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miércoles, 28 de marzo de 2018

Vía Crucis de la escuela en el 2018 por @luisaconpaz



Por Luisa Pernalete


 Vía Crucis significa El Camino de la Cruz. El recorrido, con la cruz a cuestas, que hizo Jesús hasta su muerte. Hoy, en  Venezuela  las escuelas están viviendo constantemente un Vía Crucis. No es que antes no hubiésemos tenido problemas, pero no como los actuales. Quien esto escribe lleva más de 40 años en medio de centros educativos de sectores populares. Lo que presento son algunas estaciones de ese Vía Crucis escolar. Claro, a los tres días, Jesús resucitó. También en las escuelas hay signo de resurrección.

   Primera estación: ya no quedan lápices de colores en el salón. A mitad de año, los pequeños van agotando sus creyones, y antes, se reponían, ahora no hay cómo hacerlo. Precios actuales: caja de 12 colores, 840 mil, ¿Cómo  dices a los niños que el arco iris no tiene colores? ¿Cómo van a pintar  sus casitas con flores? Educación inicial y primaria sin creyones es una educación triste.

   Segunda estación: Robaron otra vez  la escuela. “Da miedo llegar los lunes, no sea que nos hayan vuelto a robar el plantel” Las escuelas eran respetadas, uno que otro evento, es verdad. En la escuela donde me inicié al sur de Maracaibo, en 7 años nos robaron dos veces. Hoy conozco escuelas que en lo que va del año escolar, ya contabilizan hasta 5 robos. Ya no es sólo equipos, ahora roban la cantina, la comida del desayuno para los muchachos…

   Tercera estación: La maestra llegó tarde otra vez: no conseguía transporte. Ella,  la maestra de primer grado, hasta hace unos meses recibía a sus  alumnos en la puerta del salón, llegaba tempranito. Ahora llega apuradita y sudada cuando ya los niños están en el aula.  Llegar al trabajo es cada día más difícil.

   Cuarta estación: Valentina no vino otra vez. Su mamá no consigue efectivo todos los días, y cuando consigue, entonces no encuentra transporte. Está en primer grado. Hay días que se vienen caminando, pero está lejos, esa caminata no puede hacerlo siempre.

   Quinta estación: “A veces llegan sólo 5 o  6 niños por aula”. Eso contaba una  maestra  de San Félix. “No es tanto por el transporte, la mayoría vive cerca: es por la comida.  ¡Es terrible! No comen en su casa ni en la escuela.” Conozco un caso de una escuela de Caracas: está desnutrida la niña y su mamá, docente, también. La letra con hambre no entra.  Esto ya es un problema de salud pública que no se está atendiendo. El PAE no llega a todas partes, y donde llega suele ser insuficiente.


   Sexta estación: “La maestra de 5 grado renunció.”  Duele cada renuncia. Algunos se van llorando. En solo una escuela de Fe y Alegría de Caracas, de diciembre a la fecha, van 7 renuncias. En otra, vía a El Junquito, van 17. Las horas de bachillerato es cuesta arriba llenarlas. Según la AVEC, en lo que va del años escolar, 3.500 docentes han renunciado a sus cargos en centros afiliados a la asociación. Sin maestros no hay educación.

   Séptima estación: “La mamá de Jenny se fue a Colombia. Ella se quedó con una tía. Llora todos los días”. La niña tiene 11 años. Se le ve triste todo el tiempo. Hay muchos casos en todos los colegios,  populares y también de clase media. Los niños se quedan con la abuela, con la tía, con unos vecinos. Los padres se van a trabajar a las minas o a países cercanos. Son relatos para llorar los adultos también. Sufren los que se van. Sufren los que se quedan.

   Octava estación: “Le ofrecieron 500 mil por llevar un paquete. Se  asustó, no aceptó…”.  Me lo contó un profesor. El alumno tiene 14 años. Ha sido buen estudiante. Su familia está pasando hambre. Las bandas ahora buscan “mulas”  también en liceos.  Si aceptan, se enredan, y si no también. Tienen que irse o se arriesgan a que los maten.

   Novena estación: ¡Le robaron el morral! El sobrino de la maestra Aída salía de una panadería en Caracas, le acababan de comprar un pan, pasaron unos muchachos y se lo arrancaron. "Ahora también se roban los morrales con todos los útiles. ¿Cómo se reponen?" Comenta una maestra de Maracaibo. A veces lo que buscan es la merienda, pero se lo llevan todo.

   Décima  estación: murió un niño otro niño por falta de tratamiento. La infancia no es la etapa para morir sino para jugar y soñar. Hay niños que mueren antes de entrar al colegio, y hay otros que hubieran podido  salvarse con tratamiento adecuado. El JM de Los Ríos tiene sus historias. Iban al colegio y no fueron más.

   En cada estación pidamos: Que Dios  ayude a los  educadores que perseveran; que el Padrenuestro de el pan de cada día a estudiantes y a maestros también;  que las autoridades recuerden que los derechos de los NNA son Prioridad Absoluta (Art. 78  de la CRBV y 7 de la LOPNNA); que  escuchen el clamor de tantas familias, que dejen de hacerse los dormidos.

   La Resurrección: hay mucha gente ayudando a cargar la Cruz. Los educadores héroes, malabaristas; las familias haciendo mil sacrificios para que los niños puedan ir a sus clases; organizaciones de la sociedad financiando programas de alimentación… Realmente se sorprende uno de las iniciativas a favor de la escuela, insuficientes, es cierto, pero que dan esperanza y nos reconcilian con una pare del país.

26-03-18




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