Por Luisa Salomón
¿Qué tan adelantados
están los proyectos de vacunas para la enfermedad covid-19? ¿Cuánto tiempo
puede tomar su aprobación? ¿Es la vacuna el fin de la pandemia? Estas son
algunas de las preguntas que respondió el doctor José Esparza, destacado
virólogo venezolano, durante una
entrevista con Ángel Alayón, director de Prodavinci.
Esparza es médico
egresado de la Universidad del Zulia, PhD en Virología y Biología Celular de
Baylor College of Medicine. En más de cuatro décadas de carrera, Esparza ha
trabajado como profesor de virología y jefe de microbiología en el Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), también fue integrante del
programa global de la OMS para el VIH/sida y trabajó en el desarrollo de
vacunas para esta enfermedad, experiencia que lo llevó a ser asesor sobre
desarrollo de vacunas de VIH/sida y sobre Salud Pública y vacunación en la
Fundación Bill y Melinda Gates. Actualmente, Esparza es profesor de Virología
en la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, y fellow del
Instituto Koch, de Alemania.
¿Qué sabemos sobre los
desarrollos de vacunas para la covid-19? Las explicaciones del doctor Esparza
en diez claves:
Hay varios proyectos de
vacunas en fase de experimentación clínica, pero todavía falta tiempo para su
aprobación
Recientemente se ha
reportado que hay proyectos de desarrollos de vacunas avanzados que han
alcanzado la fase 3, que implica experimentación clínica con voluntarios
humanos. Uno de los proyectos es desarrollado en Estados Unidos por la empresa
Moderna y el National Institute of Health; el segundo es realizado en
Inglaterra por la Universidad de Oxford y la empresa Astra Zéneca.
Esparza explicó que el
proceso de creación de una vacuna pasa por una etapa preclínica en la que se
hacen las investigaciones de laboratorio para después avanzar a la etapa
clínica, donde inicia la experimentación. Esta etapa implica tres fases:
Fase 1: En esta fase se
aplica la vacuna por primera vez a humanos. La prueba se hace en un grupo de
entre 40 y 50 personas sanas y voluntarias. Cuando se prueba una vacuna hay
requerimientos éticos, pues no se debe poner en riesgo la salud de los
participantes en el estudio. “Tenemos una idea de la dosis que podemos
utilizar, que sea lo suficientemente alta para producir una respuesta
inmunológica, pero no para producir efectos colaterales”, explicó Esparza.
Fase 2: Es una
ampliación de la primera fase, donde se evalúa con más personas la seguridad de
la vacuna y su capacidad de producir respuesta inmunológica en el organismo.
Fase 3 (donde se
encuentran los proyectos más avanzados): Es una prueba que se aplica con
modalidad doble ciego. Los voluntarios son divididos en dos grupos, a uno de
ellos le administran la vacuna en desarrollo y al otro le administran un
placebo o una vacuna no relacionada. Se le llama doble ciego porque ni los
investigadores directos ni el grupo de voluntarios sabe quiénes recibieron
vacunas y quiénes placebo. Esta información la tiene un comité evaluador. Se
hace seguimiento a los voluntarios por un tiempo, quienes deben hacer su vida
normal e incluso cumplir con las medidas de prevención de contagios, y
eventualmente se evalúa la efectividad de la vacuna entre quienes recibieron la
vacuna y resultaron infectados.
Las vacunas que
superaron las dos primeras fases provocaron respuestas inmunológicas en los
voluntarios del estudio, pero todavía debe medirse si fue suficiente para
proteger del virus. “La fase 3 es la más importante. Hasta que no la pasen, no
es una vacuna efectiva … La eficacia mínima que consideraría la FDA en Estados
Unidos para aprobar una vacuna es 50%”.
Esparza explicó que no
todas las vacunas previenen necesariamente la infección: “La vacuna puede no
proteger contra la infección, pero tener un efecto en el progreso de la
enfermedad”. Es decir, los voluntarios podrían infectarse, pero la enfermedad
no progresa a niveles críticos. Las pruebas deben ser largas para asegurarse de
verificar estos posibles efectos de una vacuna.
¿Por qué toma tiempo el
desarrollo de una nueva vacuna?
