Benigno Alarcón Deza 19 de febrero de 2024
@benalarcon
Sin
acuerdos y con sanciones el gobierno destruye la legitimidad de sus elecciones,
tal como hizo en 2018, lo que puede implicar repetir el escenario de ese año,
Trump incluido, pero ahora con la experiencia y el aprendizaje de los errores
que obligarán a ambas partes a ajustar sus estrategias en un intento por
cambiar los resultados
El entorno político-electoral tiende a complicarse dadas las decisiones asumidas por el gobierno de cara a las elecciones presidenciales de 2024. El incumplimiento del Acuerdo de Barbados al mantener las inhabilitaciones políticas a Henrique Capriles y a María Corina Machado, elegida en un proceso de elecciones primarias como la candidata unitaria a los comicios presidenciales de este año, generó una inesperada y pronta respuesta de Washington que revocó la Licencia General 43 a Minerven para transacciones con el oro a partir de este mes de febrero y la posibilidad de revertir, a partir de abril, la Licencia General 44, que desde noviembre pasado brinda alivio al sector de petróleo y gas de Venezuela, si no hay un cambio de actitud.
A raíz
de la decisión del Tribunal Supremo de Justicia, del pasado viernes 26 de
enero, de mantener las inhabilitaciones sin cumplir con los debidos procesos
acordados y establecidos en la Constitución nacional, y ante la rápida
respuesta de Estados Unidos a este hecho, el gobierno amenaza con un adelanto
de elecciones.
Después
de haberle dado largas al asunto de las inhabilitaciones, ahora el régimen
busca echar tierra a las acusaciones por incumplimiento huyendo hacia adelante,
como suele hacer, para tratar de centrar la discusión en la siguiente etapa, definir
el cronograma y la fecha de la elección presidencial. El presidente de la
AN, Jorge Rodríguez, convocó a estos efectos a una reunión con algunos factores
de oposición (la cooptada y controlada por el gobierno) para el lunes 5 de
febrero, aunque está por verse si oficialmente convocarían a la Plataforma
Unitaria y su candidata María Corina Machado; hasta ahora no ha sucedido.
Originalmente
se estimaba que la elección presidencial se realizaría en octubre, tratando de
adelantarse a la elección en los Estados Unidos que se celebra la primera
semana de noviembre, aunque a efectos de la negociación el compromiso era su
realización en el segundo semestre del año, existiendo un margen entre julio y
diciembre que el gobierno interpretará y pretenderá imponer a su conveniencia,
como hizo con la promesa de abrir un proceso para reconsiderar las
inhabilitaciones, lo que no implicaba habilitar, para reclamar, tras mantener
las inhabilitaciones de Machado y Capriles, avanzar a la siguiente etapa porque
ya el gobierno habría cumplido con sus compromisos en relación a las
inhabilitaciones. En este sentido, hay quienes consideran que la elección
podría ser significativamente adelantada, para abril o mayo, lo que básicamente
se haría para obligar a la oposición a renunciar a la vía electoral y generará
abstención y fragmentación del voto, entre quienes aun así votarían por alguno
de los candidatos tolerado por el gobierno, para mostrar una elección
pluripartidista y “competitiva”. Otros consideramos que lo más probable, en
caso de que el gobierno aborte la negociación, es que los comicios tengan lugar
a partir de julio para “mantener el acuerdo”, según su “mejor interpretación”.
En
cualquier caso, un adelanto significativo de la fecha que ubique la elección
antes de septiembre implicaría un proceso que reduciría de manera importante
los niveles de integridad electoral, dejaría por fuera la observación
internacional, y replicaría los cuestionamientos y consecuencias de la elección
presidencial de mayo de 2018.
El
impacto económico
El
portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, anunció
que su país no renovará la licencia que permite a las empresas extranjeras
participar en la actividad petrolera en Venezuela, si no hay rectificación por
parte del gobierno sobre las inhabilitaciones en el marco de los acuerdos de
Barbados. Miller asomó que aún hay tiempo de rectificar y dio plazo hasta
abril.
Uno de
los efectos de este anuncio es que para quienes estaban negociando, la visión
se vuelve menos optimista y predecible y, aunque siguen interesados en invertir
en el país y mantener los contratos, el cronograma de inversión se ralentizará
hasta que haya mayor claridad sobre el escenario político.
