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jueves, 24 de junio de 2021

Juan Guaidó: “A la dictadura venezolana hay que obligarla, presionarla, para forzar un acuerdo”, por @victoramaya y ROCÍO COLOMER


VICTOR AMAYA y ROCÍO COLOMER 22 de junio de 2021

@victoramaya y ROCÍO COLOMER

“Queremos elecciones libres y justas”, reitera el presidente de la Asamblea Nacional de 2015, que entiende el Acuerdo de Salvación Nacional, promovido en sintonía con Biden, como una ventana de oportunidad

El reto de Juan Guaidó en Venezuela cada vez es más grande. Sin haber podido lograr el objetivo fundamental de desplazar a Nicolás Maduro del poder, planteado en 2019, y luego de muchas viscisitudes, ahora impulsa una negociación con el régimen chavista para buscar unas elecciones presidenciales “libres y justas”. Suena sencillo, pero no lo es.

Entretanto, encabeza un gobierno encargado que reconoce parte de la comunidad internacional y que mantiene control sobre activos venezolanos en el exterior, además de representaciones diplomáticas en algunos países enfocadas principalmente en atención a la crisis migratoria que, según Acnur, ya alcanza los 5,5 millones de personas -más de un quinto de la población del país.


Guaidó ha planteado, con el respaldo de Estados Unidos y otros actores extranjeros, un Acuerdo de Salvación Nacional con el que busca lograr concesiones democráticas en Venezuela a cambio, entre otras cosas, del levantamiento progresivo de las sanciones que pesan sobre el régimen chavista. Nicolás Maduro también ha dicho estar dispuesto a conversar.

En ese marco, Juan Guaidó atiende a LA RAZÓN por videoconferencia desde Caracas. Un diálogo que se inicia con el presidente encargado afirmando que el X Premio FAES de la Libertad que le fue otorgado a finales de mayo “es un reconocimiento a la lucha de los venezolanos durante años. Ciertamente es un espaldarazo al momento que atravesamos en esta lucha por la democracia que tiene una petición sencilla: queremos elecciones libres y justas”. Su objetivo, asegura, es llevar a término ese proceso de lograr una solución ante lo que es una tragedia “muy grande” que tiene en riesgo hasta la integridad territorial del país.

¿En qué ha avanzado el planteamiento de negociar con Nicolás Maduro?

En la aproximación del facilitador, que es Noruega. Estamos en una fase pendular de construcción de una agenda. Estamos buscando formalizar la sede, con varias alternativas como México o Noruega. Lo siguiente es buscar un grupo de países amigos que puedan ser garantes de este proceso.

¿Qué señales esperan del régimen que den cuenta de voluntad real para negociar?

No confiamos en el régimen ni esperamos buena fe de la dictadura. Esperamos la confirmación de una agenda, validada por los facilitadores, y que sea oportunamente comunicada.

¿La negociación será entre el régimen de Maduro y la presidencia encargada de Guaidó o se incluirá a otros actores como Henrique Capriles?

La interlocución formal la tiene el Parlamento nacional, gobierno encargado y la plataforma unitaria, que incluye al partido Primero Justicia (en el que milita Capriles). Los actores con peso específico, como Henrique Capriles o María Corina Machado, han dado sus opiniones y hay que incorporar esas visiones así como a los demás actores de la sociedad civil organizada.

Se insiste en la necesidad de reunificar los distintos sectores de oposición...

Aquí no hay oposiciones, sino una alternativa democrática que tiene puntos de vista variados. Otros actores, como los “alacranes” (que han acercado posiciones con el chavismo), no forman parte de la oposición porque han convalidado el socavamiento de la democracia. Pero Maduro está allí no por falta de unidad opositora, sino porque es un dictador.

Maduro ha dicho que sus condiciones para negociar son: levantar sanciones, regresarle el control de activos venezolanos en el extranjero, y el reconocimiento a la Asamblea Nacional que él controla desde enero y no a la que usted encabeza. ¿Es eso viable?

No sé si son condiciones o puntos de agenda. Eso debe llevarlo ante los facilitadores para la construcción de la agenda. Por el respeto a lo acordado con Noruega, una vez se sepa la agenda se conocerá lo que está dispuesto a ser acordado. Lo que no debe ser es que esto se use como excusa.

¿Tiene información sobre si han continuado negociaciones del régimen directamente con otros actores opositores?

No, pero creo que las negociaciones paralelas, parciales, unilaterales o personales, fortalecen al régimen.

La firma de un convenio para comprar vacunas vía COVAX parecía ser un escalón para lograr más acuerdos, pero finalmente no se concretó.

Los temas humanitarios deben ser simultáneos, no pueden depender de los acuerdos políticos porque la tragedia es muy grande. Lo que sucedió con COVAX es la muestra clara de las contradicciones propias de la dictadura. Rechazaron el acuerdo y luego pagaron el monto necesario ellos solos. La ayuda humanitaria no es un gesto, sino una necesidad frente a la catástrofe humanitaria. Van 661 muertos en el sector salud por covid, reportados por los gremios. Pero las cifras totales siguen siendo oscuras porque se ocultan. En mi entorno familiar murieron dos personas y nunca fueron reportadas por la dictadura como muertos por covid. Eso nos ha pasado a todos. La dictadura manipula las cifras porque quiere normalizar la situación venezolana y que por desgaste otros países se acostumbren a ello. En Venezuela es lamentable la discriminación con las vacunas, con un mercado negro y vacunación VIP convertidos en norma. No les interesa atender a los más vulnerables sino a su grupo político, una élite dominante.

Se espera un anuncio de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional sobre las acusaciones por lesa humanidad contra Maduro. ¿Complicaría la negociación política?

