Por Hugo Prieto
Por distintas vías, me ha
llegado la versión de que los tuits de Erik del Búfalo son incendiarios, muy críticos
de la conducción política que durante estos largos años de chavismo ha exhibido
la clase política.
El propio del Búfalo se asume
como “agitador en las redes sociales”, además de profesor en la Universidad
Simón Bolívar. Agitador en su acepción política e ideológica. Ciertamente,
resulta si no imposible, muy difícil, argumentar en 140 caracteres. En esta
entrevista, del Búfalo expone sus puntos de vista y señala, con evidencias y
ejemplos, los puntos débiles de la oposición venezolana. Su escasa altura
política para convertirse en una vanguardia que logre configurar un nuevo pacto
político republicano. Los más recientes acontecimientos señalan, al menos, que
esa posibilidad está abierta.
Ya no resulta tan fácil decir
cosas como las que usted ha dicho, que el chavismo no sirve, que la oposición
es cómplice del chavismo.
Una parte de la oposición, no
la “oposición”. Eso que denominamos la “oposición” es una ficción de nuestra
esperanza, pero no existe. Lo que si hay es una unidad forzada, que más o menos
se da o no, de sectores opositores.
Quizás la impresión es que aún
no hay manivela política. Pero los más recientes acontecimientos, que vienen
tanto del chavismo como de la oposición, si bien no han cambiado el cuadro
político del país, sí han modificado el cuadro anímico y psicológico. ¿En qué
momento estamos?
Estamos en un momento de
reconfiguración meta política. ¿Qué significa esto? Que hay otra concepción de
cuál es el problema, algo por sí mismo, muy valioso. En primer lugar porque el
chavismo nos convenció, durante mucho tiempo, de que el problema de la
polarización no era parte del país sino parte del chavismo, un esquema de
gobierno, un esquema de gobernabilidad que pasaba por administrar una supuesta
lucha de clases. Eso es parte del régimen. La verdadera oposición la encuentras
entre el estatus quo consolidado y pueblo y ciudadanía, entre poder y quienes
padecemos el poder. Ese paso, claro, de entender que nuestro enemigo es quien
está en el poder y no el que piensa distinto —de lo cual el chavismo quiso
convencernos— eso se dio hace tiempo. Actualmente, creo que todas las
condiciones están dadas para que eso se acelere y derrumbe lo que tenga que
derrumbar. El problema que nos detiene no es el presente, sino lo que está
planteado en el futuro, que podríamos resumir con esta pregunta. ¿Quién se
queda con el post chavismo?
¿Qué acciones tomar en este
momento? ¿Nos vamos a debatir en el juego político tradicional, cuyas reglas ya
conocemos, las que funcionan, digamos, en otro tipo de sociedades, o se van a
ser otro tipo de cosas?
¿Cuál es el juego primero?
Para jugar tienes que saber qué tipo de juego estás jugando. El problema es que
no se quiere saber, o se quiere manipular, alrededor del juego que se está
jugando. En Venezuela, evidentemente, el juego no es democrático. El problema
no es que haya dictadura, sino que no hay instituciones. Aquí se profundiza,
cada vez más, en lo que es un Estado fallido. Y eso es muy grave. Es peor que
una dictadura, porque en una dictadura se mantiene el orden institucional,
aunque sea a su favor. Pero aquí la manera de hacerlo es destruyendo todo orden
institucional, devastándolo. Como esto es Prodavinci, puedo hablar de
ideas profundas. Heidegger decía que uno no destruye necesariamente algo porque
le quita materia o le quita su configuración material, sino le destruye su
esencia. El chavismo lo que hizo fue dejar la fachada de democracia, pero
destruyó la esencia de la democracia. En ese sentido la arruinó, fue más vil
todavía. Más vil que Fujimori, por ejemplo. El chavismo lo que hizo fue demoler
por dentro, hacer de la Asamblea otra cosa que no es la Asamblea y algo similar
podría decirse de la Fiscalía, el poder judicial, dejando la edificación. En
ese sentido, el chavismo es sumamente nihilista, porque anonadó la democracia
venezolana y con ella se llevó al Estado venezolano. El problema nuestro,
actualmente, es la ausencia de República.
