martes, 28 de marzo de 2017

Un Nuevo Tiempo de Crisis o un Nuevo Tiempo de Oportunidades, por @OmarVillalbaG



Omar Villalba 27 de marzo de 2017

“Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra “crisis”. Una pincelada significa “peligro”, la otra “oportunidad”. En una crisis toma conciencia del peligro, pero reconoce la oportunidad”.
John F. Kennedy.

El pueblo chino forma parte de una gran civilización milenaria, y que a diferencia de otros pueblos e imperios ha persistido, a través del tiempo, hasta nuestros días por dos razones: 1) el pragmatismo y 2) la paciencia. Algunos argumentan, que debido a la creencia en la reencarnación los chinos suelen pensar en términos de largo plazo. Eso se traduce en un hecho muy sencillo: los chinos son cautelosos y siempre van dos pasos por delante de los demás. Para el chino la astucia, junto al sentido de deber, honor para con su comunidad y el sacrificio por un bienestar mayor, son los valores más preciados.

Gracias a esa mentalidad han sido capaces de sobreponerse a miles de crisis internas, el contacto con el hombre blanco; el dominio inglés, japonés, y la llegada del comunismo. En este último caso, fueron capaces de entender el principal postulado del marxismo: la dialéctica. Y a partir de ella pudieron capear los efectos negativos de la mala implementación de este sistema. Debido a la ejecución pragmática de este principio, China es una república comunista, pero a su vez una potencia económica y capitalista en el sentido más estricto de la palabra, que tiene en jaque a las principales potencias mundiales.

¿Cómo lograron eso? Sencillo pues, entendieron que toda crisis conlleva un riesgo además de un peligro, el cual si es aprovechado y manejado con sumo cuidado presenta una oportunidad que les permite obtener una VENTAJA.

En este momento, deben estar preguntándose ¿Cuál es la necesidad de este preámbulo tan pretencioso? Pues es imperativo poner todo en contexto, pues en este momento Venezuela transita por una crisis —de tipo económica, social y política— producto de más de 18 años de malas prácticas y desgobierno. Pero, esta situación catastrófica también ha generado el escenario ideal para que ocurra un cambio hacia un mejor Gobierno.

Un ejemplo de este fenómeno lo observamos el 6D del 2015 cuando la UNIDAD consiguió arrancarle de las manos la Asamblea Nacional a la “Revolución”. Este resultado, sin duda inesperado, allanó el terreno para que la MUD se potenciara e iniciara una serie de actos cuya intención es cambiar el gobierno, crear una nueva Venezuela donde las generaciones futuras pueden crecer y florecer.

El revés que sufrió el gobierno los obligó a ser proactivos y tratar de adelantarse, sin éxito, a la MUD. Sin su líder, carecían de la figura carismática con la lengua de plata capaz de transformar, a nivel discursivo, cualquier derrota en una victoria. Sin esta capacidad, los “revolucionarios” comenzaron a hacer gimnasia mental. Me recuerdan, sin duda alguna, a ese amigo bocón y orgullo que todos tenemos. Y mientras la MUD se posicionaba y enfilaba sus fuerzas por el revocatorio, ellos se dedicaban a preparar chapuza tras chapuza para frenar este evento. Al final, tuvieron que sacarse una liebre de la chistera, y valerse de unos tribunales penales para frenar el avance del RR.

Luego, consciente de su vulnerabilidad, convocaron a la UNIDAD a un diálogo ¡Quién se los habría imaginado! La todopoderosa revolución que vivía mandando sola a sus anchas tuvo que ceder y dar a torcer su brazo. Se vieron en la necesidad de sentarse a hablar con los burgueses apátridas de la oposición. En esa oportunidad la casta del perro volvió a salir, y el gobierno se adjudicó el evento y los logros del diálogo. Este ejercicio de gimnasia mental pondría de nuevo sobre la mesa sus contradicciones, pues el sentarse a charlar con la MUD implica reconocerlos a estos, como mínimo, en términos de igualdad o semejanza. Lo cual significa, al fina: la MUD ya no es escuálida, ya no es minoría y que la revolución si ha sufrido una minusvalía en sus capacidades.

No conforme con este evento, se han adelantado a la MUD en otros aspectos, siendo el más importante las Elecciones Regionales. Conscientes, al menos en el fondo, de esta debilidad, el Gobierno se sacó de la manga un sinfín de excusas, siendo la más notoria la renovación de los partidos políticos.

Esta renovación no es más que un indicio del miedo que sienten ante la posibilidad perder las eventuales elecciones regionales. Como están conscientes de que la UNIDAD no es un ente homogéneo, presentan esta situación con la esperanza de fragmentarla. Si bien hubo voces contrapuestas y negadas a llevar adelante este proceso, lo cierto es que la MUD le ha metido el pecho al fenómeno. Lograron transformar esta aparente crisis en una oportunidad, y lejos dividirse e iniciar un festival de puñaladas —cosa que la Revolución anhelaba— se unieron y decidieron validarse.

Lejos de caer e iniciar un llantén, la MUD se ha crecido frente a esta aparente adversidad y le ha demostrado al Gobierno que tiene fuerza. Que aún hay militantes y poder de convocatoria. En términos sencillos, hemos sido capaces de hacer frente a esta crisis, al riesgo, el peligro, y transformar todas esas variables en una oportunidad que nos ha permitido demostrarle que tenemos bases, poseemos capacidad de convocatoria, no somos una horda de facinerosos, inescrupulosos y ansiosos por el poder. Hay una militancia vieja y una nueva generación cada vez más comprometida con la construcción de una nueva Venezuela.

Es por eso, cuando se acerca nuestro turno al bate, este 1 y 2 de Abril, debemos salir con ánimos a validarnos. Transformar este intento de hacernos caer, en una fiesta democrática con alegría y civismo. Y es algo que debemos no solo hacer este día, sino lo que siguen. Apoyar e incentivar a los otros militantes de los partidos de la MUD que aún faltan por renovarse.

Una firma, un partido, sin duda. Pero eso no impide a que informemos a los militantes. Eso no impide que motivemos a otros a participar, llevemos el mensaje de la democracia y la pluralidad de los partidos, cual si fuésemos misioneros.

Estamos ante un nuevo tiempo de crisis, pero también frente a una nueva oportunidad que nos permitirá cambiar estos tiempos. Este es el momento para sentar las bases sobre la cual construiremos la Venezuela que queremos.

Las generaciones futuras no los agradecerán.

Omar Jesus Villalba

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