Julio Castillo Sagarzazu 23 de febrero de 2024
@juliocasagar
¿Podrá
algún experto actuarial o algún matemático, explicar la extraña coincidencia de
acuerdo con la cual, la gran mayoría de quienes piden a María Corina Machado
que adopte un Plan B con su candidatura, nunca apoyaron su Plan A? Es decir,
quienes nunca le apoyaron, son los que quieren ahora que abandone.
Cada
quien puede hacer de su capa un sayo y tener una opción distinta a la de su
candidatura, pero “un poquito de por favor”, quedaría mejor decir que no es la
candidata de su preferencia y no pasa nada.
Esa opinión es respetable y no es óbice para que quien la ostente sea tildado de chavista o de colaboracionista. Lo que no es respetable es que la empaqueten de responsable y “realista”, cuando su plan A, es que ella no sea candidata.
La
tarea que tienen por delante las fuerzas democráticas venezolanas es
descomunal. Hay que enfrentarla con unidad, efectivamente. Unidad para recabar
la mayor capacidad de negociación posible. De negociación ¡Si!, porque, como lo
afirmara Carlos Blanco es un reciente artículo, no podemos llegar a un
escenario de aniquilación entre los venezolanos.
Esa
negociación será compleja, difícil, ardua, porque habrá que alinear intereses
(unos legítimos y otros no tanto) en todos los términos de la ecuación, dentro
y fuera del país; al interior de la oposición y al interior del gobierno, de
manera que la unidad de acción de factores disímiles y de diferentes miradas y
sensibilidades, será indispensable.
Ahora
bien, una de las condiciones para que los frentes unitarios logren sus
propósitos es que exista un liderazgo reconocido. Ello es indispensable, para
que la fuerza detrás de todos esos factores disimiles, sean eficaz y sea
eficiente.
En
Venezuela, el problema de la legitimación de ese liderazgo opositor ha sido
resuelto con la realización de unas primarias. Un evento, ciertamente
convocado, no por la unanimidad, pero por un importante sector de la oposición
venezolana. El mas activo, el de mayor presencia nacional, pero efectivamente,
no el único.
Ahora
bien, este elemento de la convocatoria terminó siendo secundario cuando el
evento en cuestión se terminó realizando. Lo importante de las primarias,
efectivamente, no fue quienes la convocaron, sino los resultados que produjeron
y la inmensa demostración de los ciudadanos venezolanos, participando
masivamente y en las condiciones casi heroicas en que lo hicieron. Ese es el
elemento clave de la legitimación del liderazgo que las primarias produjeron.
No
obstante, no fue la legitimación solamente, lo que las primarias dejaron, como
consecuencia. Quizás, lo mas importante es el mandato que expresaron
representado en una candidatura. Un mandato que contiene también la obligación
de luchar por el derecho a elegir de los venezolanos. No se trata del derecho
de MCM a ser candidata, se trata del derecho de los venezolanos a decidir quién
en su candidato.
Es un
derecho humano esencial. Un derecho que no podemos abdicarlo en el gobierno. No
podemos hacer un casting de candidatos y desfilarlos en una pasarela para que
el gobierno nos diga cual es el mas potable. No podemos hacer como Marx (el
bueno, Groucho) que decía: “Estos son mis principios y si no le gustan, me lo
dice, tengo otros”
La
lucha por este derecho es clave en el destino de Venezuela. Construir fuerza
ciudadana alrededor de Machado es aumentar las posibilidades de una negociación
satisfactoria que nos lleve a una transición democrática. La obligación de
María Corina es seguir recorriendo el país fortaleciendo el Gran Acuerdo
Nacional; potenciar la construcción de una fuerza para defender la integridad
del proceso y que ese fenómeno de unidad, por la base, que esta ocurriendo en
todos los estados del país, se convierta en una gran fuerza nacional.
Ese
debería ser el plan de todos. El A, el B y hasta el Z.
Julio
Castillo Sagarzazu
@juliocasagar
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