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miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Hay alguien a cargo aquí? Una conversación con Moisés Naim


Por Nicholas Smith


En su libro El fin del poder usted hace una afirmación muy audaz. En un tiempo en el que la gente siente que el poder económico y político se encuentra más concentrado y atrincherado que nunca, usted argumenta que de hecho, el poder se ha vuelto cada vez más transitorio y constreñido. ¿Por qué considera que este es el caso?


Pasé siete años investigando para este libro. Mi conclusión está basada en la mejor información estadística y estudios disponibles, en innumerables conversaciones con líderes de múltiples esferas alrededor del mundo.

La evidencia demuestra que indiscutiblemente en la actualidad, individuos e instituciones en posiciones de poder, encuentran rivales que retan sus capacidades de acción y que en muchos casos niegan el ejercicio de opciones que antes se daban por sentado.

Individuos e instituciones consolidados también se están convirtiendo en sujetos del poder –en algunos casos por primera vez– a medida que emergen actores alternativos que pueden ignorarlos, hacerlos retroceder o incluso rebelarse contra ellos.

Esto está pasando en los ámbitos de la política nacional, internacional, negocios, medios de comunicación, tecnología, cultura y deportes. Inclusive en la religión y en lo militar. Sucede en Asia, Europa, Latinoamérica, África, y en Estados Unidos. Básicamente en cualquier lugar donde el poder sea una valiosa moneda corriente.

Hoy el poder se ha vuelto más fácil de adquirir, más difícil de usar y más fácil de perder. Veo esta situación sin precedentes históricos como el resultado de la proliferación de nuevos actores o micro-poderes que están retando y confrontando efectivamente al poder tradicional, y a los que me refiero como mega-jugadores.

¿Esto significa que cada centro de poder tradicional dejará de existir?  

No creo que los mega-jugadores vayan a desaparecer, al menos no todos. Por ejemplo, estoy convencido de que los estados nación permanecerán alrededor por un largo tiempo. No debemos olvidar que aún hay grandes concentraciones de poder en el mundo: el gobierno de Estados Unidos, el Partido Comunista de China, el Vaticano, las grandes empresas de gas y petróleo, Goldman Sachs, Google, por dar unos cuantos ejemplos. Todos estos siguen ejerciendo enorme influencia. Mi argumento reside en que los mega-jugadores serán constreñidos y cada vez más de forma significativa. Los micro-poderes serán capaces de negarles opciones y forzarlos a desempeñarse en formas diferentes. De hecho, en ocasiones, van a bloquear a los mega-jugadores por completo.

¿Por qué sucede esto ahora? ¿Cuáles son los detonantes de esta situación?

Identifico tres fuerzas de cambio detrás del fin del poder. La revolución del “Más”, la revolución de la movilidad y la revolución de la mentalidad. Cada una de estas categorías incluyen múltiples variables, pero en general, su efecto es hacer más vulnerables y frágiles los escudos que han protegido tradicionalmente a los poderosos.

La revolución del “Más” esencialmente captura el hecho de que ahora vivimos en un mundo de profusión y abundancia. Las cosas que hacen una diferencia son más copiosas de lo que lo han sido jamás. En la actualidad hay más partidos políticos, más ONGs, más compañías, más tecnologías, más gente. En términos del promedio de edad de la población, este es el planeta más joven que ha existido. Es el más urbanizado, el más educado, el mejor alimentado y el más conectado.

Además la revolución de la movilidad nos remite a que ahora todo se mueve más: gente, información, ideas, iglesias, criminales, filántropos, universidades, artistas, culturas, deportes. Todas estas cosas no están confinadas a una sola locación, al contrario, cruzan fronteras a una velocidad sin precedentes.

Finalmente, la revolución de la mentalidad encapsula el mayor cambio que la humanidad ha tenido en términos de aspiraciones, valores, esperanzas y frustraciones. Ahora vemos las cosas diferentes y esperamos mucho más del mundo, de aquellos que nos rodean y quizás de nosotros mismos.

Naturalmente, es más sencillo practicar el poder sobre poblaciones aisladas, estáticas y poco ambiciosas. Pero la revolución del “Más” abruma  las barreras que protegen a los poderosos; la revolución de la movilidad ayuda a los retadores del poder a esquivar estas barreras; y la revolución de la mentalidad permite socavar las barreras. Cuando estas tres fuerzas se combinan, las agitas y liberas, los pequeños jugadores –con frecuencia–  tienen la ventaja. Tener el poder ya no es lo que solía ser.

En otras palabras, usted está aplicando el concepto económico de las barreras de entrada a la distribución del poder.

Veo la disciplina académica de la organización industrial como una herramienta muy útil para pensar el asunto del poder. Los constructos que nos ayudan a entender el comportamiento y prospectos de una compañía en la industria, también pueden descubrir nuevos aspectos del fenómeno político y social, que es exactamente lo que el libro pretende lograr.

Predecir el fin de cualquier cosa parece ser una empresa de alto riesgo. ¿Qué pasa si las revoluciones del “Más” -movilidad y mentalidad- son históricamente anómalas? Son ciertamente inusuales en el contexto de la historia humana como un todo. Estas fuerzas pueden ser el resultado de un contexto de desarrollo histórico muy específico, y podría no ser tan poderoso en unos 50 años.

Es una pregunta muy válida. Y estoy de acuerdo con que hay muchos textos sobre “el fin de algo”. Pero mi respuesta es simplemente señalar los factores que se ocultan detrás de estas tres revoluciones. Crecimiento poblacional, tecnología, desarrollo, y una clase media ilustrada. El efecto de este desarrollo es indiscutible. Siempre habrá una decaída en el flujo, y las tendencias se podrán ralentizar, así como acelerarse. No obstante, la dirección general está clara y en muchos casos, considero que es irreversible. Por esta razón, el “más”, movilidad y mentalidad son fuerzas de una perspectiva de largo término.

¿Esto significa que la estabilidad es una cosa del pasado? o ¿la constante aparición y desaparición de micro-poderes llevarán a una parálisis?

Si las tendencias que describo en el libro son llevadas a extremos, entonces ambos escenarios son posibles. En realidad no veo un problema con que los micro-poderes desestabilicen el sector privado, porque eso debe desencadenar en más competencia. Pienso que hay más preocupación con la política nacional e internacional. Ya hay mucho embotellamiento en nuestro sistema político, y agregar a más actores que puedan vetar o bloquear la toma de decisiones, solo reduce las posibilidades de materializar una visión, especialmente en una escala global. En este caso, la parálisis puede ser una causa de inestabilidad, ya que un gobierno eficaz se hace más difícil de lograr. 

Habiendo dicho eso, pienso que aprenderemos a manejar estas situaciones de forma razonable y efectiva. El surgimiento de micro-poderes traerá consigo una oleada de innovaciones políticas constructivas, y la forma en que tomamos decisiones, nos organizamos, participamos en la sociedad y elegimos a nuestros líderes cambiará, y lo hará de forma profunda y sorprendente.

Este cambio será irregular y en ocasiones desordenado, vendrá de lugares imprevistos y tomará formas inesperadas. El activismo social y la tecnología desempeñarán un papel mucho más significativo en el gobierno. En conjunto, la alteración se producirá rápidamente y tendrá grandes consecuencias transformadoras.

Por supuesto, las cosas ocurrirán a distintas velocidades alrededor del mundo. De hecho, la innovación quizá no llegue siquiera a darse en algunos lugares, y tal y como el siglo XX fue un siglo de creación de Estados, el XXI podría ser un siglo de fracasos de Estados. Pero en general, la innovación política es inevitable, y tengo la esperanza de que puede tener un impacto positivo tanto en nuestros gobiernos como en nuestras sociedades.

¿Ese optimismo es justificable? ¿Cuáles son los riesgos políticos y sociales asociados al fin del poder?

