Por Andrea Tosta
Aunque la Real Academia
Española no la contempla en su diccionario, la palabra “boliburgués” —acuñada
por el periodista e investigador Juan Carlos Zapata— es más que reconocida e
interpretada por los venezolanos que han vivido en carne propia el surgimiento
político y económico del chavismo.
Zapata explica que el patrón
comienza a ser evidente desde que la subida de los precios del petróleo le
guiñó el ojo a todo corrupto potencial, sumada a la reestructuración de la
deuda externa en 2003 y 2004. Según el investigador, desplazar el plan del
fallecido expresidente Hugo Chávez
de desplazar a la burguesía “tradicional” se
facilitó con la promoción de la importación y el desplazamiento de la
producción nacional como plan político. “Quienes tenían Cadivi llevaban
ventaja. Ya llevamos 12 años de descontrol”, añade. La ventaja les valió ser
reconocidos a leguas dentro y fuera del país, no precisamente por meritocracia.
“Tiene mucho capital ocioso
que se manifiesta en voluptuosidad”, afirma Zapata del término y
continúa: “la riqueza que se muestra es exuberante, voluptuosa, exagerada
por una sencilla razón: los ricos de antes eran ricos a petróleo de 13 dólares
por barril, los de la era chavista lo fueron con el precio del petróleo a 100
dólares”. El estilo de vida multimillonario semeja a la misma realeza, aunque
sin títulos nobiliarios que la justifiquen. Sus excesos quedan, en los casos
menos herméticos, registrados en sus redes sociales y circulando en la web,
como los del gerente general del Mejorador de Petróleos de Venezuela (PDVSA)
Petropiar, Francisco Velásquez. Viajes a Aruba, Italia, Bélgica, Las Bahamas…
todos registrados en su usuario de Instagram @franciscovelasquezpdvsa,
cuenta que eliminó a pocas semanas de crearla.
07-03-16
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