Noticias ONU 26 de abril de 2021
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Teniendo
en cuenta el deterioro de la situación, la Agencia para los Refugiados
considera que la mayoría de los venezolanos califican para obtener asilo y pide
a los Gobiernos latinoamericanos que les otorgue este tipo de estatus y no los
devuelvan a su país.
La Agencia de la ONU para los Refugiados considera
que la mayoría de los venezolanos que huyen del país necesitan protección
internacional como refugiados, dado el deterioro de la situación política,
económica, de derechos humanos y humanitaria en su país.
En una
nota de orientación dirigida a los Gobiernos, ACNUR pide que los venezolanos,
sea cual sea su situación legal, no sean deportados o forzados a regresar.
Son
personas como José y Yurmi, que tuvieron que salir precipitadamente del país
con su bebé de siete meses, según el testimonio
recogido por ACNUR. Tras empacar un poco de ropa, caminaron hasta la
frontera con Colombia. A José, un médico que trabajaba como voluntario cerca de
la ciudad venezolana de Barquisimeto, le habían advertido que su vida
corría peligro. “La persona a la que pagaron para matarme era uno de
mis pacientes más cercanos. Me dijo que habría aceptado los 790 dólares
que le ofrecían por quitarme la vida si no hubiese estado tan
agradecido conmigo por haber tratado a sus familiares”, explica. “Es mucho
dinero. Cualquiera hubiera aceptado esa oferta”.
José y
Yurmi llegaron a un albergue apoyado por esta agencia en Bogotá, donde están
pasando unas pocas noches hasta que puedan regularizar su situación y encontrar
un alquiler.
Son
parte de los 3,7 millones de venezolanos que han salido de su país.
Entre 3000 y 5000 siguen cruzando la frontera diariamente.
El
documento reconoce que el número de personas que salen de Venezuela plantea
“situaciones complejas” por las que puede resultar inviable determinar la
condición de refugiado de manera individualizada. Por ese motivo, recomienda
“un reconocimiento grupal”.
El
comunicado explica que para algunos venezolanos en situación de riesgo se
aplica la Convención sobre
el Estatuto de los Refugiados de 1951, pero la mayoría calificarían como
refugiados basándose en los criterios más amplios contemplados en la Declaración de Cartagena sobre
Refugiados de 1984, que se aplica en América Latina.
"Esto
es así por las amenazas contra su vida, su seguridad o libertad debido a las
circunstancias que están perturbando gravemente el orden público en
Venezuela", dijo Liz Throsell, la portavoz.
Por
ello, ACNUR también pide a los Estados garantizar que las personas venezolanas,
sin importar su estatus legal, no sean deportadas o retornadas forzosamente.
Asilo
en los países de la región
La
guía incluye recomendaciones para tratar casos como el de Juan Carlos, un
venezolano de 28 años que trabajó durante tres años en el departamento de
comunicación de una empresa estatal en Venezuela. Nunca imaginó que una
entrevista con un medio local en la que denunció irregularidades en su oficina
le pondrían en grave peligro. Cuando se publicó la entrevista, comenzó a sufrir
intimidaciones en el trabajo. “Me humillaron”, recuerda. “Me trataban
como si no valiera nada y amenazaron con matarme, obligándome a
renunciar a mi puesto”.
Juan
Carlos dejó su trabajo, pero las amenazas no cesaron. Una noche, cuando
regresaba a casa fue interceptado por un grupo de hombres armados que le
torturaron, asegura en su testimonio a ACNUR. “A la mañana siguiente, todavía en
estado de shock, presenté una denuncia. Nunca me dieron una copia”, dice. “No
volví a ser el mismo. Lloraba todo el día y estaba siempre asustado”.
Las
cosas empeoraron cuando intentó obtener su certificado de nacimiento y
descubrió que ya no formaba parte de los registros. “No había pruebas de mi
existencia. No apareció ni una copia ni el original”.
Juan
Carlos huyó a Ecuador donde ha pedido asilo. Dice que las dificultades por las
que ha pasado le han hecho más fuerte y ahora está centrado en estudiar cine.
