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miércoles, 13 de junio de 2012

Las inesperadas estadísticas del asilo


Por Vladimiro Mujica, 7 Junio, 2012

Otro aspecto que deberá atender el nuevo gobierno es incorporar a los venezolanos que se han formado fuera del país

La emigración venezolana alcanza el millón de personas, contra menos de cien mil hace 20 años

Es difícil cuantificar exactamente el fenómeno pero quedan pocas dudas sobre su existencia: durante los últimos diez años una cantidad sin precedentes de venezolanos ha abandonado parcial o totalmente el país. Iván de la Vega, investigador de la Universidad Simón Bolívar que tiene años trabajando sobre el tema, señala un aumento espectacular en la emigración venezolana que hoy alcanza a cerca de un millón de compatriotas comparado con menos de cien mil hace 20 años. De ellos hay cerca de 12000 profesionales trabajando fuera de nuestras fronteras. Un número abrumador para un país como el nuestro y con carencias monumentales de recursos humanos calificados.

Un aspecto quizás menos publicitado del drama de la emigración es el asilo. Una publicación de la Oficina de Estadísticas de Inmigración del Department of Homeland Security de los Estados Unidos, llamada Annual Flow Report y fechada en Mayo de 2012 contiene la siguiente muy reveladora tabla La tabla discrimina por país de nacionalidad el número de asilos otorgados por los Estados Unidos durante los años 2009, 2010 y 2011 en una de dos modalidades, así llamadas afirmativa y defensiva, que se refieren esencialmente a si al momento de hacer la solicitud el solicitante se encontraba o no en proceso de deportación. Más allá de los tecnicismos legales, las estadísticas indican una realidad brutal: Venezuela ha desplazado a Etiopía, Egipto y Haití para ubicarse detrás de China en el segundo lugar de la lista de naciones cuyos ciudadanos se sienten amenazados.

La decisión y los motivos para solicitar asilo son personales y no juzgo sobre sus razones. A mi me basta con saber que tengo varios amigos que están asilados y que en ningún caso la decisión para ellos fue fácil ni ligera. De hecho, la vida de los asilados está sujeta a una serie de restricciones y al penoso y durísimo extrañamiento de la familia y los amigos en su país de origen. Lo complejo del asunto se revela adicionalmente en el hecho de que, contrariamente a lo que uno podría creer, un número no despreciable de asilados son connotados ex-chavistas que terminaron en el imperio del norte huyendo de la venganza del gobierno venezolano.

Las cifras sobre el asilo venezolano me las hizo notar un amigo norteamericano con muchas conexiones con Latinoamérica. La pregunta inescapable era: ¿Están las cosas en Venezuela peor en que Haití? Sin duda que el tema no tiene ninguna respuesta fácil. Probablemente el asunto esté relacionado con las mayores posibilidades que todavía tienen muchos venezolanos de viajar a los Estados Unidos. Quizás esté relacionado con un creciente desencanto con el país, inspirado en buena medida por la inseguridad personal y la sensación de que Venezuela está metida en un hueco del que tomará años salir.

No lo sé. La realidad de los asilados y la realidad de quienes siguen luchando en Venezuela son ambas ciertas. Al innegable acto de valentía, dedicación y patriotismo que ejecutan quienes hacen vida política en Venezuela para cambiar los destinos del país no se le puede poner como contrapartida el de quienes eligen dejar su país porque se sienten legítimamente amenazados o que simplemente están buscando mejores posibilidades de vida. Es un drama que no tiene solución sencilla y que antes de nosotros vivieron países como España y Argentina, por razones muy similares a las nuestras.

Yo prefiero pensar y soñar que vendrán tiempos mejores en que los venezolanos que hoy están fuera del país encontrarán una manera, con la ayuda de quienes se quedaron, para reconstruir y ampliar los lazos con su patria y contribuir al esfuerzo de hacerlo un país mejor.

Mientras tanto, al lado de los asilados está toda una generación de jóvenes que se está formando fuera de Venezuela y la que en algún momento será indispensable recurrir.

Otro aspecto de la reconciliación al que el nuevo gobierno tendrá necesariamente que atender.

Vladimiro Mujica es miembro de Compromiso Ciudadano

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