La justicia es justicia. No podemos ver a la justicia como un elemento que entorpezca una solución al conflicto en Venezuela.

¿Las actividades de calle que hacen son precampaña para las elecciones regionales de noviembre?

No le vamos a sacar el cuerpo a la decisión política de qué hacer con esa cita de noviembre. Estas son actividades de reivindicación de derechos porque la elección regional en Venezuela no soluciona ningún problema. Lo que soluciona el conflicto es una elección presidencial libre y justa.

¿Qué evaluación hace de las acciones que ha tomado el Consejo Nacional Electoral designado que incluye a dos opositores?

Ese es un órgano dependiente, y tenemos que buscar que se constituyan las condiciones mínimas de competitividad para convertir una elección en una solución. Dos personas designadas por el régimen no tienen validez ni independencia. Ojalá la tuvieran.

El peso de la presidencia encargada y la figura de Juan Guaidó se considera un actor opositor importante, pero ya no único. Varios países ya no lo nombran como presidente encargado. ¿Es momento de desmontar el gobierno encargado?

Lo que no puede es haber un vacío, por la vulnerabilidad de la República hoy. Es un tema de Estado, no de títulos. Venezuela tiene no menos de 100 casos (judiciales) abiertos contra la República, y eso hay que atenderlo. Hay activos protegidos que debemos preservar. Sería irresponsable abandonar las funciones de Estado, la representatividad. Si hay que evolucionar, avanzar, será en mejor y mayor protección y no en detrimento de lo que hemos logrado.

La presidencia encargada se sostiene en un parlamento “extendido” que venció su período forma. ¿Puede mantenerse esa extensión o hay que replantearla?

El origen del conflicto viene de las elecciones presidenciales robadas de 2018. No hay precedente en Venezuela, con excepción de concejos municipales que se extendieron por 7 años o gobernadores que los extendieron por un par de años hasta celebrar una elección. La sustitución de una autoridad legítima debe hacerse por otra autoridad legítimamente electa. Ese es el conflicto que tenemos. Debemos procurar una elección. La dictadura sabe esto pero juega al desgaste. Por eso hay que obligarla, presionarla, para forzar un acuerdo.

Hay presiones de EEUU y la UE, pero también la que ejerce Rusia, por ejemplo, a favor de Nicolás Maduro. ¿Quedan neutralizadas?

Rusia funciona más como un acreedor. Lo que más necesita Maduro es dinero fresco en la economía y no lo va a obtener en la comunidad internacional, porque no hay confianza. Maduro puede surfear la presión internacional, pero no tiene forma de mejorar su posición.

España ha detenido recientemente a un ciudadano venezolano reclamado por Maduro. ¿Le sorprende que se critique la ausencia del Estado de Derecho en Venezuela y al mismo tiempo se colabore con la justicia chavista?

Habría primero que saber cuál es la imputación. No tengo información sobre este caso específico. No me gustaría emitir opinión sin tener los detalles. Si hay un delito debe ser castigado, pero en Venezuela no hay Estado de derecho. En todo caso, las autoridades españolas pueden evaluar que se cumpla una condena en España. Confío más en la justicia española que en la venezolana, que está secuestrada por una dictadura.

¿Corre algún riesgo Leopoldo López desde su punto de vista al estar también solicitado por Venezuela?

No. Estoy seguro que no va a proceder ese intento del régimen de hacer propaganda con el caso de Leopoldo López, que es más evidente pues es un perseguido político y fue un preso de conciencia.

¿Cuál es su nivel de interlocución con el Gobierno español y con quién?

Tenemos una relación muy fluida con el Ministerio de Exteriores de España. Tenemos interlocución con la ministra (Arancha González) Laya. También hemos hablado con la viceministra (Cristina) Gallach, que estuvo en Venezuela.

¿Con la previsible victoria de Pedro Castillo en Perú se recompone el eje bolivariano en el continente?

Para que se consolide un régimen totalitario hace falta que quiebren las instituciones. Perú ha demostrado solvencia democrática, independientemente de la crisis que le toque atravesar con las reivindicaciones que deba atender. Confío en que las instituciones de Perú serán fuertes para respetar las normas democráticas, resulte quien resulte electo. El Foro de Sao Paulo ha querido vender el tema de Latinoamérica como ideológico, pero el problema es entre dictaduras y democracias, no entre izquierdas y derechas.

Visto también lo que pasa en Nicaragua, y la inestabilidad en Colombia y Chile, ¿la democracia está en peligro en Latinoamérica?

La democracia está en riesgo en el mundo. El reciente informe de Freedom House demuestra el retroceso democrático en el planeta. Los autoritarismos han aprovechado la pandemia y debemos estar vigilantes. Desviar el tema a izquierdas y derechas es lo que quieren los regímenes autoritarios para esconderse desde la ideología y no dar el debate de fondo sobre respeto a las instituciones, la salvaguarda de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

¿Ha cambiado la política de Estados Unidos con respecto a Venezuela con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca?

Nuestra política hacia Estados Unidos ha sido bipartidista. El Acuerdo de Salvación Nacional tiene que ver con esa buena relación que se ha establecido con la administración del presidente Biden. Nosotros tenemos constante comunicación con los diferentes niveles de gobierno, como el Departamento de Estado, la Casa Blanca, el Congreso y el Senado.

¿Habrá una visita a Joe Biden?

Estamos evaluando una gira internacional. Los riesgos en Venezuela son altos y las fronteras están comprometidas. Cada gira internacional ha tenido costes altos, con mi equipo sometido a persecución. Evaluamos hacer una gira en el momento que sea determinante para avanzar en los objetivos, y según la utilidad que le veamos para la causa venezolana.

Tomado de: https://www.larazon.es/internacional/20210622/kbrjvd4s4fbftitoaqoyybkhey.html

  

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