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jueves, 4 de agosto de 2011

El Tea Party entierra la doctrina «neocon»


Por E. J. Blasco / Washington
ABC, 04/08/2011


Los gastos de Defensa en Estados Unidos ya no son sagrados. Fueron el comodín que a última hora intentó utilizar Barack Obama para doblegar la mano republicana -el acuerdo aprobado establece la amenaza de mayores recortes en el presupuesto del Pentágono si a final de año no hay consenso sobre dónde aplicar las tijeras-, pero se encontró con que al Tea Party eso le daba más o menos igual.

La posibilidad de ahorrar 600.000 millones de dólares en diez años en gastos militares, que se sumarían a los recortes de 400.000 millones en curso, asustó a los republicanos tradicionales, pero no a sus colegas del Tea Party. Entre ellos ciertamente impera el mensaje patriótico y se enaltece a los veteranos, pero el primer mandato de los cerca de sesenta diputados llegados el año pasado a la Cámara de Representantes es de« no más gasto» y a ser posible «menos impuestos».

No es sólo que con el pulso de los últimos días los republicanos han impuesto la agenda de la «guerra contra el déficit», sino que la prioridad absoluta del Tea Party por los recortes, incluso también en Defensa, deja ya muy atrás la era de la «guerra contra el terrorismo». Ese desapego hacia el presupuesto en seguridad es lo que dejó descolocados a los demócratas en su negociación: ya no hay palanca con la que presionar a los republicanos, al menos a los más tumultuosos, al margen de la crucial subida de impuestos. Como ha dicho «The New York Times», «la aparente estrategia no necesariamente se aplica a los aliados republicanos del Tea Party, divididos en cuanto a los recortes militares y que en muchos casos desearían ver un Gobierno más pequeño y una menos cara presencia norteamericana en el mundo».

«El Tea Party es un fenómeno de posguerra», ha escrito Peter Beinart en «The Daily Beast». «Muchos de los republicanos elegidos por primera vez son indiferentes, cuando no hostiles, a las guerras de Afganistán e Irak. Son felices de recortar el presupuesto de Defensa, especialmente si ello hace más fácil persuadir a los demócratas para que traguen amplios recortes en gasto doméstico. Lo que cambia la dinámica de la guerra fría».

La argumentación de Bienart, profesor de Periodismo y Política en City University de Nueva York es que, especialmente con Nixon y Reagan, los republicanos aceptaron diversos gastos sociales con el fin de que los demócratas admitieran al mismo tiempo el incremento de las partidas de Defensa, disparando con ello doblemente el déficit. Pero si ahora el Tea Party admite rebajar el dinero a disposición del Pentágono, ¿cómo los demócratas van a forzar la aceptación de mayor gasto social?

En este contexto, «la buena noticia para los demócratas», continúa Beinart, «es que el Tea Party, más que Barack Obama, ha acabado con el sueño neoconservador de un imperio americano en continua expansión; la mala noticia es que también ha terminado cualquier esperanza liberal de que al cabo de casi 75 años del New Deal de Roosevelt se abría una nueva era de reformas progresistas».

Publicado por:
http://www.informadorpublico.com/1111029.html

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