Humberto García Larralde 11 de noviembre de 2024
Chávez
entendió, desde el comienzo de su presidencia, lo central que era controlar a
PdVSA para sus apetencias de poder. Disponer de enormes rentas provenientes de
la exportación de crudo resultó clave para el éxito de su proyecto político.
Como renta se entiende un ingreso extraordinario que obtiene el propietario de
un recurso, muy por encima de la ganancia “normal” que obtendría de explotarlo
en condiciones de abierta competencia. No obedece a esfuerzos productivos
excepcionales sino a las particulares circunstancias del mercado, que le
permiten aprovecharse de precios monopólicos de venta. No representa, por ende,
una retribución a ningún factor de la producción.
Venezuela, como miembro de la OPEP, ha vendido su petróleo casi siempre a precios muy superiores a sus costos de producción, obteniendo sustanciales rentas. Obviamente, mientras más altos fuesen los precios de venta con el mismo volumen de producción, mayor la renta. En los trece años que estuvo Chávez en el poder, pudo captar unos USD 525 mil millones en rentas internacionales por la venta de crudo, neto de sus costos de producción, incluida lo que puede considerarse una ganancia “normal”. Además del gasto público financiado por los impuestos a PdVSA, pudo usufructuarlas desviando, para sus fines políticos, el flujo de caja de la empresa. Entre 2001 y 2012 se sustrajeron, según cifras de la propia PdVSA, USD 45 mil millones para financiar directamente las numerosas misiones creadas bajo su gobierno; otros USD 67 para fondos, planes y otros aportes sociales; y USD 60 mil millones para fondear a Fondespa y a FONDEN. En total, el gobierno de Chávez distrajo USD 284,3 mil millones de los proventos de PdVSA, adicional a lo cobrado por ISLR, Regalías y otros impuestos menores.
La
discrecionalidad con la que dispuso de estos cuantiosos recursos, dada la
anuencia de una Asamblea Nacional mayormente partidaria y la escasa
transparencia y rendición de cuentas de la gestión de estos recursos, le
permitió a Chávez capitalizar personalmente los réditos políticos que depararon
estas transferencias. El consumo privado (real) por habitante se incrementó en
55,3% durante sus 14 años del gobierno. Lamentablemente, no guardó
correspondencia con la evolución de la productividad laboral a lo largo del
período, que apenas se incrementó en un 2,9%. Si se le resta la renta petrolera
al PIB, la variación en la productividad no rentística prácticamente se
estancó, variando apenas en un 0,6%. La popularidad de Chávez se basó en
reemplazar la “siembra” del petróleo en otras actividades productivas, por su
consumo presente. Y el aumento de éste fue abastecido, en buena parte, por las
importaciones. Éstas se triplicaron con relación a los catorce años anteriores
a la gestión chavista.
Dos
consecuencias, de enorme importancia, se desprenden de tan “exitosa” política.
1) Privó a PdVSA de los recursos con los cuales mantener y/o ampliar
adecuadamente su capacidad productiva, con lo que la producción se deterioró,
progresivamente, desde los 3,07 millones de b/d en 2013 hasta los 500 mil y
tantos b/d que alcanzó en 2020. 2) La diversidad de conductos por los cuales se
transfirieron estos dineros, y la escasa transparencia y rendición de cuentas
con que se efectuó, alimentaron una prolífica madeja de corruptelas y
complicidades en el usufructo irregular de la renta petrolera, que alimentó las
lealtades y compromisos con el poder. Fue el desangre de “Pudreval” y otros
escándalos ampliamente denunciados por distintos medios. Pero fungió de
argamasa efectiva del régimen chavista y nutrió sus bases de apoyo mientras
estuvieron por las nubes los precios internacionales del crudo. Dominando esta
trama estaba Rafael Ramírez. Sus numerosos contactos, comisionados, familiares
y allegados estratégicamente ubicados le confirieron un enorme poder: fue
apodado el zar del petróleo.
Maduro
heredó esta estructura de alianzas y quiso seguir aprovechándose de ella para
garantizar la sostenibilidad de su gobierno, consciente de que no gozaba de la
ascendencia de su mentor y que tampoco proyectaba el carisma con el cual aquel
logró cautivar tantas voluntades. Pero para capitalizar, personalmente, los
réditos que deparaba el gasto discrecional financiado por el petróleo, debía
desplazar a quien controlaba los resortes y los contactos de tal dispendio.
