Por Fernando Facchin B., 11/09/2015
El vicio del ventajismo oficial institucionalizado, está en la falta de
fiscalización democrática del poder y en la dificultad de contar con una
pluralidad política integrada en procura de una unidad electoral efectiva.
Denuncias y descalificaciones sin fundamento ni pruebas han permitido que la
corrupción electoral campee a su gusto y que lo ilegal llegue a ser tan
poderoso como lo legal, todo depende de una doble y cuestionada verdad
instalada en la operatividad política opositora.
El ventajismo ha estado presente en los últimos tres lustros y siempre
ha ganado, fomentando prácticas de delincuencia electoral que lesionan los
derechos ciudadanos, con total desprecio por la moral y la ética electoral,
elementos fundamentales de la soberanía popular, tales como el desconocimiento
de la normativa legal, el voto asistido, el clientelismo, el fraude, el miedo y
demás tretas y manipulaciones oficiales, lo que ha dejado graves secuelas en la
psicología social, como el miedo a la libertad y a la defensa de los derechos
fundamentales.
Tomemos el camino de la recuperación democrática. La dirigencia
democrática debe operar en un marco electoral transparente, serio, honesto y
equitativo. Los partidos políticos cumplen una función central en esta tarea,
de igual manera la ciudadanía activa y organizada, urge unas agendas de desafíos
urgentes sobre la realidad. Expira el tiempo que nos concedió la historia;
ya se ha iniciado la cuenta regresiva de un madurismo asfixiado por la
incultura de la violencia y la mentira reiterada. El 6D es la alternativa
fiable para el cambio.
Carabobo no quiere ser el actor de votos para quienes luego se
convierten en sus verdugos, ni cómplice de los juegos perversos del poder rojo.
Exigimos un futuro promisorio que hasta ahora se nos ha negado.
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