Trino Márquez 07 de noviembre de 2018
@trinomarquezc
A Teodoro Petkoff,
a quien mucho interesaba
al tema de este artículo.
El
asalto perpetrado en el estado Amazonas por guerrilleros del Ejército de
Liberación Nacional (ELN), en el cual murieron tres guardias nacionales,
resultando heridos otros diez, revela cuán importante se ha convertido el Arco
Minero del Orinoco (AMO) para los insurgentes y la desprotección en la que se
encuentra ese vasto territorio, convertido en una nueva colonia por la
voracidad insaciable del gobierno nacional y su total abandono del medio
ambiente, tema que representa una de las principales preocupaciones de los
gobiernos democráticos y de los grupos ecologistas en todo el planeta. Esta
indiferencia ocurre a pesar de que en la Constitución de 1999 se le concede
vital importancia al área ambiental. Con los derechos ambientales ocurre lo
mismo que con los derechos humanos en general: sirven para alimentar la
demagogia de Maduro.
Algunos
intelectuales ocupados en tratar el asunto –entre ellos Alexander Luzardo,
Santiago Arconada y Edgardo Lander- y líderes políticos –como Andrés Velásquez
y Américo de Grazia- han denunciado con insistencia la forma obscena como se
depreda el medio ambiente y se destruye el ecosistema con la aplicación de
técnicas de extracción que violan la normas internacionales establecidas en los
protocolos que deben seguirse para reducir la erosión de la naturaleza. The New
York Times, entre otras publicaciones mundiales, le ha dedicado amplios
reportajes a la materia. En ellos se denuncian las terribles condiciones en las
que se extrae oro, diamantes y minerales de gran valor comercial. TNYT en un
trabajo reciente comparó la experiencia del AMO con lo exhibido en Diamantes de
sangre, la impactante película de 2006 dirigida por Edward Zwick y actuada por
Leonardo de Caprio, en la cual se presenta la explotación inmisericorde a las
que son sometidos los trabajadores esclavizados que extraen diamantes, los
cuales posteriormente son distribuidos en Europa, Estados Unidos y otros
mercados mundiales. La historia transcurre en Sierra Leona y describe la red de
mafias y complicidades que se teje alrededor de este lucrativo negocio.
Algo
similar sucede en el AMO. La explotación de los minerales y piedras preciosas
que se encuentran allí, se lleva a cabo sin ninguna clase de supervisión de los
organismos internacionales creados para vigilar esas actividades y sin que la
Asamblea Nacional, los organismos legislativos regionales –consejos
legislativos y consejos municipales- y las organizaciones de la sociedad civil
independientes, ONG, puedan supervisar y reportar lo que acontece en ese
territorio colocado al margen de la ley. En el AMO sucede lo mismo que ocurría
durante la Colonia en las minas de plata y oro en Perú y México, aunque en una
escala ampliada. La naturaleza está siendo objeto de un ultraje al estilo de
los saqueadores de tumbas.
Maduro
designó a Ernesto Villegas responsable político del Instituto Nacional de Descolonización
de Venezuela. Hace algunos años, en vida de Chávez, el gobierno alentó la
destrucción de la estatua de Cristóbal Colón, en el paseo que llevaba su nombre
en Caracas. El 12 de octubre dejó de llamarse el Día de la Raza o el Día de la
Hispanidad para pasar a llamarse el Día de la Resistencia Indígena.
Supuestamente, Colón y el 12 de octubre eran símbolos del pillaje y la
colonización ominosa a los que fueron sometidos los pueblos prehispánicos.
Esa
historia, totalmente distorsionada por la interpretación maniquea de la
realidad, ahora se reproduce, con la diferencia de que no son los españoles
rústicos de los siglos XVI y XVII quienes saquean nuestras riquezas naturales,
sino mafias y compañías chinas o rusas dirigidas por gerentes desalmados, ávidos
de extraer el mayor beneficio posible del medio ambiente, sin importarles el
costo ocasionado por su desmedida ambición. Lo único que les interesa es el
beneficio propio y suministrarle a la cúpula gobernante el oxígeno financiero
suficiente para que se perpetúe en el poder. Es el extractivismo, como lo han
calificado algunos expertos, actuando de forma desbocada.
En
este pingüe negocio desea participar el ELN. No quiere quedar fuera de la danza
de millones de dólares en juego. Su cercanía ideológica con Maduro determinan
que la relación de esos facinerosos con la Guardia Nacional sea muy tramada.
Este cuerpo vigila que la extracción transcurra sin la presencia incómoda de
los factores que se le oponen y denuncian. La complejidad de la trama puso en un
aprieto al general Padrino López cuando tuvo que referirse a la masacre de los
miembros de la GNB. No sabía cómo condenar el crimen de los guardias
nacionales. Optó por llamar a los insurgentes “grupos paramilitares”
colombianos, cuando todo el mundo sabía, entre ellos el gobierno neogranadino,
que los invasores son guerrilleros del ELN.
A
la oposición venezolana y a los organismos internacionales responsables de
velar por la preservación del medio ambiente y el desarrollo sustentable, les
corresponde la tarea de evitar que en el arco miserable siga depredándose la
naturaleza, con el único propósito de mantener en el poder al grupo que ha
arruinado al país.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
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