Tenemos que tener muy claro que la
gente siempre ha respondido, y el pueblo venezolano siempre ha sorprendido.
Habían partidos que le estaban jugando para atrás a las primarias. Le decían a
la gente, a periodistas, a observadores internacionales y analistas dentro y
fuera del país que las primarias iban a ser un fracaso. Incluso algunos en la
Plataforma Unitaria iban con ese cuento a Jorge Rodríguez y le decían ‘no,
tranquilo, eso va a ser un desastre. La gente no va a salir’. Y fíjate lo que
pasó. Yo creo que estos son ciclos, y hay que estar siempre buscando construir
el nuevo ciclo.
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