El
cambio de expectativas sobre el régimen de sanciones tiene un impacto
importante en lo económico, sin lugar a duda. Algunas firmas de análisis
económico han trabajado algunos escenarios: el más optimista es que se
mantengan las licencias hasta diciembre, lo que generará un crecimiento
económico de 10%; el intermedio, que pudiera ser el más probable, con licencias
hasta abril, pero manteniendo la licencia Chevron y permisos a las europeas
porque esto no está bajo el amparo de la licencia general. En este caso, las
empresas podrían mantener su expansión porque están a cero riesgos, invierten
parte de lo que reciben para producir más y liquidar más rápidamente la deuda.
El efecto sobre la producción petrolera para este año no sería tan
significativo, pero sí en precio porque aumenta el descuento en el mercado por
barril. Esto haría que el gobierno perdiera unos 5 mil a 6 mil millones de
dólares que son unos ocho (8) puntos del PIB y eso incide en el crecimiento,
que se ubicaría en 4%, al igual que en el consumo. Y para ser un año electoral,
si se aspira a que sea una contienda competitiva, esos números son precarios.
Esto abona a la hipótesis de una elección presidencial temprana porque su
capacidad de gasto sería menor.
El
escenario más drástico es si revocan las licencias a Chevron y a las europeas,
con lo que podría haber una caída de producción de 100 mil barriles diarios, la
reducción de ingresos sería de 8.500 millones de dólares. Esta caída de la
economía sería muy importante, incluso mayor que la de 2023.
Pero
este ambiente de confusión y confrontación está provocando mucha preocupación
en el empresariado nacional, echando por tierra la expectativa positiva que se
había generado en torno al posible relajamiento de las sanciones y las
posibilidades de que esto se tradujera en negocios. En medio de este ambiente
político enrarecido, hay rumores de que el gobierno estaría presionando a
Fedecámaras y a diferentes sectores para que hagan un pronunciamiento público
rechazando la reimposición de las sanciones asomada por los Estados Unidos.
Obviamente,
el impacto económico de estas sanciones se reflejará también en las promesas de
Maduro, hechas el pasado 15 de enero durante su presentación de la Memoria y
Cuenta en la Asamblea Nacional, de aumentar varias veces el ingreso de los
trabajadores, vía bonos, en el transcurso de este año. En el escenario
optimista, estaba previsto incluso un aumento de salario mínimo. Las
bonificaciones para los empleados públicos que hoy son de unos 100 dólares
pasarían a unos 140 dólares y eso auspiciaría el consumo. Esa posibilidad
disminuye si caen los ingresos petroleros.
En
conclusión…
La
decisión del TSJ de ratificar la inhabilitación de María Corina Machado, aunque
era de esperarse, movió el tablero político nacional e internacional y
reacomodó las proyecciones económicas.
Además
de poner en jaque el Acuerdo de Barbados, el gobierno demuestra que no tiene
inclinación alguna a una elección competitiva y que prefiere finalmente
continuar poniendo a prueba la paciencia de los norteamericanos y de la
comunidad internacional, e incluso arriesgarse al aislamiento internacional que
perder el poder.
El
rechazo externo a la decisión de Maduro ha sido ampliamente expuesto,
especialmente por parte del gobierno de los Estados Unidos, que suspendió la
licencia a las negociaciones de oro, y advirtió que, si en abril no hay
rectificación, ocurrirá lo mismo con el petróleo y el gas.
La
reactivación de las sanciones derivada de la decisión oficial de impedir la
participación de Machado genera también un cambio en las proyecciones de
ingresos para el gobierno, pues sus recursos para el gasto electoral estarán
más restringidos.
Por
otra parte, las posibilidades de un crecimiento del 10% de la economía
disminuyen al 4%, con un menor consumo, con mayor inflación y devaluación, lo
que ha modificado las expectativas que tenían planteadas las empresas privadas
para este año.
Aunque
se ha abierto un debate en el seno opositor sobre la estrategia ante la
inhabilitación a Machado, la Plataforma Unitaria se mantiene cerrada en torno a
su liderazgo, pero tiene el reto de tomar prontas decisiones estratégicas ante
el escenario que está impulsando el gobierno para adelantar las elecciones.
Benigno
Alarcón Deza
@benalarcon
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