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sábado, 15 de abril de 2017

La oposición venezolana recobra el impulso con la protesta en la calle, por @Ewalds6



EWALD SCHARFENBERG 14 de abril de 2017

Dos semanas después de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que situaron a Venezuela en la ruptura constitucional, las protestas no dejan de ganar en intensidad en las calles de Caracas y en otras ciudades del país. Aunque los fallos judiciales fueron rebajados para calmar las aguas, el efecto ha sido el contrario, y oposición contra el presidente Nicolás Maduro. 

Las decisiones de los magistrados de dejar sin inmunidad a los parlamentarios y retirar luego las competencias a la Asamblea Nacional fueron maquilladas para moderar sus aspectos más controvertidos, pero sus efectos han sido exactamente los contrarios a los deseados: en lugar de darle más poder al Ejecutivo de Nicolás Maduro, han devuelto la iniciativa a la oposición.

El sector opositor, aunque formalmente congregado en torno a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), se muestra con frecuencia escindido entre un ala gradualista y otra maximalista. Las tensiones entre unos y otros se hicieron evidentes a propósito del proceso de diálogo con el Gobierno que en 2016 patrocinaron el Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y en el que medió una terna de expresidentes iberoamericanos, con el español José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza.

El naufragio en diciembre pasado de las conversaciones, debido en primer lugar a la desconfianza insuperable que existe entre el Gobierno chavista y la oposición, no dejó otro camino que el reencuentro de los dirigentes opositores en la movilización callejera.

Sus principales líderes, entre ellos el gobernador del Estado de Miranda, Henrique Capriles, han sufrido con los manifestantes los efectos de los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas policiales durante las protestas de los últimos días. Mientras los dirigentes opositores recobran así cercanía con sus bases, las protestas se desarrollan en torno a una exigencia clara: la celebración de elecciones ya.

Desde la semana pasada, los desórdenes se han producido en Caracas cada vez que los manifestantes ponen rumbo al centro de la ciudad. Sin variación, piquetes de los cuerpos de seguridad los disuaden con gases lacrimógenos y salvas de perdigones. Hasta el momento, se han producido cinco víctimas mortales, todas por heridas de bala en ciudades del interior del país.

Intento de agresión

En esta ocasión, los llamados colectivos o grupos de base armados del chavismo han participado activamente en las labores de control de los disturbios. A pesar de su carácter informal, grabaciones en vídeo en la ciudad de Barquisimeto, capital del Estado de Lara (noreste de Venezuela) han mostrado a esas agrupaciones saliendo en motocicletas desde los cuarteles de la Guardia Nacional (policía militarizada).

Se trata de milicias que adquieren la forma de cooperativas empresariales que reciben apoyo financiero del Estado. Miembros de esos grupos fueron quienes supuestamente intentaron agredir el miércoles al arzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino, y pintaron grafitis contra la Iglesia por toda la ciudad de San Cristóbal, capital del Estado de Táchira.

Las movilizaciones de los días recientes, realizadas en medio de las vacaciones de Semana Santa, buscan servir como preámbulo para la que la oposición ha llamado “la madre de todas las marchas”, a la que convoca el 19 de abril, 207º aniversario del inicio de la lucha por la independencia del dominio español. Se prevé que la manifestación intentará alcanzar alguna sede del Estado en el céntrico municipio Libertador.

Desde 2014, las autoridades nacionales han convertido en un asunto de honor impedir el paso hacia esa zona de Caracas, que aloja a la mayoría de las instituciones del Estado.

REBELIÓN EN ZONAS CHAVISTAS

Se ha hecho evidente durante las últimas protestas la capacidad intimidatoria de los colectivos en zonas populares que tradicionalmente votan al chavismo. El grupo de personas que el martes rodeó a la comitiva del presidente, Nicolás Maduro, y arremetió contra ella con una lluvia de huevos y otros objetos resultó significativo. No tanto por la animadversión, de la que dieron fe los testimonios gráficos en las redes sociales, sino porque ocurrió en San Félix, baluarte electoral del oficialismo.

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