miércoles, 25 de mayo de 2016

El kilo de leche ya vale Bs 5.000 en el mercado negro de Catia



A pesar de las amenazas de quitarles la mercancía y de meterlos presos, la mafia de los bachaqueros (revendedores en el mercado negro)  sigue imponiendo su ley en toda la populosa zona de Catia, oeste de Caracas, donde venden los productos regulados a precios exorbitantes, ante la mirada indiferente de las autoridades. Esos precios altamente especulativos ilustran el colapso del sistema económico de Venezuela y de los controles del modelo socialista. Un kilo de leche es vendido en Bs 5.000, lo mismo que gana un profesor universitario en u a quincena.

El jefe del gobierno del Distrito Capital, Daniel Aponte, es quien ha realizado las más recientes advertencias. Sin embargo, en lugar de eliminarlos, los vendedores informales se han multiplicado: hombres, mujeres, jóvenes, abuelos y hasta niños se han sumado a esta actividad.


En un recorrido por las calles Argentina y Colombia y el bulevar de Catia, al oeste de la ciudad, se pudo comprobar que la bolsa de leche es vendida a 5.000 bolívares, el equivalente a la paga de una semana a salario mínimo.

“Cinco mil bolos, amiga, usted de sabe tuvimos que subir el precio ya que este producto es el más difícil de encontrar. Si no le alcanza el efectivo, aquí le damos protección, le acompañamos hasta el cajero para que saque el dinero y pueda llevar el producto, aquí estamos para servirle”, dice un revendedor, de los llamados ya popularmente y por imposición del lenguaje oficial “bachaquero”, en alusión al bachaco, un tipo de hormiga grande que destroza plantaciones cargando con hojas y semillas.

Un poco más arriba encontramos otro puesto atendido por una mujer que vestía unos pantalones de lycra y una franelilla. En una caja de cartón mostraba la mercancía: harina de maíz, con “precio justo” marcado de Bs 19. Pero la ofrecía en Bs 1.800, una pasta de diente con un precio justo de Bs 26 la venden en Bs 1000, al igual que un jabón de baño.

“El kilo de arroz cuesta Bs 1.800, el paquete de papel higiénico de 4 rollos, Bs 800 y el paquete de toallas sanitarias en Bs 1.000 y cuando publiquen los nuevos precios, estos productos van a ponerse más caros, así que mejor llévenselo ahora”, recomendaba la vendedora informal a quienes se acercaban a preguntar.

En una esquina, un par de jóvenes mostraba un bulto de café marca Fama de América y una bolsa de plástico llena de bolsitas de un kilo con azúcar. “Pal’ que le gusta su cafecito aproveche a Bs 3.000 el medio kilo y el azúcar a Bs 2.000 la bolsita, aprovechen que la cosa viene más apretada”, decía ofreciendo a los transeúntes la escasa mercancía.

El medio kilo de pasta lo venden en Bs 1.000, al igual que la margarina y la mayonesa. “Las fórmulas para niños recién nacidos cuestan Bs 5 mil, los pañales en paquete pequeño Bs 1.500 y el grande Bs 4.000”, dijo otra vendedora que también ofrecía jabón de lavar, afeitadoras y champú.

En un morral con colores tricolor, de los que el Gobierno regala en las escuelas, un jovencito de unos 13 años de edad ofrece a la venta paquetes de dos afeitadoras, con un precio oficial marcado en Bs 25, a Bs 800, en una de sus manos sostiene un paquete de jabón con precio regulado de Bs 30, lo ofrece en Bs 600.

En medio de las ventas de verduras también se aprecian litros de aceite, harina de trigo, avena, con un cartel que dice todo a mil.

“También le podemos ofrecer el medio kilo de caraotas a Bs 2.000 y cualquier producto de higiene personal, si no le alcanza el efectivo no se preocupe tenemos un comercio que le puede pasar su tarjeta por el punto o para realizar adelantos en efectivo”, ofreció otro de los vendedores, que dejó en claro que tienen convenios con los vendedores formales de la zona.

Juanita Báez, es una ama de casa, que por el terminal de su cédula le toca comprar los días lunes, pero dice que le ha sido casi imposible poder adquirir cualquier tipo de alimentos o productos regulados, un día porque no llega nada al automercado cercano a su casa o porque las colas son demasiado grandes.

“Vivo en un barrio de Catia, hace unos meses me enteré que el jefe de gobierno del Distrito Capital, Daniel Aponte, había anunciado que realizaría unos operativos para acabar con los bachaqueros, eso fue pura coba (mentira). Mira, allí están y aquí no hay autoridad que le dé un parao a estos abusadores que tienen en su poder cualquier cantidad de alimentos y nosotros con las ollas vacías en la casa”, dijo indignada la señora Báez.

Alfredo Rojas, consumidor, también se quejó: “Aquí las mafias de bachaqueros siguen igualitas o peor, uno madruga para tratar de comprar comida y siempre son las mismas personas agresivas los que pueden adquirir los alimentos, de verdad no sé cómo les hacen, me gustaría ver que las autoridades hagan los mismos operativos que realizan en los comercios ubicados en los municipios Sucre, Baruta y otros lugares del estado Miranda”.

24-05-16




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