Por Carolina Gómez-Ávila
El equipo del taimado Henri
Falcón arranca con mal pie. Su Secretario General ha fanfarroneado con que la
MUD está muerta haciéndole un sospechoso coro a los agitadores de la calle,
extremistas que idolatran a los marines y que juran que van a impulsar una
rebelión popular en un país donde las cabezas que se podían calentar
protagonizan una estampida migratoria. Como un hijo que reniega de la madre que
lo parió, omite que la muy delgada capa de barniz opositor que ostenta Falcón
la obtuvo entrando en la MUD de la mano de Henrique Capriles Radonski en 2012,
quien lo apoyó tan decididamente que en 2013 lo nombró jefe de campaña en su
aspiración presidencial.
Mientras tanto, un dirigente
regional de su partido -y profesor universitario para más inri- culpa del
rechazo a Falcón a la “supremacía blanca caraqueña”, nauseabundo resurgir del
racismo en el discurso político que les enseñó Chávez. A esto se suma la
metempsicosis política: finalmente se descubre el lento proceso de
transmigración de las más eruditas plumas caprilistas, argumentadores ahora en
favor de la candidatura de Falcón. Además, aparecen “ideólogos” del
exgobernador haciéndose notar a través del desprestigio a ciudadanos comunes,
lo que revela que no tienen idea de dónde y cómo conseguir aliados y sí unos
egos sedientos de reconocimiento; lo hacen descuidando lo que deberían atender:
la cantidad de absurdas contradicciones que publica, a guisa de postulados
ideológicos, Avanzada Progresista en sus redes sociales.
En el artículo que Falcón
firma como escrito por él en The New York Times, presume de amplitud, pero
no del dinero que eso cuesta. Por la ferocidad de los ataques de los adláteres
de Falcón a la MUD, y por su necesidad de congraciarse con la dictadura para
que lo deje participar en paz, pienso que la contabilidad de Falcón deberá
calcularse en petros.
Ahora debe habérsele
apretado la soga al cuello con la declaración de Dujarric, portavoz de Guterres
en la ONU, que ha dejado claro que una eventual misión de observación electoral
depende del mandato de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad. Creo que
este asunto está por definir nuestro futuro más que cualquier otro y no debe
ser subestimado por ninguna de las partes.
Si el exgobernador realmente
quiere la presidencia y no hacerle el mandado a la dictadura -como nos está
pareciendo a muchos- tendrá que comenzar por admitir que no le bastará el
dinero sino que necesita de mucho apoyo estratégico y de militantes con
experiencia que le cuiden los votos. Por eso y para eso debe ir a rogarle a la
MUD que salga en cambote llamando a votar por su triste candidatura. Sí, Falcón
debe bajar la testuz si no es hipócrita cuando habla de inclusión, y también
debe ofrecer garantías, reconociendo que los líderes de la MUD labraron con
escardilla y al sol mientras él permanecía en una cómoda sombra que podría
resumirse así: “nunca seré candidato opositor pero lo más importante es la
unidad”. Me preocupa especialmente que no haya abjurado de ser “chavista
light”, pero no por darme el gusto sino porque el chavismo democrático no
existe, eso es un oxímoron político bajo el cual no puedo creerle otras
declaraciones que quiere vendernos por suficientes.
Para asomarme a ellas, no
olvido que el partido Avanzada Progresista fue fundado en 2012 por Henri Falcón
y Vladimir Villegas, y que la entrada del segundo en la parrilla de
programación de Globovisión le convirtió en su operador político más
importante. De hecho, a la fecha considero que el canal entero está en campaña
editorial a favor de Falcón.
Falcón ha declarado que, de
resultar electo presidente, no optará a la reelección. Hermosa consigna para
quienes valoramos la alternancia republicana, pero insultante si cree que será
suficiente considerando que la reelección está prevista en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela. ¿Pretende Falcón que su palabra nos
baste sin presentar de una vez la propuesta de enmienda constitucional?
Igual declaró que liberará a
los presos políticos, ¿ya redactó la ley de amnistía o ha pedido a los
interesados que propongan el que debería ser su primer decreto de Gobierno? Me
resulta ofensivo que pretenda que le creamos sin acciones consistentes.
Por eso ya me estoy
preparando emocionalmente para verlo, gane o no gane, como parte del gabinete
dictatorial a golpe de junio; seguramente haya que creer que ser parte de la
transición implica conformar un nuevo cártel de la corporación que nos mantiene
secuestrados. No dudo que lo manden de gira para pedir la liberación de los
recursos represados a los criminales que nos han esquilmado hasta matarnos de
mengua. Y quizás tenga que admitir que si lo logra podría mitigar nuestras
dantescas necesidades, pero no la náusea que me produce.
No hay quien le crea,
Falcón. ¿Quiere los votos? Pase por la oficina de la alianza de demócratas que,
golpeados y exprimidos, se desgastaron para que usted bebiera mieles.
Muéstreles respeto, pídales ayuda y deles garantías porque sin ellos usted no
va a ganar. Usted, Falcón, empezó con muy mal pie.
10-03-18
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