Si esa es la realidad, si los
partidos políticos siguen siendo los referentes, que tienen un pie en la
Asamblea Nacional, que no sé si está muerta, pero sí es una gran incógnita…
Está en un momento inesencial.
Es un caparazón.
… ¿Qué sentido tiene pedir un
cronograma electoral?
Ninguno, yo no sé por qué
están pidiendo eso. Que a estas alturas se pida eso, es algo que me asombra mucho.
Sería bueno recordar una cosa. Cuando el gobierno se robó las elecciones, ya
cometió el crimen. Digamos, cuando un ladrón te roba el celular, tú no le
tienes que pedir, por favor, devuélvemelo, tú tienes que exigir que vaya
preso. Cuando te robaron la elección, tú no exiges que te la den, tú tienes que
exigir que el poder que se la robó vaya a donde tiene que ir, que es a la
cárcel. Esa es la acción política. Ese es el juego que se está jugando. Estás
jugando contra delincuentes que te robaron algo. ¿Tú qué pides? Usted ya
cometió un crimen, usted tiene que comparecer ante la justicia. No tienes que
pedir un favor. El problema no es el político que pide un favor, sino el
político que pone a toda la ciudadanía a pedirle un favor a unos malandros.
Si no hay que pedir cronograma
electoral, menos hay que pedir diálogo entonces. ¿O la cosa ahí cambia?
El diálogo fue la peor
catástrofe, la peor acción que se pudo haber hecho, en un momento donde tenías
a 1 millón de personas en la calle, dispuestas a ir a Miraflores. ¿Cuándo
ocurrió eso? Cuando el gobierno le robó, no a Capriles Radonsky, no a Primero
Justicia, no a la oposición, sino al poder constituyente y soberano, su derecho
a votar en el referéndum revocatorio.
Que era una cláusula legal.
Claro, está en la
Constitución. No es un favor que te hace el gobierno. Esa idea de que el
gobierno te está haciendo un favor es horrible. Está bien que lo diga gente que
está en situación muy vulnerable, que pida algo de comida porque está pasando
hambre, eso es además de los adecos. Gracias, presidente por haberme dado
el techo de zinc para el rancho y por lo tanto yo voto por usted. Pero que
lo diga la élite venezolana es detestable, es inaceptable. Que la élite
venezolana le pida a la tiranía un favor, eso es inaceptable. ¿Pero que hizo
cuando tenía 1 millón de personas en la calle? Se sentó a pedirle favores al
gobierno. Además, desde una posición de debilidad, cuando tenía una posición de
fuerza.
Erik Del Búfalo retratado por
Roberto Mata
¿Qué papel le asigna a la
Iglesia en ese fracaso, como lo acaba de llamar?
Los mediadores tienen una
responsabilidad secundaria. Los mediadores son empleados del diálogo. Más que a
la Iglesia Venezolana, que siempre estuvo como alérgica al diálogo y te das
cuenta que esa alergia sube de tono cada vez más, al Vaticano si culparía,
porque creo que privilegió sus intereses geopolíticos por encima de sus
intereses morales y religiosos. Sí, pero esa es una crítica ética que le haría
al Vaticano. Pero evidentemente, que estés negociando con un mercenario como
Zapatero, que es un empleado del gobierno, me resultó patético. Eso lo que hace
es sumar más desgracias a algo que ya era desgraciado en sí mismo. No haber ido
hasta el final con el referéndum revocatorio haberse sentado renunciando a tu
derecho, eso me parece inaceptable. Eso es lo que nos llevó hasta aquí. Si vas
al diálogo abandonando la calle y dejando a las personas insertadas, llegas a
esta infamia que estamos viviendo, en la que se acrecienta, cada vez más, la
represión, la tiranía, el desprecio por la gente que muere por falta de
medicinas, por la gente que no tiene qué comer. El diálogo fue catastrófico. Es
una línea que puedes trazar. Haber cantado fraude y sentarte con el usurpador,
como si nada (2014). Haber tenido a la gente en la calle y después ir a un
diálogo para que la gente abandonara la calle (#La Salida), haber pedido un
revocatorio y entregarlo así no más, por un diálogo (2016) haber adoptado el
lenguaje de tu enemigo. Eso de que no hay presos políticos, sino personas
detenidas, me pareció el eufemismo de un dictador. El error es consistente,
entonces es una estrategia.