En el libro identifico una serie de desafíos concretos –desorden, desprofesionalización y pérdida de conocimiento, banalización de movimientos sociales, impaciencia, períodos de atención más cortos y alienación. Cada uno de estos elementos debe ser tomado con mucha seriedad. Si algo nos enseña la historia es que mientras las revoluciones traen nueva gente y nuevas ideas al frente, también pueden ser un enorme desperdicio. Siempre algo valioso se pierde, sin importar cuánto se trate de preservar, y la experiencia colectiva y la memoria cultural generalmente se convierten en especies en peligro de extinción durante grandes dislocaciones en el poder. Por definición, el ethos revolucionario es hostil hacia las formas establecidas de hacer las cosas, incluso si existen prácticas que resultan útiles y que vale la pena mantener.

Entonces, ¿cómo se puede evitar que la situación se vuelva destructiva?

Creo que la clave es revertir la tendencia de la anti política. Mencioné la alienación como un riesgo importante del fin del poder, y siempre es preocupante cuando  la gente comienza a sentir profunda repugnancia hacia todo lo político. El hecho de que esta perspectiva particular tenga una larga historia no la hace menos tóxica.

Deberíamos hacer todo lo posible para traer a los partidos políticos de vuelta al centro de nuestras conversaciones, tanto a nivel nacional como en la mesa familiar. Los partidos deberían ser un centro de activismo y el hogar natural de idealistas que quieren cambiar el mundo positivamente. Desde el fin de la Guerra Fría, el campo político se ha dejado mayoritariamente en manos de oportunistas y arribistas, mientras que los activistas han gravitado en torno a las organizaciones no gubernamentales. Esa tendencia debe ser revertida. Algunos partidos son corruptos, burocráticos y elitistas, y podemos valernos sin ellos. Pero otros pueden modernizarse, energizarse y redefinirse para el siglo XXI y podemos tomar algunos de los atributos positivos que han hecho a las organizaciones no gubernamentales tan atractivas para muchos.

¿Pero los partidos políticos siguen siendo relevantes en un paisaje lleno de múltiples micro-poderes?

Sí, y por una razón muy simple: liderazgo. Está claro que muchas alteraciones recientes han sido impulsadas por iniciativas sin líderes. ¿Quién fue el líder de la Primavera Árabe, por ejemplo? Pero esa no es la única manera de efectuar cambios y creo que los líderes seguirán siendo indispensables. En ese sentido, los partidos políticos continuarán siendo relevantes, porque son el lugar donde los líderes se forman, se educan y adquieren la capacidad de guiar a otros.

El mundo es sin duda un lugar cada vez más complejo. La mayoría de los micro-poderes, por otro lado, parece enfocarse en un conjunto de intereses relativamente reducido. Esto significa que el micro-poder quizá tenga algunas dificultades para manejar la complejidad, o incluso, para aceptar su existencia. 
¿Cómo se puede resolver esta tensión?

Ser monotemático es atractivo por al menos dos razones: ayuda a enfocar y energizar, y elimina los sacrificios y dilemas espinosos que confrontan los demás. Es la aproximación preferida de muchas organizaciones no gubernamentales, algunas de las cuales han sido muy exitosas en destacar sus preocupaciones específicas. Pero dada la proliferación de los micro-poderes y sus agendas asociadas, yo diría que la capacidad de equilibrar prioridades y sopesar alternativas se convertirá en un activo mucho más importante a largo plazo. Y cualquiera con ambiciones serias de ejercer un gobierno responsable necesitará tener opiniones y políticas, sobre todo, desde educación y la economía, hasta agricultura y energía nuclear, pasando por la guerra, la paz y todo tipo de temas.

La cuestión de las capacidades parece ser clave. En particular, ¿cuáles son las habilidades que las empresas, de cualquier tamaño, necesitan dominar para prosperar en este nuevo entorno?

El activo más importante, que generalmente es pasado por alto, es la visión periférica. Concuerdo totalmente con el argumento de que en el mundo híper competitivo de hoy hay que ser obsesivo para ser exitoso. No hay duda de que las compañías necesitan un foco firme y preciso en su misión corporativa, y deben centrarse en la esencia de su negocio de una forma altamente disciplinada, rigurosa y comprometida.

Pero el gran problema de esta aproximación es que los nuevos competidores y micro-poderes posiblemente provengan de lugares altamente improbables y usen estrategias completamente diferentes. Ser tomado por sorpresa podría ser el tema decisivo del mundo corporativo en los próximos años. De manera que hay que ser obsesivo y concentrado, pero al mismo tiempo tener cuidado con la especialización excesiva, porque puede impedir ver de dónde provienen las verdaderas amenazas.

A lo largo del libro, usted señala que en la contemporaneidad se ha producido una fijación con la idea de que Internet es la única explicación relevante sobre los cambios en el poder, especialmente en los negocios y la política. Este es el territorio favorito del analista Evgeny Morozov, por supuesto. ¿Cómo ha sido exagerado o malinterpretado el rol de Internet?

Sería torpe negar lo que ha significado internet en el desarrollo de estos cambios. Yo capturo este hecho en mi concepto de la revolución de la movilidad. Sin embargo, me gustaría llegar a un entendimiento más matizado. Algunos analistas olvidan que Internet no es más que una herramienta que requiere de un usuario;  son las preferencias y aspiraciones de ese usuario las que impulsan el cambio. Es interesante pensar que mientras se busca explicar los eventos de laPrimavera Árabe a través de las redes sociales, recientes estudios han mostrado que muchos de los tuits de la época, eran realizados por personas que no pertenecen al mundo árabe, y estaban tratando de participar en el diálogo desde afuera, en vez de los propios manifestantes.

Internet es un factor crucial en la creación del cambio, pero debemos tener cuidado de no asumir que es el único. En términos globales, puede que no sea, ni siquiera, la tecnología más transformadora de los últimos 25 años, dado que las tarjetas telefónicas han conectado a miles de millones de personas en países en vías de desarrollo que carecen de acceso a la electricidad, conexiones de banda ancha y computadoras. En ambos de los casos, necesitamos mirar más allá de la tecnología al servicio de los usuarios, si queremos entender por qué suceden las cosas en la forma como lo hacen.
En mi visión personal, “El Fin del Poder” es en efecto un libro bastante optimista, a pesar de su dramático título y la seriedad de los temas que trata. 

¿Es esta una respuesta razonable?

Absolutamente. Pienso que el libro sí es muy optimista. En él se argumenta que vivimos en un mundo en el cual vivir con dictadores y monopolios produce cada vez más incomodidad. Un mundo en el que adolescentes en el garaje de sus casas pueden desarrollar compañías de tecnología y a continuación competir contra gigantes corporativos y la gente en la calle es capaz de derribar tiranos. Algunas veces olvidamos nuestro sentido de la perspectiva. Si tomamos cualquier indicador capaz de rastrear la condición de la vida humana en la actualidad, ya sea, expectativa de vida, niveles de alfabetismo, o la posición de la mujer, veremos que se han disparado desde el comienzo de la década de 1990.

Estoy muy consciente de los problemas que aún no han sido abordados, los retos que no han sido superados y la vasta, inimaginable cantidad de tragedias que presenciamos cada vez que avanzamos un paso como especie. El cambio positivo está distribuido de forma inequitativa, y solo tenemos que ver la situación que enfrenta la gente en Siria o Irak para tener una idea de cuánto hay por hacer. Pero en promedio, estamos en un mundo mejor del que era antes. Las tendencias e impulsos de los que hablo en el libro, están moviendo a la sociedad, economía y gobiernos en la dirección correcta. Creo que solventar las dificultades que permanecen no debería ir más allá de nuestras capacidades. En efecto, el fin del poder podría ser el inicio de algo muy positivo.

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Publicado en Ericsson Business Review, Issue 3, 2015
Traducción de Diego Marcano Arciniegas y Flaviana Sandoval

13-10-15





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