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lunes, 30 de noviembre de 2020

La solidaridad es la fuerza que nos mueve, por @bguinand


Bernardo Guinand Ayala 29 de noviembre de 2020

@bguinand

“¡Epa primo! En unas semanas debo estar en Caracas ¿crees que puedas apoyarme coordinando unas visitas a La Vega para mi tesis de grado?” Debía ser 2014 y algo así era el mensaje que recibía de Roberto quien viajaba desde Harvard a la parte alta de La Vega para realizar una serie de entrevistas a propósito del duro tema que escogía para su tesis de post grado: la violencia.

A Roberto no le gustan los retos fáciles; decidió meterse en lo social, en la política, abordar el tema de la violencia en Venezuela y escoger como foco de acción el complicadísimo municipio Libertador de Caracas. Como buen millennial y miembro de la generación 2007 ha sabido “vender” muy bien su trabajo, solo que a diferencia de muchos otros, no es solo fotos y redes sociales, sino que sus propuestas llevan mucho en la bola y los resultados están a la vista.


Caracas Mi Convive - su organización madre - propone vías de erradicación de la violencia en Caracas con base a las mejores prácticas del mundo, con programas concretos, con un equipo multidisciplinario y con investigaciones que, más allá de mostrar resultados y desnudar este tema tan álgido, ofrece orientaciones para el resto del país con una rigurosidad académica.

Alimenta La Solidaridad - su consentida - es un programa convertido en organización que nace sin tenerlo previsto, dando respuesta al terrible drama del hambre presente en el país. Ha crecido vertiginosamente en cada parroquia del municipio Libertador, sirviendo también como franquicia social que ha sido exitosamente implementada en otros 13 estados del país con apoyo de líderes y aliados regionales.

Recuerdo, cuando eran muy pocos los comedores, fuimos como familia a preparar hallacas por estas fechas en el Colegio Andy Aparicio - Fe y Alegría - en conjunto con las familias de la comunidad de La Vega, lo que derivó en una de las primeras propuestas de auto-sostenibilidad del programa. De ese primer comedor y menos de un centenar de niños, ahora el programa se extiende a 239 comedores dando de comer a decenas de miles de niños todos los días.     

Esta semana, regresando a casa para almorzar, me percato que una camioneta del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional SEBIN - que todos sabemos al “servicio” de quien está - le hacía “la visita” a los padres de Roberto. La persecución, el hostigamiento y hasta el miedo se nos hacían más tangibles como familia. Y a pesar de lo obvio, es decir, que sabemos que los sistemas totalitarios no necesitan excusas para perseguir a quien le provoque, muchos se preguntarán por qué Roberto aparece como nuevo objetivo. Me atrevo a especular que Robertico - como le solíamos decir en familia - combina un par de características que aterran al régimen: talento y legitimidad.

El talento de Roberto no viene por lo académico. O no solo viene de allí. No depende de sus estudios y reconocimientos en la USB o Harvard, sino que tiene una gran capacidad para estar siempre un par de pasos adelante. Cuando le dicen que Alimenta La Solidaridad es un proyecto asistencialista, él tiene rato pensando y ejecutando como se transforma en un proyecto de formación y desarrollo comunitario. Cuando le dicen que será difícil la sostenibilidad a largo plazo, ya Roberto y su equipo han dado varias vueltas ejecutando programas de autofinanciamiento - como Sustento - u otras iniciativas. No han sido programas oportunistas o puntuales, sino que siempre pone la mirada en el largo plazo, incluso demostrando que el éxito del programa – así como del país – será cuando desaparezcan los comedores. Y trabaja para ello.                     

Por otro lado, la legitimidad de Roberto, sobre todo en las barriadas donde trabaja, generando cimientos de tejido y compromiso social en lugar de visitas esporádicas tipo campañas politiqueras, es quizás el mayor temor de quienes hoy controlan el país.

En 2018, preparaba con Roberto una intervención para un congreso internacional de fundraising; congreso al cual no pudo asistir en ese entonces por una señal de alerta que provenía desde el nefasto programa del fulano ese del mazo. Mientras trabajábamos en ello, analizamos los elementos de éxito que habían hecho de su programa alimenticio un caso exitoso desde el punto de vista de la consecución de recursos. Destacamos muchos factores: una cartera diversa, la constante innovación, acceso a financiamiento, mensajes claros con vías de comunicación adecuadas, inversión en campañas; pero Roberto siempre tuvo claro que el pivote central del proyecto, el verdadero motor de Alimenta La Solidaridad no es el financiamiento internacional o las alianzas desarrolladas, sino la gente de la comunidad, el aporte voluntario de las madres de cada comedor. Ese, indiscutiblemente, es el mayor aporte en recursos y representa la verdadera sostenibilidad del programa. Pagar por ello, lo haría sencillamente imposible, así que esas madres no son - solo - beneficiarias o voluntarias, sino las principales contribuyentes de ALS. Destacar, trabajar y profundizar en ello ha repercutido en la legitimidad que hoy tienen.  

La solidaridad es una fuerza poderosísima. Justo porque no se sustenta en la dependencia o la sumisión. La solidaridad no es una vía o calle angosta de un solo sentido, sino una autopista con múltiples canales de ida y de vuelta; el que da también recibe y el que recibe puede compartir también lo que tiene. Eso genera pavor para aquellos que desean que la pobreza siga reinando y que las relaciones sean unidireccionales. Hoy se criminaliza a la solidaridad, como se hizo con las protestas, con el que produce, con el que sueña, con el que piensa distinto. Otra piedra en el camino. Contra el atropello y hostigamiento, que siga siendo la solidaridad, esa fuerza que nos mueve. ¡Contigo primo!        

Bernardo Guinand Ayala

@bguinand 

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