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jueves, 24 de septiembre de 2015

Gobierno debe desprenderse de centrales azucareros estatizados, por @MariaBeatrizUH



Prensa UNT 23 de septiembre de 2015
@PartidoUNT

Fernando Camino, expresidente de Fedeagro, aseguró que la “caótica” situación en que se encuentran los centrales azucareros estatizados, solo tendrá solución cuando el Gobierno se desprenda de estas factorías y las ponga en manos privadas, mediante negociaciones transparentes con cañicultores y trabajadores, quienes desde hace tiempo aspiran encargarse del manejo directo de las plantas.


A su juicio, si el Gobierno ha fracasado en la gerencia de estas empresas, no tiene sentido que no le dé oportunidad a los “dolientes” del negocio para que gestionen su actividad económica. Recordó que los centrales son instalados para procesar caña de azúcar y no para refinar azúcar importada como sucede actualmente en las factorías estatizadas, porque “a los burócratas de Caracas no les importa la molienda” de materia prima.

“Esta es la razón por la cual el año pasado, los centrales del Gobierno dejaron en el campo 500 mil toneladas de caña que no pudieron procesar. La malversación de los recursos de estos centrales es de tal magnitud, que aún existen deudas con los cañicultores y trabajadores, correspondientes a la zafra pasada”, indicó.

El también asesor agroalimentario afirmó que la CVA-Azúcar se ha convertido en un “oligopolio” inoperante, ante lo cual es necesaria la descentralización de los centrales para convertirlos en empresas regionales manejadas por los cañicultores y trabajadores, puesto que la centralización de las plantas “es lo que ha producido más escasez, mayor costo del azúcar y la disminución de las áreas de siembra”.

Camino explicó que cuando las factorías trabajan a un 40% de su capacidad, dejan de aportar azúcar al mercado, disminuyendo la oferta del producto a nivel del consumidor y generando un “mercado irregular” a través del cual es vendido a un precio superior al que está establecido por el Gobierno.

Además, destacó que la “ineficiente” actividad de los ingenios, propicia que parte de la producción del campo se pierda o quede diferida. “Esta irregularidad causa desaliento en el cañicultor, trayendo como consecuencia la reducción de las áreas de siembra y el estímulo para que el Gobierno aumente las importaciones. A final de cuentas, el gran perdedor es el consumidor, que tiene que hacer horas de cola cuando llega el azúcar a los comercios, o pagar bien caro el producto a los revendedores”, acotó.

MARÍA BEATRIZ PARILLI

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