Además de medir la
efectividad y la eficacia de la vacuna, los ensayos clínicos evalúan su
seguridad. Esto es crucial para la aprobación. Esparza explicó que la vacuna de
covid-19 podría aplicarse a miles de millones de personas, por eso es
importante que no tenga efectos colaterales. Aún si fuera una pequeña fracción
del estudio la que desarrollara estos efectos, sería suficiente para retirarla
del mercado porque en la realidad afectaría a miles de personas.
“Hay anticuerpos malos,
que pueden aumentar la respuesta patogénica del virus, estos anticuerpos
aumentadores de la infección pueden facilitar la infección del virus a células
que normalmente no se infectan. Lo hemos observado en MERS y SARS”, explicó
Esparza. Estos anticuerpos aumentadores de la infección son uno de los efectos
colaterales potencialmente predecibles para una vacuna contra covid-19.
“Hay otros efectos que
no sabemos que pueden ocurrir. Los voluntarios de las pruebas son sometidos a
muchas pruebas de laboratorio para tratar de encontrar efectos que no que
pudieron predecir. Por eso es importante una duración apropiada de la fase 3
para asegurar y también para ganar la seguridad de la población”.
¿Cuánto tiempo podría
tomar la aprobación de alguna de las vacunas para covid-19?
“Sabemos mucho sobre
las vacunas que se están desarrollando en Estados Unidos o Europa porque los
investigadores publican la información y es accesible. Sobre las vacunas que se
fabrican en China y en Rusia es muy poca la información. En el caso de Rusia,
contacté al inmunólogo principal del instituto Gamaleya de Moscú, que está
desarrollando una de las dos vacunas rusas. Lo contacté para preguntarle
especialmente sobre esta información. De una manera personal, ayer me envió un
correo con información sobre esta vacuna, detalles que nadie conoce porque no
están publicados. Esa es la gran diferencia de la transparencia en la cual se
están llevando las vacunas de Moderna, de Astra Zéneca y de Pfizer y la
opacidad de otras vacunas”.
La transparencia en los
estudios permite a la comunidad científica evaluar, comprobar o refutar
hallazgos. Esta crónica de Prodavinci cuenta
cómo la falta de acceso a los datos de una investigación alertó a un médico
investigador venezolano sobre un estudio científico que confirmaba la
efectividad de un tratamiento contra covid-19, pero fue publicado sin
suficientes evidencias.
“En protocolo
normalmente se habla de un año en fase 3. Estas fases tres comenzaron
básicamente el mes pasado. En principio, el año se completa en julio de 2021.
Pero es posible que un análisis interino de esas pruebas lleve unas
recomendaciones de parar la prueba. Eso lo hace un comité de monitoreo de datos
y seguridad. Es un comité formado por 5 a 10 personas, totalmente
independiente, que tiene acceso a la información del estudio doble ciego. Yo he
sido parte de esos comités, de manera que conozco bien cómo funcionan. La
responsabilidad es parar la prueba, porque hay efectos secundarios y hay una
obligación ética por el riesgo de la salud. Igualmente si se encuentra que la
vacuna es altamente eficaz, también uno puede dar la recomendación de parar
porque sería no ético continuar la prueba y no darle al grupo de control el
beneficio de la vacuna. Es complicado”.
Esparza recordó que el
entorno político estadounidense pudiera presionar el proceso y quizás provocar
un anuncio adelantado de la vacuna antes de las elecciones presidenciales,
previstas para el 3 de noviembre. “No creo que vayamos a tener un resultado
concluyente este año, quizás a mediados del año próximo. No puedo asegurar en
este momento que van a ser resultados positivos”.
¿Qué se sabe sobre la
efectividad de las vacunas en desarrollo?
Las vacunas en
desarrollo para la covid-19 son de diferentes tipos:
El proyecto de Oxford y
Astra Zéneca funciona con un adenovirus como vector que lleva información
genética del SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19.
El proyecto de Moderna
y el National Institute of Health de Estados Unidos es una vacuna basada en una
proteína estabilizada del SARS-CoV-2.
Los proyectos de
vacunas en China se están haciendo con el virus inactivo, o muerto.
“Un problema con las
vacunas vectoriales es que cuando se vacuna por primera vez, el individuo
desarrolla una respuesta inmune para el coronavirus y el vector. De manera que
la segunda vez que se quiera vacunar tiene inmunidad contra el vector y no
funciona. La vacuna de Oxford y Astra Zéneca está basada en adenovirus de
chimpancés porque los humanos no lo hemos padecido y reaccionamos bien cuando
nos vacunamos, creamos anticuerpos. Si la población tiene que revacunarse,
tendrá que hacerlo con otra vacuna, no con la de Oxford”.
Aunque aún no hay
suficiente información para tener certeza, Esparza dijo que es probable que una
vacuna contra la covid-19 requiera refuerzos para mantener la inmunidad.
“Estas tres vacunas
occidentales se han probado en animales, en monos macacos Rhesus. He visto los
resultados porque están publicados. Es interesante, las vacunas protegen contra
la infección. El problema es que los monos Rhesus se recuperan solos, no
desarrollan las enfermedades graves de humanos. Entonces no estamos seguros qué
tan predictivos son los resultados en monos Rhesus para los humanos. Yo, por lo
que he visto y por mi experiencia trabajando 40 años en virus y vacunas, pienso
que hay una buena posibilidad de que por lo menos una o dos de las vacunas que
están en fase 3 demuestren una eficacia aceptable para su uso”.
Esparza señaló que
también es posible que se haga una aprobación restrictiva o de emergencia.
Estas aprobaciones se dan de forma tentativa cuando hay poca evidencia, pero
los resultados preliminares muestran que la vacuna tiene eficacia y no causa
efectos secundarios. Esta modalidad se puede implementar para algunos sectores
prioritarios, como el personal hospitalario, que está expuesto a la pandemia.
Superada la
investigación científica, el reto es logístico: producir, distribuir y exportar
Producir en suficientes
cantidades, distribuir a todo el mundo, los costos asociados a la producción
son algunos de los factores que deben tomarse en cuenta para la implementación
de un programa de vacunación.
“No es solamente la
producción de la vacuna, son los frasquitos donde van, los viales, actualmente
hay escasez. La Fundación Gates ha donado mucho dinero para que compañías
produzcan. Existe una logística muy complicada en la vacuna”.
Esparza dijo que las
empresas farmacéuticas suelen esperar los resultados de la fase 3 para empezar
a producir, una vez que saben que la vacuna es eficaz. Sin embargo, el gobierno
estadounidense ya invirtió miles de millones de dólares para acelerar el
desarrollo, las pruebas clínicas y también la manufactura. Es un riesgo,
explicó Esparza, porque se pierde la inversión si la vacuna no pasa las
pruebas.
“La compañía que
produce más vacunas en el mundo está en India y ya está produciendo por cuenta
propia millones de dosis de la vacuna de Oxford sin saber si funciona”,
agregó.
“Se están produciendo
vacunas en países en vías de desarrollo, como India. La vacuna de Pfizer se
está probando en Argentina, Oxford en Brasil y al aceptar hacer parte de las
pruebas eso pone al país en ventaja para obtener acceso a la vacuna. Sé que hay
discusiones confidenciales de al menos dos países latinoamericanos que ya están
negociando precios y números de dosis. Compromisos de mercado en avanzada.
Adelantado. Pagas para que te lo hagan”.
Por otro lado, la OMS
tiene un programa para recaudar dinero y donaciones para llevar la vacuna a los
países en vías de desarrollo.
¿La vacuna implica el
fin de la pandemia?
“Si nosotros cortamos
la cadena de transmisión de enfermos a sanos, el virus tiende a desaparecer de
la naturaleza. En el caso de la covid-19, la única forma que tenemos hoy en día
para cortar la cadena de transmisión es usar la máscara, el distanciamiento… La
otra forma es vacunar. Cuando el virus trata de infectar a alguien y ese
alguien está vacunado, es inmune, es una calle ciega, el virus no sigue
adelante. Cuando una gran mayoría de la población está inmune, ya el virus no
puede seguir circulando en la población y tiende a desaparecer”, explicó
Esparza.
Esto se conoce como
inmunidad de rebaño. En el caso de covid-19, se estima que es necesario que al
menos 60% de la población sea inmune para alcanzar esa inmunidad de
rebaño.
“Hay un esfuerzo, no sé
qué tan efectivo será, para llegar esas vacunas a las personas. Creo que no va
a ser a tiempo para parar la pandemia. Van a ser las vacunas que nos van a
ayudar a recobrarnos de la pandemia y continuar viviendo en la endemia de este
virus”.
Los cambios en los
criterios científicos son normales, y necesarios, para el avance de las
investigaciones
Esparza dijo que
diariamente se publican cerca de 500 estudios relacionados con la pandemia.
Recordó que el SARS-CoV-2 es un virus nuevo que los científicos conocen desde
diciembre de 2019.
