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lunes, 25 de septiembre de 2017

La política de la verdad por @garciasim


Por Simón García


No se puede pedir a los políticos de hoy que hagan su trabajo a la manera de los de ayer. Las grandes concentraciones o las visitas de hogares carecen del alcance de una breve declaración de TV. La eficacia comunicacional no está en pintar paredes sino en manejar las redes.

Pero en materia de sostener principios y ser inspiradores de una causa con sentido país la vieja manera de hacer política conserva muchos de sus valores. Américo Martín me confiesa, que si a eso nos referimos, prefiere la vieja política, su densidad, su consistencia y la coherencia entre sus ideas y las luchas para llevarlos a cabo.

Todo esto se trastocó con la llegada al poder de un proyecto pensado desde el inicio en capturar el poder para no dejarlo; quebrar las bases capitalistas de la economía y desmantelar la democracia. Un plan para falsificar el pasado y controlar el presente a nombre de un futuro de mentiras.

Un imperativo de eficacia de la MUD es decir la verdad y construir confianza en una dirección política, colectiva y plural. Mientras el mundo sabía la reunión de Santo Domingo, aquí hubo quienes pretendieron negarla. Actitud indeseable por no democrática, aunque se diga que al tratar con gente tan mañosa hay que aplicar el precepto de Cicerón, en el tratado Sobre los deberes que escribió para su hijo Marcos, sobre “….ocasiones en las que transgredir la lealtad y la sinceridad puede ser justo”. Justificación que no da para extenderla a regla.


El eufemismo exploración elude el deber de informarle al país, indignado y desconfiado ante el gobierno, que cuando la presión internacional obliga a Maduro a sentarse a negociar, la MUD no puede voltear la cara, así los calle/calle griten y prefieran dejar las gobernaciones a quienes van a perpetuar este régimen y ayudar a que burlen la exigencia, nacional y mundial, de realizar elecciones presidenciales libres.

La MUD debería señalar los puntos innegociables y las concesiones que está dispuesta a hacer en una negociación. A pesar de las dudas y alertas que hay que mantener frente a quienes incumplen los acuerdos, hay que acompañar a la comunidad internacional en la determinación de que los venezolanos encontremos pacíficamente el restablecimiento de la democracia y la reconstrucción de la sociedad arruinada.

Esta vez el gobierno no se saldrá con las suyas para ganar tiempo o enfriar una campaña electoral que debe levantar en la calle los derechos y reivindicaciones de un pueblo sin pan, sin medicinas y sin derechos. El régimen sólo podría ganar si la prédica abstencionista le resta votos a los candidatos de la Unidad o donde ésta se enrede en nocivos resquemores.

Es hora de decir la verdad, porque sólo con ella superaremos las confusiones y las incomprensiones acerca de un camino democrático y constitucional para salir de esta pesadilla. Hora de asumirla sin miedos.

24-09-17




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