Por Carlos Vilchez Navamuel,
10/03/2017
El historiador, Roberto Azaretto
nos explica que “En realidad hay antecedentes de presidentes de los EEUU que
fueron considerados populistas. El primero, el abogado y general de milicias
Andrew Jackson, que frustró la reelección de John Quincy Adams, hijo de uno de
los “Padres Fundadores” de esa nación”.
Mientras que el periódico The
Guardian, publicó un artículo en enero pasado que decía entre otras cosas que
“Los presidentes estadounidenses más exitosos, desde Franklin D Roosevelt a
Reagan hasta Bill Clinton, han sido populistas hasta cierto punto. Pero los
líderes de ambos partidos también han sido cautelosos de la tendencia del
populismo a caer en demagogia”.
El 30 de junio de 2016 aún
presidente de los EEUU, Barack Obama se declaró populista porque lucha por la
justicia social, “Me preocupo por la gente pobre, que está trabajando muy
fuerte y no tiene la oportunidad de avanzar. Y me preocupo por los
trabajadores, que sean capaces de tener una voz colectiva en su lugar de
trabajo… quiero estar seguro de que los niños están recibiendo una educación
decente… y creo que tenemos que tener un sistema de impuestos que sea justo”,
expresó Obama. “Supongo que eso me hace un populista”, agregó el mandatario
estadounidense.
En España, el periódico, El País,
publicó recientemente un artículo de Héctor E. Schamis, Consejero Académico del
Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) y profesor en
el Centro de Estudios Latinoamericanos y en el programa “Democracy & Governance” de la Universidad de Georgetown. El
escrito titulado: “Trump y el populismo
latinoamericano, Una analogía que solo genera confusión”. Explica entre otras
cosas que “Más que populismo latinoamericano, Trump expresa los viejos temas de
la “presidencia imperial”, esa institución muy americana y siempre propensa a
rebasar sus límites constitucionales. Quienes ven a Perón y Chávez en Trump,
consecuentemente también deberían verlos en Roosevelt, quien se quedó cuatro
periodos consecutivos en el poder. O habría que ver ese mismo populismo en
George W. Bush, quien libró dos guerras por medio de una virtual abdicación del
Congreso al concederle autonomía para hacerlo. O en Obama, quien desde 2014 en
minoría, no obstante, escogió legislar mediante decretos ejecutivos”. (Las
negritas son nuestras)
Pero ¿qué entendemos cómo
populismo? El diccionario de la Real Academia Española define la palabra
populismo como la tendencia política que pretende atraerse a las clases
populares. Otra definición dice: Tendencia política que dice defender los
intereses y aspiraciones del pueblo
El escritor y periodista cubano
Carlos Alberto Montaner escribió sobre el tema un artículo que tituló: ¿Estamos
en presencia de un gobierno populista? En el escrito nos menciona lo que para
él son los 11 rasgos definitorios de un gobierno populista que aquí resumimos:
- Anti elitismo: se culpa a la élite política, económica, o simplemente urbana.
- El exclusivismo: sólo “nosotros” (quienes detentan el poder) somos los auténticos representantes del pueblo.
- El caudillismo: se cultiva el aprecio por un líder que es el gran intérprete de la voluntad popular. (Hitler, Mussolini, Perón, Fidel Castro, Juan Velasco Alvarado, Hugo Chávez).
- El adanismo: (por Adán) la historia comienza con ellos. El pasado es una sucesión de fracasos.
- El nacionalismo: una nefasta creencia en la propia superioridad que conduce al proteccionismo o a dos reacciones aparentemente contrarias.
- El estatismo: o la acción planificada del Estado, y nunca el crecimiento espontáneo y libre de la sociedad y sus emprendedores.
- El clientelismo: concebido para generar millones de estómagos agradecidos que le deben todo al gobernante que les da de comer y acaban por constituir su base de apoyo.
- La centralización de todos los poderes. El caudillo o la cúpula dominante controla el sistema judicial y el legislativo.
- El control y manipulación de los agentes económicos, comenzando por el banco nacional o de emisión, que se vuelve una máquina de imprimir billetes al enloquecido dictado del Ejecutivo.
- El doble lenguaje. La semántica se transforma en un campo de batalla y las palabras adquieren una significación diferente. “Libertad” se convierte en obediencia, “lealtad” en sumisión.
- La desaparición de cualquier vestigio de cordialidad cívica asociado a la tolerancia y la diversidad. Se utiliza un lenguaje de odio que preludia la agresión. http://www.elblogdemontaner.com/estamos-en-presencia-de-un-gobierno-populista/
Ahora que muchos analistas
políticos y periodistas se refieren al presidente de los EEUU como populista,
sería importante hacer el ejercicio que recomienda Montaner en su artículo con
el gobierno de Trump, pues nos parece exagerado definir a su gobierno como
populista, una cosa es que una persona sea populista y otra muy distinta que su
gobierno lo sea. En este caso no califica por la institucionalidad que aún
existe en ese país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico