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domingo, 19 de enero de 2020

El punto muerto por @polis360



Por Piero Trepiccione


Los recientes acontecimientos políticos en Venezuela nos muestran la caída en una especie de punto muerto donde no es posible alcanzar ningún acuerdo entre las partes. La desconfianza y el descrédito para retomar una negociación de altura que conduzca a una solución electoral hacen que todo luzca trancado y sin posibilidades de nada. Mientras tanto, la crisis económica avanza a pasos agigantados llevándose por delante la cotidianidad de la gente y los indicadores sociales.

La interrogante que surge en el marco de una situación como ésta es ¿qué puede ocurrir en el país que destranque el juego y permita airear la esperanza colectiva? La popularidad del gobierno de Maduro está en sus mínimos históricos, inclusive, por vez primera, dentro del chavismo, dos figuras aparecen mucho mejor valoradas que él. Si, en un movimiento político que se caracterizó por el hiperliderazgo concentrado primero en Hugo Chávez y luego en Nicolás Maduro, justo ahora surgen dos figuras: Rafael Lacava y Héctor Rodríguez que dentro de las fuerzas del Polo Patriótico están por encima en valoración con respecto al primer mandatario. Este aspecto no puede pasar desapercibido justo en un momento de tranca como el actual.

El hecho que un poco más del 40 por ciento del chavismo cuestione la forma de conducir el país de Maduro y que surjan dos figuras en paralelo con mejor valoración, habla de un reacomodo de fuerzas que puede terminar en cambios políticos.

El éxito de Maduro hasta ahora había sido mantener amalgamadas en torno a su figura a las bases chavistas. Aunque en relación al país y a la opinión pública venezolana, este movimiento político cada vez es más pequeño; su espíritu de unidad y de organización le han permitido a Maduro un importante margen de maniobra. Con este fenómeno nuevo, la posibilidad de salir del “punto muerto” se pudiera concretar más temprano que tarde. El otro aspecto que ha permitido la resistencia de Maduro es sin duda el apoyo geopolítico y financiero de Rusia, China, Turquía e Irán que han sido el contrapeso perfecto frente a la Unión Europea y los Estados Unidos. Sin embargo, la imposibilidad del retorno financiero debido a las políticas públicas del gobierno, le están dejando en claro a estos países que pueden ayudar hasta cierto punto pero no más allá.


Este punto muerto  significa que  no se sigan analizando y discutiendo todas las posibilidades en torno al conflicto político venezolano. Las repercusiones internas y externas de la situación local agravan a otros gobiernos de la región y del hemisferio occidental. Eso, sin añadir la complejidad de la crisis que está lanzando a la pobreza a miles de venezolanos diariamente. Ese “volcán social” ha sido eficientemente detenido hasta ahora por ciertos esquemas clientelares de las políticas públicas, un control exhaustivo de las fuerzas policiales y militares y el amalgamiento de los apoyos internos hacia la figura de Nicolás Maduro. Ese movimiento interno de opinión dentro del chavismo puede ayudar a salir del “punto muerto” más temprano que tarde.

Como vemos estar en un punto muerto no significa que podamos evolucionar hacia otro tipo de situaciones y eventos. El tema Venezuela sigue con más fuerza en la agenda continental y hemisférica este 2020. Es un nudo gordiano que impide resolver otras problemáticas globales. Por ende, las apuestas continúan con más rigurosidad luego de algunas lecciones aprendidas.

19-01-20




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