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lunes, 8 de agosto de 2011

Tres regalos urgentes para una Caracas cumpleañera y vinotinto


Por Radar de Los Barrios, 24/07/2011

Caracas cumple 444 años teniendo la necesidad de entender y asumir que la ciudad es una sola: Que cuando se desbordan las quebradas en el barrio se inundan también las avenidas y autopistas; Que cuando hay impunidad arriba en el barrio hay inseguridad abajo en las urbanizaciones y centros comerciales; Que cuando hay desempleo arriba en el barrio hay informalidad desbordada y caos en todas las aceras. Que es irreal, en definitiva, pretender que exista una ciudad confortable, segura, bella y próspera para algunos, mientras esa misma ciudad es incómoda, insegura, horrenda, pobre y empobrecedora para la mayoría.

Antes esa imagen fracturada de la ciudad era básicamente un asunto económico, una superstición académica y un problema administrativo. En efecto, los habitantes de los sectores sociales medios-altos de la ciudad vivían en urbanizaciones con garitas en la entrada o en edificios con cercado eléctrico, se desplazaban a sus trabajos y colegios en sus vehículos con aire acondicionado y de la misma forma regresaban a sus hogares, o se dirigían en búsqueda de diversión al centro comercial o al club. Esos ciudadanos (que, bueno es aclararlo: en su inmensa mayoría disfrutaban de esa calidad de vida gracias a su esfuerzo productivo y sus logros profesionales) imaginaban que “la ciudad” eran ellos, y que “los demás” eran solo “periferia marginal”. Esta visión parcial llevó a algunos arquitectos y urbanistas a hablar de “la ciudad formal y la ciudad informal”, de la “Caracas urbana y la Caracas marginal”, y llevó a numerosos planificadores y gerentes públicos a considerar que la ciudad a la que debían atender y responder se reducía a la cuadrícula urbana convencional...

En el presente el asunto es mucho más grave: Aunque el hampa desbordada llevó a los sectores sociales medios-altos a entender que no hay solución individual a los problemas colectivos, y a pesar de que los urbanistas empezaron a comprender que los barrios no eran “problemas” sino las soluciones que la gente fue capaz de construir, la visión esquizofrénica de Caracas siguió imponiéndose, ahora transformada en Política de Estado. Ciertamente, impulsado más por el cálculo politiquero que por el reconocimiento de la realidad, el mismo Jefe de Estado llegó a decir que “Caracas es sólo el Municipio Libertador”, desconociendo que los otros cuatro municipios (Chacao, Baruta, Sucre y El Hatillo) conforman con Libertador una unidad plural pero indivisible en lo geográfico, económico, físico y social, y que en realidad la Gran Caracas engloba al Estado Vargas, a los Altos Mirandinos, a los Valles del Tuy y al Eje Guarenas-Guatire. Además, a todo efecto práctico, esa errada “tesis” oficial de que Caracas es "sólo" el Municipio Libertador se redujo a la compulsión de maquillar el viejo casco histórico de la ciudad y a pintar de amarillo aceras derruidas y brocales destrozados. Los burócratas van, de sus opulentas quintas y sus lujosos apartamentos a sus oficinas y reuniones “en Palacio”, en camionetas blindadas rodeados de guardaespaldas. Esos burócratas (que, innecesario es aclararlo: disfrutan de una calidad de vida a la que jamás hubieran podido acceder por sus propios medios, dada su escasísima calidad profesional) tienen una visión muy reducida de Caracas, pues sólo ven la ciudad por la mezquina rendija de su egoísmo.

