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miércoles, 3 de julio de 2019

La versión oficial por @INFOCRACIA



Por Andrés Cañizález


El chavismo está en uno de esos puntos decisorios. Puede optar por la mentira, como ha hecho en otros casos, por tapar las violaciones a derechos humanos, con lo cual se consolidara la crueldad como parte intrínseca del régimen. O puede optar por la verdad y castigar a los responsables.

Los seres humanos siempre, siempre, tendremos opciones. Y los gobiernos, aún los más autoritarios, siempre se encontrarán ante disyuntivas en las cuales los hombres y mujeres que los conforman deben tomar decisiones. Hacemos esto o aquello. Esa decisión es la que finalmente marca su naturaleza, es lo que los define.

El chavismo tiene una seria disyuntiva en relación con el asesinato del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, un oficial retirado a quien se le había acusado mediáticamente de formar parte de una conspiración para derrocar y asesinar a Nicolás Maduro. La versión oficial de este hecho se ha convertido en una suerte de bumerán que va sobre el cuello del propio chavismo y sus voceros.

Al admitir que estaba detenido, en su alocución del 26 de junio, Jorge Rodríguez por la vía de los hechos generó un habeas corpus. La suerte del capitán de corbeta estaba en manos exclusivamente de las autoridades, y en términos cronológicos es importante.

El capitán Acosta Arévalo que nos muestra la versión oficial, para acusarlo de conspirador, es la de un hombre sano, la de hombre en dominio de sus capacidades intelectuales. No es una persona ni deprimida, ni aquejada por un problema de salud. Esta es la imagen del hombre que es detenido la tercera semana de junio.

La detención de este oficial y de otros seis militares y policías, y que esto haya ocurrido como correlato a la visita de la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, desnuda asimismo otra de las características de este régimen. La capacidad de moverse simultáneamente en varios tableros, de no estar solamente en un escenario, sino de estar en uno y ya ir construyendo otros.


El 26 de Junio Jorge Rodríguez ya acusa a Acosta Arévalo, pero conviene detenerse en el orden cronológico de las cosas. Para ese momento el capitán aún no había sido presentado formalmente ante un juez militar. Eso, según lo que han indicado defensoras de derechos humanos como Tamara Suju y Rocío San Miguel, ocurrió dos días después.

El juez al ver el estado deplorable de Acosta Arévalo ordena que sea trasladado a un hospital castrense, en Fuerte Tiuna, en donde finalmente fallece presuntamente víctima de las golpizas y torturas que recibió siendo prisionero de la Dirección General de Contrainteligencia Militar. La esposa del militar fallecido confirma la tesis de la tortura.

Hay dos elementos igualmente llamativos en este caso. Hay dos versiones oficiales sobre el estatus legal de Acosta Arévalo. Jorge Rodríguez como vocero del régimen dice que estaba imputado (¿quién lo imputó? ¿Cuándo?). El fiscal designado por la constituyente, Tarek William Saab, aclara que sólo había sido presentado.

Admitiendo el régimen que el capitán de corbeta era su detenido, surgen otras interrogantes a partir de la versión oficial. ¿Por qué estuvo incomunicado? ¿Por qué no se presentó en un lapso de 36 horas ante un tribunal? Tácitamente el régimen admite su responsabilidad, y esto es grave. Y aún no se aborda lo relacionado con la muerte del oficial.

La muerte de Acosta Arévalo y la disyuntiva

El comunicado oficial deberá conservarse tipo documento de estudio de cómo el aparato de propaganda, bajo el chavismo, se activaba para enlodar a las víctimas. Antes de reconocer lo más grave, la muerte de Acosta Arévalo, se le dedica un párrafo aún más amplio para señalarlo de presuntos delitos sobre los cuales el fallecido ya no tendrá ninguna oportunidad para defenderse.

Por otro lado, esa versión oficial omite la condición de militar de quien murió a consecuencia de su detención por órganos de seguridad del Estado. ¿Evitar decir el rango no es otra forma de degradarlo? En la lógica propagandística se le dice ciudadano, como si eso no le diera derechos. Incluido el derecho a la vida, hoy sencillamente violado.

Cómo decíamos al inicio el chavismo está ante una disyuntiva. No todo es en blanco y negro. Yo personalmente quiero creer que el régimen se debate en torno a qué hacer. Lo que termine decidiendo y haciendo, en torno a este escandaloso caso, nos hablará mucho sobre la naturaleza de quienes detentan el poder.

02-07-19




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