“Eso me recuerda mis
días tempranos con la epidemia de VIH/sida, cuando también se publicaba mucho.
En realidad, la mayoría de esa información no pasa la prueba del tiempo. Es
decir, dentro de meses o años mucho de eso se olvida, porque no se confirma que
la observación estuviera suficientemente basada en los hechos. Pero no importa,
así es como avanza la ciencia. La información que se publica hoy en día
estimula a otros investigadores a tratar de confirmar o refutar esa información
y poco a poco vamos adquiriendo conocimiento científico sólido.
[Los científicos]
tenemos que cambiar de opinión. Cuando empezó la pandemia realmente no teníamos
mucha idea sobre cuál era la frecuencia de transmisión, hoy en día estamos
debatiendo el uso de diferentes tipos de drogas. Cuando uno comienza a
enfrentar un problema, tiene que enfrentarlo con todas las armas, pero poco a
poco tiene que que ir dejando las que no funcionan. Los cambios no son basados
en caprichos del investigador o del político, sino en nueva información que
vamos obteniendo poco a poco”.
Es necesario mantener
el distanciamiento y los niños sí se pueden contagiar de covid-19
Mientras se aprueba la
vacuna, se deben mantener las medidas de prevención. Debido a la extensión de las
medidas de cuarentena –en Venezuela ya van cinco meses–, muchas personas
relajan los controles, especialmente con familiares y conocidos. Pero es en
esos círculos donde deben mantenerse más.
“Hay estudios
publicados que muestran que la mayoría de las infecciones ocurren a nivel de
los hogares. No es que uno va a un supermercado, a un restaurant, y se
contamina. Son contactos familiares. De manera que está bien irlos a visitar y
verlos por el vidrio de la ventana, saludarse desde lejos y darse un abrazo simbólico”.
Estados Unidos está
desarrollando un debate importante sobre el regreso de los niños a clases y el
riesgo de contagios en las escuelas. “En la última semana se han publicado dos
artículos que no dejan duda de que los niños se infectan, pueden transmitir.
Niños de cualquier edad tienen la misma cantidad de virus que los adultos”,
explicó Esparza.
En Venezuela ya se ha
reportado un caso de contagio infantil de covid-19. Esta crónica de Prodavinci cuenta
la historia de Dylan, un niño de un año que tuvo covid-19 y desarrolló síndrome
de Kawasaki.
Esparza dijo que abrir
las escuelas arriesga nuevos contagios y la expansión de la epidemia desde los
niños hacia sus hogares, donde están sus padres o abuelos. Pero, por otro lado,
mantener cerradas las escuelas afecta la formación de los niños, su estabilidad
psicológica y para muchos la escuela provee alimentación.
Venezuela necesita
transparencia y confianza para atender la epidemia
El doctor Esparza es
integrante de la Academia de Medicina de Venezuela, por lo que suscribió las
recientes recomendaciones publicadas por las academias venezolanas para
atender la epidemia de covid-19 a Venezuela.
“Cuando la gente me
pregunta cuál es el principal problema en la lucha contra la covid-19 en
Venezuela, yo digo que es la falta de transparencia. Es imposible montar una
respuesta que tenga el apoyo de la comunidad si la gente no cree al gobierno,
no cree lo que está pasando, no cree los números. No pasa solo en Venezuela, en
otros países también. Se requiere la participación, el compromiso de la
comunidad, para controlarla. Ese compromiso requiere confianza, disciplina, que
aceptemos las recomendaciones de usar máscaras y distanciamiento, aunque
interfiera con nuestra vida diaria”.
“Un problema en
Latinoamérica, no solamente en Venezuela, es que hay gente que hace su vida con
el trabajo informal. De manera que hacer una recomendación de cuarentena puede
ser muy bonito desde el punto de vista teórico, pero desde el punto de vista
práctico es imposible. En salud pública tenemos un dicho: uno no puede hacer
una recomendación de salud pública que no se pueda cumplir. El incumplimiento
resquebraja la credibilidad del sistema”.
“Una ventaja si se
quiere, de Latinoamérica y Venezuela, es que somos una población joven. La
mortalidad de España e Italia fue sobre todo en personas de mayor edad, yo
estuve chequeando recientemente la demografía venezolana y en la mayoría son
personas jóvenes. Yo esperaría una mortalidad y letalidad muy por debajo de la
que hemos visto en Europa”.
05-08-20
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