Pero Caracas es mucho más grande que eso: Según el Censo 2001 en la ciudad capital hay casi 500 mil viviendas familiares ocupadas, de las que 3% son quintas, 46 % son casas, 47 % son apartamentos y 4 % son “otras estructuras” (galpones, “trailers”, etc.). Más de la mitad de las casas están ubicadas en barrios, y una tercera parte de los apartamentos esta en urbanizaciones populares. Si bien a nivel nacional se estima que 54 % de los venezolanos tienen su residencia en barrios, en el caso de Caracas ese porcentaje se ubica por encima del 63%. Solo 20% de los barrios de todo el país están construidos en pendiente, en cerros. En Caracas, ese porcentaje es cercano al 100%. Dicho en otras palabras, seis de cada diez caraqueños viven en barrios. De hecho, en los barrios más frágiles e inaccesibles de todo el país, por haber sido construidos en pendiente, en virtud de que Caracas es un valle. El cruce de ese hecho socio-económico (63% de los caraqueños viviendo en barrios) con ese dato geográfico (los barrios caraqueños son lo que tienen los problemas de acceso, vialidad e inestabilidad de terrenos más graves de todo el país) tiene severísimas consecuencias en materia de salud, seguridad y convivencia ciudadana: Servicios públicos cruciales como el aseo urbano sencillamente no llegan jamás a las partes medias y altas de los barrios; la inestabilidad de los terrenos origina numerosas fracturas y fugas en las redes de aguas blancas y servidas, lo que a su vez agrava la inestabilidad de los terrenos, generándose un circulo vicioso que encuentra su resolución finalmente en deslaves mortales; la deficitaria o inexistente vialidad interna origina que otro servicio público desaparecido cerro arriba sea la vigilancia policial, quedando entonces la seguridad personal y la “administración de justicia” en manos de bandas o sicarios.

No obstante, Caracas es mucho más que estos escombros físicos y morales que nos han dejado las gestiones de Bernal y Rodríguez, destructores que han actuado bajo el paraguas alcahuete de su “Comandante”. Caracas fue hasta hace poco símbolo de la modernidad en América Latina. La calidad de vida que aquí se podía lograr atrajo a millones de personas, del interior de la República y de todo el mundo. Ser de nuevo una ciudad exitosa, que brinde a sus habitantes una alta calidad de vida y que atraiga por su productividad y belleza a inversionistas y turistas del mundo entero, es posible. Pero el camino para ello no es el de la fontanería “al detal”, ofreciendo tapar un hueco aquí, encender un semáforo allá o enderezar el poste que se cayó en la esquina: Caracas necesita un sueño que la entusiasme, un propósito que la motive, un objetivo que concentre y galvanice los recursos, talentos y voluntades en procura del logro.

Ese objetivo puede y debe ser la victoria sobre la pobreza. Y la cara más clara de esa victoria es habilitar los barrios convirtiéndolos en condominios populares. Más que una “oferta política” o una promesa electoral, convertir a los barrios en espacios urbanos es el equivalente caraqueño a aquel reto que Kennedy propuso a los norteamericanos a principios de los 60, de colocar a un estadounidense en la Luna antes de que terminara esa década. Vencer la pobreza, integrando los barrios al siglo XXI, es nuestra propia “carrera espacial”. Por supuesto, habilitar barrios no es un “tema de vivienda”: Es un asunto de construcción de ciudad y de reinvención de ciudadanía. Es una política pública que crea masivamente empleo y que impacta todas las demás áreas críticas de la existencia social (salud, seguridad, convivencia, relación Estado-Comunidad…) La pregunta es: ¿Estamos listos para ofrecerle a esta ciudad un liderazgo distinto, propositivo, que se afinque en lo que une a la gente y no en lo que la separa? ¿Estamos listos para ofrecerle a esta ciudad un liderazgo que le plantee metas nutritivas, objetivos apasionantes, una causa que incorpore y sume, en vez de seguir manipulando a la gente entre la rabia y el miedo?

Nosotros creemos que ¡SI SE PUEDE!
Pese a los estragos que en el cuerpo y el alma de la ciudad nos dejan las "gestiones" de Bernal, Rodríguez y Chávez, Caracas fue y puede volver a ser una gran ciudad. Pero lograrlo Caracas de aniversario necesita con urgencia 3 regalos, de lo que ya hemos mencionado dos: Un sueño que la inspire, un proyecto que articule ese sueño con la realidad y un liderazgo moral, social y político, capaz de incorporar toda la ciudad a la lucha por el logro. En otras palabras, necesitamos pasar de ser una “Caracas sobreviviente” a ser una Caracas Vinotinto, que en vez de esperar que la salve el dedo del caudillo sea capaz de salvarse ella misma, mediante el talento, el esfuerzo, la disciplina y el trabajo en equipo.

"Somos lo que hacemos, y sobre todo lo que hacemos para mejorar lo que somos", escribió alguna vez Eduardo Galeano. Desde ese compromiso por mejorar te deseamos

¡Feliz Cumpleaños, Caracas!

Publicado por:
http://radardelosbarrios.blogspot.com/2011/07/tres-regalos-urgentes-para-una-caracas.html

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