BBC Mundo 16 de
septiembre de 2015
Las malas noticias sobre la economía
latinoamericana no paran de llegar.
Por eso, la región entera está empezando
a experimentar un nerviosismo ante sus perspectivas económicas que no se veía
en varios años.
El venezolano Moisés Naím es una de las
voces más conocidas y polémicas en el análisis internacional de la región.
Exministro de Industria y Comercio y director del Banco Central de su país al
final de la década de 1980, se hizo conocido globalmente por sus 14 años como
director de Foreign Policy, una prestigiosa revista de análisis
internacional.
Antichavista conocido y simpatizante de
las políticas de mercado, hoy intensifica sus críticas al manejo reciente de la
economía latinoamericana.
En la última década, muchos gobiernos de
centroizquierda de la región se apartaron de las recetas “neoliberales”defendidas
por Naím, y con un estado mucho más activista, financiado por los buenos
precios de las materias primas, especialmente las exportadas a China,
obtuvieron crecimiento económico con dramáticas reducciones de la pobreza.
Pero ahora la situación parece tomar un
rumbo contrario. BBC Mundo tuvo una entrevista telefónica con Naím para conocer
qué piensa de los nubarrones que se ciernen sobre la economía de América
Latina.
– Con la caída en los precios del
petróleo y demás materias primas, la desaceleración en China y una posible alza
de tasas de interés en Estados Unidos: ¿enfrenta la economía de América Latina
la tormenta perfecta?
Lo creo, y creo que América Latina va a
tener un periodo en los próximos años en que va a ser peor del que hubo a raíz
de la crisis financiera mundial de 2009.
– ¿A qué países de la región les va a ir
peor?
Concretamente Venezuela y Brasil serán
los más impactados. Pero de una manera u otra todos los países van a sufrir el
impacto de esta convergencia de factores.
– ¿Va llegar Venezuela a la hiperinflación?
La definición de hiperinflación es
inflación de tres dígitos durante dos trimestres seguidos. En estos momentos la
inflación es altísima. Pero mucho más grave que la inflación en Venezuela es el
desabastecimiento. Es no conseguir productos básicos y medicinas. Cuando no
consigues productos básicos o medicinas, el precio es infinito. Mucho más grave
que tener precios altos es tener productos que no se consiguen a ningún precio.
– El caso brasileño está también muy
presente en la discusión internacional por la reciente rebaja en la
calificación de su deuda por la agencia Standard and Poors. ¿Cómo
explica que Brasil haya pasado tan rápidamente de ser un país que todo el mundo
presentaba como ejemplo de potencia emergente, a enfrentar una situación de
crisis?
Fue un populismo menos estridente que el
de (fallecido presidente venezolano) Hugo Chávez, pero ciertamente un
crecimiento económico fundamentado en el gasto público, en el crédito fácil y
en la expansión monetaria.
Todo esto basado en los ingresos producto
en las exportaciones de commodities y el acceso fácil a los
mercados financieros internacionales que estaban pasando por un momento de
abundancia de liquidez. Una vez ambas cosas desaparecen, la política que los
había mantenido andando se hizo insostenible.
– Durante la última gran crisis
económica latinoamericana, en los años 80, se habló de una década perdida por
sus enormes costos sociales, en contraste con los años recientes, donde
millones de latinoamericanos han salido de la pobreza y han ingresado a la
clase media, en muchos casos gracias a las políticas de gobiernos de
centroizquierda. ¿Están en peligro estos avances sociales con la crisis en
ciernes? ¿Puede ocurrir un retroceso tan grande como el de los años 80?
No en general. En algunos países esas nuevas
clases medias ya se consolidaron. Pero veo con mucha preocupación lo que puede
pasar en Argentina, Brasil y por supuesto en Venezuela. Está claro que en
Venezuela muchos de los progresos que hubo en los últimos diez años están
siendo perdidos a gran velocidad.
– ¿Quién tuvo la culpa de esta crisis
que está llegando en América Latina? ¿Es el resultado de un deterioro de las
condiciones internacionales? ¿O es de los políticos?
No hay duda que es de quienes estuvieron
a cargo. Es difícil pensar que Hugo Chávez y Nicolás Maduro no son responsables
de la situación económica que hay en Venezuela. Ellos tuvieron la capacidad y
el poder absoluto durante mucho tiempo e hicieron con ese poder lo que
quisieron sin ningún tipo de pesos y contrapesos.
Lo que se ve hoy en Venezuela fue hecho
en el Palacio (presidencial) de Miraflores. Lo que estamos viendo en Brasil fue
hecho por (el expresidente Luiz Inacio) Lula da Silva y (la presidenta) Dilma
Rousseff. Y lo que estamos viendo en Argentina fue hecho por la familia
Kirchner. Sobre eso no debería haber gran controversia.
– Muchos vieron en su momento a China
como un salvador de América Latina. Ahora tiene problemas. ¿Hicieron estos
países un error estratégico al apostarle a China?
No. Uno le vende a quien le compre. China
seguirá siendo protagonista y va a ser un comprador importante. La demografía
dicta eso. Pero ciertamente es un país que ya no va a crecer a las tasas
anteriores y va a demandar menos productos de América Latina.
– ¿Qué tan grave va a llegar a ser esta
crisis comparada con anteriores?
Todavía es muy temprano para saberlo.
China lleva tiempo siendo la principal locomotora de la economía mundial. Lo
que no sabemos es si esa locomotora desaceleró o se descarriló. Eso lo vamos a
descubrir en los próximos meses.
– ¿Qué se puede hacer para aminorar el
costo de la crisis que usted ve venir?
No hay sorpresas, ni revelaciones, ni
hay magia. Hay que hacer el trabajo cotidiano de reducir el gasto público que
no tiene impacto social, el que solo contribuye a la burocracia.
América Latina tiene una desesperada
necesidad de aumentar su productividad laboral y empresarial, que es una de las
más bajas del mundo.
Las tasas de ahorro también están entre
las más bajas del mundo. Hay que hacer la tarea, una tarea que se sabía que
había que hacer, que no ha dejado de ser urgente pero que con la bonanza de los commodities y
el dinero fácil se perdió el impulso y la prioridad en las reformas que todo el
mundo sabe que son indispensables.
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