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jueves, 30 de julio de 2020

Servicio Jesuita a Refugiados insta a recibir con humanidad a venezolanos retornados, por @ibisL




Ibis Leon 28 de julio de 2020

El Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) promueve una campaña de hospitalidad frente a la estigmatización y la discriminación de la que han  sido víctimas los venezolanos retornados.

El director nacional del SRJ, padre jesuita Eduardo Soto, invitado en el Con la Luz de este martes 21 de julio, destacó la importancia de las campañas informativas para contrarrestar el miedo en las comunidades y fortalecer las medidas de prevención del COVID-19.

“El trato debe ser desde la humanidad y desde la protección, no se puede justificar que se califique a estas personas como trocheros o bioterroristas porque están en necesidad”, respondió a la directora general de Efecto Cocuyo, Luz Mely Reyes.

Comunidad en acción

Desde el Servicio Jesuita a Refugiados se estimula la participación activa de las comunidades siempre que se garanticen las condiciones de protección, recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, como el distanciamiento físico, el uso del tapabocas y la higiene frecuente de manos.

El padre Soto convocó a los ciudadanos a informarse y crear mecanismos de validación de la información, a identificar las zonas de mayor riesgo de contagio en su comunidad y crear redes de apoyo.

“Esta es una oportunidad para construir humanidad, los venezolanos que están regresando tienen todos sus derechos. El hecho de que usen pasos irregulares no significa que son delincuentes o que están contagiados de COVID-19, son personas que están desesperadas”, reiteró.

Riesgos en la frontera con los venezolanos retornados

Los efectos de la pandemia impactan con más fuerza a los migrantes venezolanos que dependían de trabajos informales y perdieron sus ingresos para pagar alquileres, enviar remesas y alimentarse.

Esto estimula el retorno masivo que queda “atrapado” por tiempo indefinido en la frontera debido a las restricciones de movilidad que impone la pandemia. “En Apure solamente permiten el paso de 100 personas los lunes, los miércoles y los viernes”, afirma el padre Soto.

“Lo primero es señalar que la respuesta a este fenómeno es limitada porque son limitados los recursos que están desplegados en la frontera”, expone.

Frente a este contexto, exhorta a las autoridades gubernamentales a proveer de salvoconductos y gasolina a los miembros del Servicio Jesuita a Refugiados para llevar ayuda a las comunidades que lo necesitan.

También pide potenciar la distribución de tapabocas y material de bioseguridad a través de los consejos comunales. “La gente quiere protegerse, estar libre del COVID-19, se tienen que repartir más artículos de limpieza”, expresa.

El SRJ no tiene acceso a los puntos de atención social integral (Pasi) como son conocidos los albergues que instaló el gobierno de Maduro en los estados fronterizos. La Cruz Roja es el único organismo internacional que tiene acceso.

Por este motivo ha enfocado su ayuda en las comunidades aledañas a los Pasi. “Hemos reforzado la ayuda en las comunidades con apoyo psicosocial y dotación de material de bioseguridad. También educamos para la prevención de la violencia de género que se ha exacerbado y apoyamos con ollas comunitarias para paliar el hambre que hay en la frontera. Lo que queremos es que no se sientan solos”, expresó.


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