¿Cuál sería la explicación de
esa “estrategia”?
La única explicación que yo
encuentro es el post chavismo.
Antes de abordar ese tema,
quisiera precisar algunas ideas alrededor de las élites venezolanas. ¿Qué
opinión tiene usted del empresariado nacional?
El empresariado
venezolano, no todo, está muy acostumbrado a que lo proteja el Estado. Hay un
caso muy sintomático, el de Alberto Vollmer. El está en su derecho, pero
retratarse con Iris Valera para pedir unos dólares. ¿Qué mensaje estás dando?
El mismo mensaje de las personas que le pedían una plancha de zinc a los
adecos, ¿ves? Dame unos dólares, vale, para poder trabajar; no me abras el
mercado para que no haya competencia. Si vamos a ver, ¿cómo cayó Carlos
Andrés Pérez? CAP cometió muchos errores, empezando por su coronación en un
país donde mucha gente estaba pasando trabajo; envió un mensaje equivocado: fue
populista durante la campaña y a los 10 días de tomar posesión, no quiso ser
populista. Hay muchos errores políticos en ese sentido. Pero en el fondo CAP no
estaba tan equivocado, porque él se dio cuenta de que el Estado rentista que él
mismo había creado en su primer gobierno, había creado. ¿Qué? Un empresariado
de roscas, de mafias, que convivía con un Estado que los protegía y al cual, a
la vez, ellos podían influenciar. Eso fue lo que llevó a la gran catástrofe del
83 y al lusinchismo que es mucho más propulsor del chavismo de lo que la gente
cree. El Estado fue cómplice de un empresariado que prefirió mantenerse en su
mediocridad.
Lo que ocurre en Venezuela es
que los que crearon el problema, un ejemplo es Carlos Andrés Pérez, son los que
pretenden resolverlo. Luego pretenden liderar la opción política para corregir
y eso no puede seguir ocurriendo, porque sencillamente están descalificados por
sus propias actuaciones, por su propia política. Sin embargo, seguimos en eso.
Del boom petrolero de más de 830.000 millones de dólares no quedo absolutamente
nada. ¿Qué es lo que dice el gobierno de Maduro? ‘Esto no lo creé yo. Vamos al
diálogo para resolver los problemas del país y creamos la Venezuela potencia’.
El chavismo tiene dos
orígenes. Uno, en el siglo XIX, la parte más atávica, de la Guerra Federal, que
no quedó del todo resuelta, quedaron los espectros que después regresaron. Y la
otra es la nacionalización del petróleo. El Estado se empieza a hipertrofiar y
la economía empieza a decaer hasta 1983. En vez de abrir el mercado, el
lusinchismo lo cierra y acelera aún más la caída, hasta llegar a CAP II, que
cometió varios errores, señalados anteriormente. No se va a acabar el populismo
hasta que no se acabe la lógica extracción-importación que permite el Estado
venezolano, donde la política significa adueñarse, o ir en rapiña,
precisamente, detrás de esa renta. El Estado tiene que ser fuerte, pero sobrio.
No puede ser la cueva de Alí Babá, ni El Dorado, donde yo voy a llegar con mi
partido político para ver qué agarro del situado constitucional, que alimenta
el petróleo. Mientras eso sea así, vamos a tener un desierto con un pozo
petrolero, donde la política consiste en ver qué hay para mí de ese pozo, mientras
los demás se mueren en la intemperie. Y eso no puede pasar. Por eso te digo, al
chavismo lo mantiene la gente que no quiere salir de ese esquema.
¿En qué consiste lo que usted
ha llamado el post chavismo?
El chavismo no se ha acabo
todavía, porque no está claro quién se va a quedar con el post chavismo. Esa es
mi hipótesis para explicar por qué hay una línea de tiempo “errática”, porque
hay esa serie coherente de errores, que nos han llevado hasta el momento
presente.
Aquí no hay una definición
clara de quienes son mis amigos, quienes son mis aliados, quienes son mis
adversarios y quienes son mis enemigos. Tampoco hay una definición clara de
cómo se va a armar el juego político. Así como de la dirección en la que vamos.
¿Eso no bastaría para explicar la serie de errores que se han cometido?
