Edgard Gutiérrez 09 de octubre de 2015
En
este momento lo que vemos es un panorama más amplio, estructural, que nos
muestra algunos de los síntomas más claros y patentes del malestar generalizado
de toda una sociedad, si nos guiamos por el más reciente sondeo del Instituto
Venezolano de Análisis de Datos, del profesor Félix Seijas, fechado el 16 de
agosto.
Eso
que antes parecía el acelerado deterioro de un régimen político hoy va más
allá: en Venezuela se produjo un quiebre. ¿Y qué significa eso? Pues que hubo
una ruptura de la sociedad (o de una buena parte de ella) con un orden político
establecido.
La
inmensa mayoría ya rompió con una forma de ejercer el poder. Hay que decirle
adiós a la famosa polarización del 50-50: en Venezuela al parecer ya cuajó un
cambio radical en las opiniones que, tarde o temprano, tendrá consecuencias
políticas. ¿Y cómo se manifiesta este quiebre? Veámoslo en cinco de sus
manifestaciones:
1.
Ya no hay dos mitades: el chavismo disminuye su tamaño cada vez más. Durante
mucho tiempo, un discurso timorato no asumía algo que venía gestándose como una
realidad: los factores que adversan al gobierno son una mayoría social y
política desde comienzos del 2014. Lo único que ha sucedido es que aumentó
considerablemente su dimensión. Es por eso que lo que hoy podemos denominar el
“bloque opositor” constituye el 68,5% del electorado, relegando a un 23% a
aquellos que todavía defienden al chavismo. Dicho de otro modo: sigue
ejerciendo el poder, pero es franca minoría.
2.
La gente siente que nos dirigimos a un precipicio (incluso el chavismo). Esta
afirmación es resultado de un consenso sumamente amplio: por donde vamos nos
llevan a un barranco. El 87% de la población considera que la dirección del
país es equivocada. Y no podría ser de otro modo ante tal nivel de crisis
social y económica, generada por un modelo que pretende controlar nuestro modo
de vida. Y esta cifra no sería viable si una parte importante del chavismo no
opinara de la misma forma. Es decir: de los venezolanos que aún se consideran
“fieles al proceso”, el 55% también cree que el rumbo que lleva la Nación es
equivocado.
3.
La confianza fue pulverizada. Nadie puede confiar en el conductor de un autobús
que se dirige hacia un barranco. En este momento, al ser interrogados sobre si
considera que Nicolás Maduro pueda resolver los problemas que actualmente
confronta el país, el 65% de los venezolanos afirma que no tiene ninguna
confianza (la peor categoría de las posibles respuestas). Y en política, cuando
se pierde la confianza, ya no hay nada que hacer.
4.
La inmensa mayoría afirma que no estamos en democracia. Algunos encuestadores
deberían tomar nota sobre esa convención de que en el escenario político de
Venezuela todo es transaccional y que hablar de libertad y democracia “no gana
votos”. Ese análisis economicista en ocasiones peca por unidimensional y en
algunos casos sólo responde a una agenda política. Los números demuestran que
la gente en Venezuela aprecia la democracia y le gusta que sus gobernantes se
muestren democráticos. A la par del desmadre económico que sufrimos, “El
Quiebre” también se nutre de una amplia fuente política: la violación de
derechos humanos, la existencia de presos políticos, el ahogo a la libre
expresión y la represión. Después de los sucesos a comienzos de 2014, un 55%
consideraba que este gobierno no era democrático. Para el estudio de agosto la
cifra ya alcanza el 68% pedagógico. Casi siete de cada diez venezolanos piensan
que esto no es una democracia.
5.
Hay un dramático cambio en las preferencias electorales. Cuatro síntomas como
los presentados anteriormente deben traducirse en consecuencias lógicas: un
amplio rechazo y un severo castigo en la intención de voto. Cuando se le
pregunta a los venezolanos sobre su intención de voto para las próximas
elecciones parlamentarias, apenas un 19% se pronuncia a favor de los candidatos
del chavismo, mientras que por los candidatos de la oposición lo hace un 58%.
Sí, leyó bien: la diferencia es de 39 puntos porcentuales. ¿Puede haber una
mayor evidencia sociopolítica de que sí ha ocurrido un quiebre?
En
Venezuela hay un proceso electoral a la vuelta de la esquina donde este quiebre
se podría manifestar de manera clara. Y si esas elecciones no llegaran a darse,
tendremos otra razón para que esa fractura se profundice y las consecuencias
políticas se materialicen.
¿Quién
organiza y conduce todo este malestar?
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