Además, había que abrirle mayor espacio a la cúpula militar. Al no provenir de
la FAN, ponía especial atención en contentarlas. Logró sacar a Rafael Ramírez
y, al poco tiempo, luego de las gestiones de Eulogio del Pino y de Nelson
Martínez, pudo colocar al general Manuel Quevedo, de la Guardia Nacional, como
presidente de PdVSA, en compañía de otros oficiales en la directiva. Cabe
recordar que Del Pino y Martínez fueron apresados por supuestas corruptelas,
muriendo este último en la cárcel.
Pero
los planes de Maduro se tropezaron con el desplome de los precios petroleros a
finales de 2014. Aun así, logró aprovechar unos USD 74,3 mil millones
adicionales sustraídos del flujo de caja de PdVSA hasta 2016, último año en que
se publicaron cifras al respecto, sin contar los ingresos fiscales por ISLR y
regalías. Si bien siguieron atendiéndose algunos programas sociales,
rivalizaban, ante los precios reducidos, con las apetencias de numerosos
enchufados. Para eso estaban las oportunidades del diferencial cambiario, que
permitían gigantescas fortunas a quienes accedieran a los dólares de CADIVI
para luego revenderlos a los precios del mercado petrolero, maná solo posible
porque PdVSA estaba obligada a vender sus divisas a un precio absurdamente
rezagado (bajo). Mientras, continuaba el desagüe de su caja hacia usos no
corporativos y arreciaba el impacto de la inflación en sus costos.
Cabe
señalar que entre 2014 y 2018, año anterior a la imposición de sanciones a la
venta de petróleo venezolano por parte de EE.UU., nuestro país fue el que
sufrió la caída más profunda de su actividad económica de todos los que
integran la OPEP. Mientras el PIB sumado de sus miembros se redujo en un 10%
durante ese lapso, el de Venezuela cayó en más del 50%. Si bien los precios
reducidos del crudo afectaron (negativamente) a todos –solo Arabia Saudita y
los Emiratos Árabes Unidos crecieron–, su impacto sobre la economía venezolana
fue mucho mayor. Indicativo de que sus proventos se dedicaban, cada vez más, a
atender otros fines, como parecen comprobar los numerosos reportes sobre
corruptelas publicadas por Armando Info, Insight Crime y otros portales del
periodismo de investigación.
En
este contexto, la gestión militar de PdVSA fracasó. Queda la duda de si su
pasantía tuvo que ver con la proliferación do empresas de todo tipo para
contratar con el Estado, dirigidas, también, por militares. En 2019 EE.UU.
sanciona la venta de internacional petróleo venezolano. Maduro nombra a su mano
derecha, Tarek El Aissami, para asumir el negocio, siendo que sus conexiones
con Hezbolá e Irán, habrían de ayudar a evadir los controles. Tan habilidoso
fue él y su equipo en esconderles a los gringos sus transacciones que también
les permitió birlar a la nación de unos USD 20 mil millones. Pero Tarek y cía,
caen, no por corruptos, sino porque había logrado acumular enormes sumas,
recursos con los cuales disputarle entre las mafias el poder a Maduro, que ya
mostraba, visiblemente, sus costuras.
El
último eslabón de esta cadena ha sido la detención del coronel, Pedro
Tellechea, quien, por sus dotes profesionales, lo habían puesto al frente de
PdVSA para enderezar el desastre dejado por El Aissami. Se especula que estaba
vinculado con los hermanos Rodríguez. Las denuncias de que contrató a una
empresa controlada por la CIA para el Sistema de Control Automatizado de la
empresa podrían estar tapando manejos de quienes estarían cuestionando el
liderazgo de Maduro. Ante la derrota contundente que le proporcionó el pueblo
venezolano a el 28-J, el control de los ingresos petroleros, con todo y lo disminuidos,
son ahora más cruciales que nunca para la sobrevivencia de más de un enchufado.
Y aquí
es donde la cúpula fascista se ha colocado a sí misma en la cuerda floja. Su
golpe de Estado contra la voluntad popular, arrogándose una victoria en la que
nadie cree, invita a que se le reimpongan sanciones y/o que se reduzcan los
aportes de Chevron y otras. Porque PdVSA está destruida. No alcanza para
satisfacer las apetencias de todos. ¿Qué estará tramando Diosdado a todas
estas?
Humberto
García Larralde
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico