COMUNICADO
“Todo el que aborrece
a su hermano es un homicida” (1 Jn 3,13)
La
Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela condena con
indignación, el sometimiento, la vejación y el dolor causado a nuestros
hermanos, el Capitán Rafael Acosta Arévalo, muerto por causa de las torturas de
sus captores y el joven Rufo Chacón Parada, desfigurado y ciego por las fuerzas
policiales mientras manifestaba por la falta de gas doméstico. El Estado
Venezolano es responsable. No
consentiremos la manipulación, el disimulo y la atenuación de estos graves
hechos. Es nuestro compromiso como Iglesia, que ve en el rostro sufriente de
los familiares y de las víctimas el dolor de nuestro Señor Jesucristo. Estas
dos víctimas hoy representan los gritos de muchos otros ciudadanos que han sido
sometidos a iguales patrones y sus casos han sido invisibilizados.
Esta Comisión denuncia lo siguiente:
1. La
desaparición forzada, la tortura, los tratos crueles, inhumanos o degradantes,
excesos policiales perpetrados con fines de investigación criminal, como medio
intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con
cualquier otro fin contra los venezolanos, son
prácticas instaladas en los órganos militares
y policiales, y están ocurriendo permanentemente, como un secreto a voces que
nos clama en la conciencia. Esta conducta inmoral, innoble y deshonrosa es un
atentado a la dignidad de la persona y viola las convenciones y tratados
suscritos por la República, que hace
responsable directamente a los funcionarios que las ordenan, las apliquen, las
toleren o que pudiendo impedirlo, no lo hagan.
2. En el
caso del joven Rufo, la desproporción en el uso de la fuerza vuelve a dejar
secuelas imborrables en esta familia: un joven bachiller ahora ciego, desfigurado
y sin ganas de vivir, una madre traumatizada a quien además de los derechos básicos para la vida se les niega, el de manifestar, el de quejarse, el de no estar de acuerdo
con esta vida precaria a la que hemos sido sometidos por la mala gerencia pública.
El silencio no es una opción ante tanto atropello.
3.
La prisión preventiva dictada a los dos
funcionarios adscritos a la Dirección de Contrainteligencia Militar que
actuaron contra el Capitán Arévalo y de los efectivos que dejaron desfigurado y
ciego al joven Rufo es un primer paso hacia la justicia, sin embargo
consideramos que las investigaciones deben regirse de acuerdo a los estándares
y protocolos internacionales relacionados con los casos de tortura y no como
una simple investigación penal. Eso incluye la realización de la autopsia de
ley adecuada y con expertos independientes y a preservar de manera adecuada
todo el acervo probatorio.
La precalificación e
imputación de homicidio preterintencional con causal, de la cual la Comisión ha
tenido información, pretende disimular la grave violación de los derechos
humanos infringida contra el Capitán Arévalo. Esto es inaceptable.
4. Como miembros de la Iglesia observamos con
dolor que quienes han perpetrado estos atroces crímenes son jóvenes de 22 y 23
años. Nos preguntamos: ¿Esta es la generación de relevo de las Fuerzas Armadas?
¿Quiénes enseñaron a estos jóvenes a causar tanto daño a sus hermanos? ¿Cuáles
son las responsabilidades de los superiores en la cadena de mando de esas
instituciones?. Sin duda alguna estos jóvenes perpetradores son también
víctimas de un sistema que ha permitido esta degradación moral y espiritual en
nuestro país.
La Comisión de Justicia y Paz
exhorta:
A
la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos a exigir
al Estado venezolano el cese del patrón de violaciones a los derechos humanos
en el país.
A
todos los familiares y grupos de Derechos Humanos a no desfallecer en el
instrumento de la denuncia que parece ser hoy no tan asertivo ante un Estado de
alta impunidad.
A
los familiares les acompañamos con nuestra
oración al Señor, por mediación de Nuestra Señora de Coromoto, para que
cese la represión y reine la justicia, la misericordia y la paz que tanto
anhelamos los venezolanos.
Es
justicia, en Caracas a los 4 días del mes de Julio de 2019
+
Monseñor Roberto Lückert
Arzobispo Emérito de Coro
Presidente de la Comisión de Justicia y Paz
Pbro. Saúl Ron
Braasch
Vicario General de la Comisión de Justicia y Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico