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lunes, 20 de junio de 2016

Pinochet era un niño de pecho por @claudionazoa


Por Claudio Nazoa


Siempre pregunto y les seguiré preguntando a los comunistas: ¿por qué Augusto Pinochet era un dictador gorila, feo y asesino, y Fidel Castro, es un bello, inocente e indefenso ancianito?

Pinochet, decía: “Les advierto, aquí no vamos a respetar los derechos humanos. El pueblo de Chile se rige por la Junta Militar de Gobierno, y ha desechado el Marxismo-Leninismo”. Con esa filosofía reprimió, encarceló, torturó y asesinó a cientos de personas.

Pinochet, era el hombre de confianza de Salvador Allende. Fidel, era el principal asesor de ese gobierno y, prácticamente, vivía en Chile.


Allende, a pesar de ser un hombre bueno, elegido democráticamente, llevó a Chile a la ruina y ocurrieron los desastres que allí sucedieron y que suceden cuando los comunistas llegan al poder. De eso se aprovechó Pinochet para hacer lo que ya todos sabemos.

En nombre del amor, de la democracia, de los derechos humanos, de la atención hospitalaria, de los 15 motores de la revolución, de los clap y…

Lo único que hemos conseguido, desde Chávez para acá, es odio, miseria y niños muertos en los hospitales desasistidos.

En Venezuela había venezolanos. Ahora hay blancos, negros, indígenas, escuálidos, apátridas, chavistas, derechistas y etc. Antes, como en mi casa y en mi caso, aunque fueras pobre, blanco, negro, comunista, copeyano o adeco, podías estudiar en cualquier universidad ¡Universidades de verdad!, en donde las carreras duraban 5 ó 6 años y los títulos eran motivo de orgullo.

Antes, en Venezuela, los poderes eran autónomos. El Poder Judicial (TSJ), destituyó y apresó, pacíficamente, a Carlos Andrés Pérez, presidente en ejercicio y democrático de verdad. Cuando esto pasó nadie dijo que era un golpe. El Poder Electoral (CNE), reconocía y respetaba a posteriori el triunfo de los adversarios al gobierno. Hoy, todos los poderes públicos se manejan desde el gobierno, y quien protesta injusticias puede terminar preso o torturado en una celda comunista infame, llamada La Tumba.

Frederick De Klerk, el último presidente del apartheid surafricano, entregó pacíficamente el poder a Nelson Mandela, quien teniendo motivos, no tomó venganza. Por el contrario, unió a su país y logró el milagro de que los negros fueran blancos y los blancos fueran negros.

Pinochet, con la presión de la comunidad internacional y de la oposición unida, aceptó un referéndum que perdió, entregando el poder pacíficamente.
Aceptémoslo, aunque les duela, Pinochet era un niño de pecho.

20-06-16




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