El error consiste en pensar
que hay que llegar hasta allí antes de salir del chavismo. El error es
político. El no poder concebir eso. Pero eso es culpa de la oposición, no del
chavismo. Si yo llego a pensar, por ejemplo, que después del chavismo alguien
se va a quedar con el coroto y el coroto es lo que puedes hacer con el petróleo
venezolano, ahí está el error, en pensar que el chavismo puede salir y yo voy a
regresar para quedarme con el coroto. No. El coroto se acabó. El chavismo lo
destruyó. Esa es la única virtud del chavismo, haber destruido el rentismo de
los venezolanos, que es el gran vicio.
¿Cuándo dice que es un error
de la oposición a qué se refiere?
La oposición es la que tiene
que visionar cuál es el futuro que ella quiere. El chavismo no se lo va a
decir. No le va a decir cuáles son tus amigos, cuál es tu programa, cuál es tu
plan. ¿Qué país quieres? ¿Cuál es el modelo de país? ¿Eso se lo tiene que decir
el chavismo? No. Es un error de la oposición no haberlo concebido.
¿Por qué después de 18 años
eso aún no está claro?
¡Ah! Porque hay sectores de la
oposición interesados en volver a las condiciones que crearon el chavismo y no
superar la causa real del chavismo.
¿Realmente cree eso?
Absolutamente. Estoy convencido
de eso. Aquí hay grandes pactos de la oposición, de “bolichicos”, de bonos de
PDVSA y de intereses creados que no quieren perder sus privilegios.
¿La única opción en Venezuela
es el rentismo, sea en manos del chavismo, sea en manos de la oposición?
Hay sectores de la oposición,
que van de Acción Democrática a UNT que creen que el modelo rentista es el
modelo para este país. Y hay otros factores de oposición que creen que no. Y
esa lucha es la que mantiene el verdadero impasse, en sentido estricto, de
lo que está pasando.
Erik Del Búfalo retratado por
Roberto Mata
¿Cuál sería, en su opinión, la
opción política, si es que esto tiene algún futuro, alguna realidad? Porque
vamos a estar claros, el mundo cambió.
El mundo cambia todos los
días. En 100 años el mundo ha cambiado 1.000 veces.
Sí, pero cuando digo que el
mundo cambió, me refiero a que ya no hay espacio para países cuyos modelos
sociopolíticos sean el rentismo.
Pero eso sucedió hace 40 años.
Sí, pero nosotros no nos
enteramos.
¡Ah! ¿Por qué no nos
enteramos? ¿Quién se encarga de que las masas se enteren de eso? La clase
política. La clase intelectual puede hacer muy poco, puede dar algunas
herramientas para cierta élite, pero si la élite política no lo hace, ¿para qué
está ahí, si políticamente es incapaz de dirigir un país?
¿Para qué voy a ir a una
movilización, a una marcha, si no hay clase política? ¿Para qué, si realmente
no planteas ninguna salida?
Estás diciendo lo mismo que
yo. ¿Para qué te vas a exponer como carne de cañón por unos tipos que no saben
lo que quieren en la vida? O no te lo dicen claramente, lo que hace pensar que
hay una agenda oculta, ¿entiendes? Ese es el problema. Hay chavismo todavía,
porque no se sabe qué va a venir después. La clase política no lo ha dicho. O
porque quiere volver atrás o porque es algo indecible. Hasta los chavista ya
saben que esto es una porquería, que esto ya está muerto, ¿pero por qué se
aferran a un cadáver antes de buscar otra vía?
Aquí hay sectores de la
oposición que sí han planteado, por ejemplo, una relación distinta del Estado
con el petróleo y con los ciudadanos, una relación distinta del Estado con el
sector militar, por ejemplo, esos temas en Venezuela también se han discutido.
Sí, se ha discutido poco y
además se saben los partidos que han planteado eso: Vente Venezuela, Voluntad
Popular y un sector de Primero Justicia. Otro sector de Primero Justicia,
Acción Democrática y UNT no han planteado eso claramente. Tenemos una oposición
ideológicamente muy dividida. Tenemos, por ejemplo, a un tipo en el Zulia que
le habla a la gente de la tarjeta Mi Negra y que vaya a agarrar el Clap. Y
tienes a otro sector que te dice que aquí hay que adecentar el país, hay que
abrir el mercado para todo el mundo, no sólo como un problema económico, sino como
prácticas sociales y civilizatorias. De eliminar roscas, mafias, pegadas al
Estado. Si no te abres a la competencia, va a tener siempre a unos mafiosos
ahí. Tienes una oposición que no quiere hablar de los mafiosos, de cosas
abstractas y populistas y otro sector que lo dice claramente. Entonces, hay una
tensión muy grande, casi como chavismo y no chavismo. La tensión es tan grande
entre esa “oposición”, que no aparece un solo mensaje.
