sábado, 13 de noviembre de 2010
Tener 60 en el Siglo XXI
Por Médicos Consultores
Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta años. Es una generación que ha pateado fuera del idioma la palabra 'sexagenario', porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales el hecho de envejecer. Los nuevos sexagenarios tienen cierto parecido con los adolescentes.
Tienen sobrenombres juveniles, los Alfredos son Freddys, las Maria Eugenia, Mariu, a los Enrique, se los conocen como Quique, o Henry, las Clarisas son Cla, los Pedros, son Pierre, las Paulinas son Paulas o Pau, los Carlos vuelven a utilizar los sobrenombres de la adolescencia como Lala, o Charly, o Car, las Ruth son Ruti, los Roberto son Roby, las Silvias son Sil o Silvinas, las Lauras son Lau, José puede ser Jo, Joe o Josito, los Oscar, son Oski, aparecen jóvenes de 60 con sobrenombres como Rony, Mike, Cris, Cesarito, Juancar, Tony, Cuque, algunos que no tienen sobrenombre se los conocen por su apellido o por como lo llamaban en el colegio secundario, como mi amigo Luis que es Z, y como en la vida le fue bien, ahora lo llaman Zetallonario.
Los nuevos jovenes de 60 casi no usan corbata y los trajes quedaron solo para las fiestas. Compran la ropa en los lugares de onda, en los mismos donde se visten los jóvenes. Las mujeres ya no tienen arrugas y los hombres cuentan con la pildorita por las dudas.
Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del siglo veinte para dar identidad a una masa de niños desbordados en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.
Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta litaeratura rioplatense le dio durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas de J.C. Onetti o Roberto Arlt, esta gente buscó y encontró hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganó la vida con eso. Supuestamente debe de ser por esto que se sienten plenos...algunos ni sueñan con jubilarse.
Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante. Ella trae décadas de experiencia de hacer su voluntad, cuando su madre sólo podía obedecer, y de ocupar lugares en la sociedad que su madre ni habría soñado con ocupar. Esta mujer pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo y en determinado momento de su juventud en el que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad.
Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, otras eligieron tener hijos, otras que fueron periodistas, atletas, o crearon su propio "YO S.A.". Pero cada una hizo su voluntad.
Reconozcamos que no fue un asunto fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente. Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de sesenta maneja la compu como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escribe, y se ve, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar con sus amigos y les escriben en e-mail sus ideas y vivencias.
Por lo general están satisfechas de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de los jóvenes; ellos conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona y toma nota, a lo sumo.
La gente grande comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada. Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo...Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas sueñan con tener la figura tuneada de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.
Hoy la gente de 60, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.
La gente de 60 de hoy, celebra el sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo...Quizás, por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los de sesenta en el siglo XXI.
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