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viernes, 29 de septiembre de 2017

Negociación, elecciones y costos por @garciasim


Por Simón García


En el campo de la oposición y del gobierno hay rechazos internos a una negociación, El objetivo de ella es realizar una transferencia del poder en las condiciones más ventajosas para el país y con determinadas concesiones a quienes van a ir a unas elecciones, obligados por la presión internacional, a respetar sus resultados.

La negociación es un camino tenso, conflictivo e irregular. Supone que cada parte actuará para obtener los mayores logros con los menores costos, aunque ambas opten por resolver con votos lo que no les conviene intentar solucionar con otras armas.

El proceso tiene varios obstáculos. El primero es que desecha la idea de conquistar todas las demandas de una sola vez, esperar una explosión social o una incierta acción militar que nunca llega. El segundo es que hay que pagar un precio, para ahorrar mayores sacrificios y muertos, que no es fácil aceptar. 

Hay que contrastar lo que se obtiene en rescate de la democracia y de la Constitución, frente a la perspectiva de consolidación de una dictadura. Y si el balance es positivo para iniciar la superación de las crisis, la estabilidad del país sobre bases democráticas y la consecución de un nuevo gobierno, entonces el deber de partidos y dirigentes es promover claramente la negociación como una de sus luchas y dedicarse a vencer todas las maniobras, provocaciones y descalificaciones de quienes la descartan por intereses y juegos particulares.


Pero no hay que olvidar que la negociación es un medio para encontrar soluciones dentro de una estrategia de lucha en varios otros tableros. No es una renuncia a los objetivos de ninguna de las partes, sino la convicción de que es la opción preferible para ambas, entre todos los otros desenlaces probables.

El punto fuerte de la actual negociación es la realización incompleta de las elecciones regionales como resultado de la capacidad de movilización interna mostrada por la oposición y la determinación de los actores internacionales de no permitir la instauración de una dictadura en Venezuela. La oposición debe ganarlas y demostrar, frente a todos los ventajismos que seguirán operando, que la democracia es una causa nacional imposible de doblegar.       

Un triunfo contundente aumentará la presión para que el actual poder acepte anticipar la elección presidencial y admita sus resultados. Pero la MUD debe explicarle a toda la población lo que el país ganará con una transición acordada y convencerlo de lo que está dispuesto a ceder en aras de ponerle fin a la tragedia que vivimos.  

Callar es dejar que el pensamiento extremista de lado y lado, maniobre para sabotear las elecciones. Es intentar evadir que el país se pronuncie, con opinión y hechos, sobre la pregunta de fondo: ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por volver a vivir en democracia?

28-09-17




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