Erik Del Búfalo retratado por
Roberto Mata
¿No ve una salida electoral?
Sí, después de una transición.
¿Va a ser una salida
traumática?
Va a seguir siendo traumática.
El que no advierta que esto es un trauma, tiene un gran umbral del dolor. Y lo
felicito.
¿Entonces?
Lo que yo creo es que hay que
hacer un pacto, como el pacto de Punto Fijo. Que un sector de las élites diga,
yo quiero ser populista. Y otro que diga yo no. Pero que se pongan de acuerdo
en una mínima agenda posible. ¿Qué podría ser? Un poder judicial independiente,
que no haya reelección, un solo período y doble vuelta. La Mud existe porque no
hay doble vuelta en Venezuela. Si María Corina, López o Capriles pudieran dar
su mensaje abiertamente y, después, en la segunda vuelta, se pudiera escoger a
uno, no haría falta esta porquería de la MUD. Si no puedes llegar a este
acuerdo mínimo, que no es comparable con el acuerdo al Betancourt, Caldera y el
maestro Prieto lograron hacer, ¿Qué demonios vas a hacer en el gobierno, si no
puedes llegar a un acuerdo mínimo republicano?
¿Por qué no pueden hacer ese
pacto?
Ese es el enigma, eso es lo
que yo me pregunto.
¿Por qué no lo han hecho?
Quizás porque priva la idea de
que “quiero quedarme con el coroto yo”.
¿Cree que sea eso únicamente?
Voy a enumerar cuatro
hipótesis. Una. Porque son cómplices. Dos. Porque son incapaces, que no lo
creo. Tres. Porque son conformistas. Cuatro. Porque son voraces (los que
quieren ponerle la mano a la renta petrolera solamente).
Pero lo que priva es
la complicidad, entre otras cosas, porque está en el presente, pero también en
el futuro. El problema, repito, es el post chavismo.
¿No ve una solución para el
país?
Sí, veo una solución
disruptiva, no negociada entre el chavismo y la oposición. La salida que yo he
visualizado es una nueva vanguardia que sea capaz de crear un pacto republicano
y que le venda ese pacto al país. ¿Para qué quieres elecciones regionales?
¿Para que te dinamiten tu gobernación?
¿No ve a los partidos
políticos en eso?
Los veo muy interesados en que
les den el situado constitucional. Ganamos, aquí tenemos dinero. Eso no es una
élite, eso es una cosa patética. Es un pedidor de techos de zinc. Es un pedidor
del gran Clap que es el situado constitucional.
Nadie puede decir en Venezuela
que tenemos unos políticos que no quieren ponerse al frente de la movilización
popular, lo han demostrado aún a costa de su integridad física, denunciando
además el golpe de Estado continuado, cuyo protagonista consuetudinario es la
Sala Constitucional del TSJ. ¿Este no sería un síntoma inequívoco de que la
elite política podría construir el pacto republicano del que habló
anteriormente?
Es notorio el esfuerzo de la
clase política de reconciliarse con la ciudadanía y sus electores, lo han
demostrado y han sido el blanco de agresiones físicas, pero eso tiene que ir
más allá de la intención de reconciliarse afectivamente con la ciudadanía y
poder elevarse a un plano político y lograr no sólo ser víctimas, sino ser
vanguardia. El reto de la clase política es pasar de ser una víctima también
del régimen, como lo ha sido durante todo este tiempo la ciudadanía, y elevarse
ahora a ser vanguardia que dirija claramente el destino, de superar,
urgentemente al chavismo. Pero eso implica, no sólo disposición de enfrentarse
a la Guardia Nacional en la calle, implica la altura y la claridad política
para lograr configurar una visión conjunta del país. Ojalá que así sea. Así
como soy escéptico, soy optimista. Estoy abierto a la posibilidad que eso
ocurra.
09-04-17
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