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jueves, 25 de junio de 2015

¡Los milagros existen!, crónicas de un buhonero, el asalto, por Iván Fernández


Por Iván Fernández, 21/06/2015

A finales del mes de Mayo, aproximadamente a las 8 Pm, mientras me encontraba en compañía de Rafael Gallegos en un conocido restaurant chino de La Trinidad, sufrimos un atraco colectivo cuyos detalles han sido desde ese momento una terrible pesadilla. Sin embargo, es importante destacar que según informaciones, fueron mas de diez los asaltantes aunque yo, sólo vi al primero que entró antes de reaccionar como lo hice, y que a pesar de sonar por lo menos un disparo, no funcionó el famoso “patrullaje inteligente” ni tampoco brilló mucho la solidaridad, excepto la de Rafael Gallegos a quien le debo la vida. Lo cierto es que resulté herido de un disparo, a quemarropa, a menos de un metro de distancia, a la cabeza.

Mientras me dejaba caer porque nunca perdí la conciencia, tuve durante segundos que parecieron minutos y estos horas, la oportunidad para rezar un Padre Nuestro y varios Ave María, de despedirme de mi esposa Thais, de mis hijos Mariana, Iván y Luis, de mis nietos Alex, Nachito y Miranda y de mis hermanos. También le supliqué a mis padres Dumbo y Trina, a Charora, a la vieja Chicha, a Chucho, a William a Momo y a todos mis muertos que me llevaran para no convertirme en un cuadripléjico o una carga para mi familia.

Al mismo tiempo, lamenté no conocer a Miranda ni al próximo nietecito que nace en Octubre. Aunque algunos no lo crean, todo ello sucedió en escasos segundos. A todas estas, me sorprendía de la oportunidad que me daba Dios de despedirme así, a pesar de tener lo que estaba convencido, era un tiro en el ojo.

Durante largos minutos, mientras estaba en el piso, ensangrentado y haciéndome el muerto, como en cámara lenta escuchaba los insistentes llamados de Rafael Gallegos, para que no me desmayara, para que no me durmiera, para que no me fuera.. Mientras tanto, los delincuentes con toda parsimonia, con toda impunidad, iban de mesa en mesa, despojando a la gente de dinero y objetos de valor. Uno de ellos, posiblemente el mismo que me dio el tiro, me despojó de mi koala y de mi reloj mientras decía “este está listo”.

Algunos se preguntarán ¿qué hacía yo en ese sitio a esa hora (8 Pm). ¿Es que acaso ignoraba yo que estamos presos en nuestro país y en nuestras casas? Las respuestas son varias pero baste decir que no acostumbro salir, que no voy a fiestas y que mi situación no me permite acudir a restaurantes y que sólo una cadena de circunstancias me llevaron a ese sitio para coincidir con esos asesinos, hijos sin duda del odio de clases, de la robolución y del resentimiento social que les ha convertido en bestias.

Una vez que los hijos de bernal y chávez se fueron, me paré por mis propios medios y me dejé llevar por Rafael a la clínica más cercana que enseguida se llenó de familiares y amigos. Mientras caminaba hacia emergencias reflexionaba mientras rezaba. No podía tener un tiro en la cara porque entonces habría perdido la conciencia y hasta la vida. El diagnóstico de los médicos confirmó el milagro, la bala rozó, posiblemente por un movimiento reflejo de mi cabeza, pegó entre los lentes y se desvió quien sabe hasta adonde. A pesar del milagro, me cortó la cornea y me causó pérdida parcial del iris y en consecuencia de la visión del ojo derecho.

Mientras esto escribo, la emoción me embarga porque solo un milagro puede explicar lo sucedido y por ello, a pesar de mi tristeza, me siento bendecido. Creo que Dios me tiene reservada alguna tarea especial que con mucha fe y devoción me apresurare en cumplir. Lamento haber expuesto la vida de mis semejantes y aclaro especialmente a cierto amigo con quien me unen inquebrantables lazos de afecto que aunque fui imprudente, no fui valiente fue mi adrenalina porque siempre pensé que iban por mí.

Mientras tanto, estoy de reposo, fuera de circulación, discapacitado pero nunca quebrado. Se necesitarían muchas balas para quebrarme y ahora que Dios me lo demostró, no creo que unos cobardes mequetrefes, unos que nos gobiernan y otros que nos atracan y secuestran puedan quebrarme. Acá les espero y tan pronto pueda, volveré a mi lucha. Podremos derrotar a maduro y sus ladrones pero tendremos que pensar ¿qué hacer con la porquería que nos dejan en las calles?

No quiero finalizar esta crónica sin antes agradecer a Dios, a Rafael Gallegos, a mi esposa siempre abnegada, a mis hijos siempre pendientes, a mis nietos que alegran mis días y especialmente a mi Gente del Petróleo que desde los más remotos lugares me han llamado, han orado por mi salud y me han reconfortado en hora triste y menguada. Vayan para todos mis amigos, familiares y vecinos mi agradecimiento eterno.

Quiero igualmente antes que ellos me lo prohíban mencionar el gesto de Víctor Guédez que tan pronto pudo, reemplazó los relojitos de Rafael y mío que los asesinos nos robaron. Otra persona a quien debo mencionar es a Don Pablo Mosco cuyo gesto indescriptible me arrancó lágrimas del corazón. Igual para el Padre Molina, de mi parroquia que supo entenderme y reconfortarme en fecha reciente. Todos ellos me demuestran que aún queda Venezuela para rato.

En mis oraciones pido para que mis conciudadanos abran los ojos y se atrevan a votar masivamente, sin miedo y con convicción para dar a estos terroristas ladrones, corruptos y malparidos la más grande derrota que permita el renacimiento de Venezuela, la libertad de los presos políticos, la cárcel para los corruptos y el regreso de nuestros exiliados que buena falta nos harán.

¿Qué pasará con mi visión? Bueno la parte física reacciona muy bien pero posiblemente se requiera un trasplante de córnea y si en un país no hay papel sanitario ¿será posible conseguir una córnea?

A todos muchas gracias. ¡Los milagros existen! ¡Yo soy uno de ellos!

Si Dios conmigo ¡Quién contra mí!

Iván Fernández.
El Buhonero de la Resistencia.
Chicho2512@hotmail.com

http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2015/06/ivan-fernandez-los-milagros-existen.html

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