Unos 460.000
venezolanos como él han solicitado formalmente asilo en el extranjero, en
su mayoría en los países vecinos en América Latina. Casi un millón y medio han
conseguido otros tipos de visa que les permiten estudiar y trabajar. Muchos
otros siguen en situación irregular.
“Los
Gobiernos de la región han sido generosos con su respuesta a la crisis de
Venezuela”, dice Renata Dubini, la directora para las Américas de ACNUR. “A
medida que la situación empeora, tienen que seguir permitiendo que los venezolanos
se queden sin miedo a ser retornados”.
Sin
medicinas, ni doctores
El colapso
de la sanidad también está empujando a muchos venezolanos a salir. Euligio
Baez, un indígena Warao de 33 años del Delta Amacuro, en Venezuela, dejó la
tierra ancestral y se llevó sus cinco hijos a Brasil después de que tres
familiares murieran.
“Cuando mi
hija de nueve meses murió por la falta de medicinas, doctores o
tratamiento, decidió llevarme a mi familia fuera de Venezuela antes de
que otro de mis hijos muriera”, contó Euligio a ACNUR. “Las enfermedades se
están haciendo más fuertes que nosotros. Me dije, o nos vamos o morimos”.
Ahora
vive con su familia en Boa Vista, a unos 250 kilómetros de la frontera. Con
ayuda de ACNUR y sus socios locales, tres de los cinco niños de Euligio van a
la escuela. “Vivir en un albergue es algo totalmente diferente a lo que
conocemos. No hay mucho contacto con la naturaleza, hemos tenido que adaptarnos
a la comida y las costumbres locales, pero lo hacemos para proteger a nuestros
niños. Sueño con que algún día podremos volver a nuestra tierra y que nuestros
hijos estén seguros”.
El
trabajo de la ONU en Venezuela
Las
Naciones Unidas están reforzando su presencia en Venezuela y ampliando sus
actividades, ya que, según el último
informe de la Oficina de Coordinación Humanitaria, “la situación
humanitaria en el país se ha exacerbado, debido a las continuas problemáticas
económicas, la inestabilidad política, los cortes de electricidad y el
consiguiente deterioro de la prestación de servicios esenciales”.
En una
intervención ante el Consejo
de Seguridad, el coordinador humanitario reveló que:
- 7 millones de venezolanos necesitan ayuda
humanitaria.
- 1,9 millones de personas requieren
asistencia nutricional, entre ellas 1,3 millones de niños menores de cinco
años;
- las enfermedades prevenibles como la
tuberculosis, la difteria, el sarampión y la malaria han resurgido, con
2,8 millones de personas en necesidad de asistencia médica, incluidos 1,1
millones de niños;
- unos 4,3 millones de venezolanos requieren
asistencia de agua y saneamiento, entre ellos un 17% de los más pobres que
no tienen acceso a agua potable, o la reciben solo una vez cada dos
semanas.
En
2018, las agencias de la ONU llevaron a cabo campañas de vacunación a gran
escala, suministraron generadores para los hospitales, entregaron más de
189.000 tratamientos preventivos y curativos para la desnutrición aguda,
suministraron agua potable y productos de higiene a más de 28.000 personas y
apoyaron la educación de casi 50.000 niños, niñas y adolescentes.
En
2019, la situación humanitaria se vio “aún más afectada” por los cortes
de electricidad en marzo, que dejaron a todos los estados del país sin
luz. Otros servicios como el agua, la educación, la atención de salud, el
suministro de combustible y las telecomunicaciones también se vieron afectados
y en algunas zonas se registró un aumento de la inseguridad.
Además,
desde el 23 de febrero se cerraron las fronteras del país, lo
que perjudicó a la población de los estados fronterizos que necesitan cruzar
para comprar bienes o para ir a trabajar. El cierre también ha obligado a que
las personas utilicen cruces informales, corriendo más riesgos.
Las
Naciones Unidas junto con otras organizaciones están elaborando un Plan
de Respuesta Humanitario para Venezuela, enfocado en salud, alimentación y
agricultura, nutrición, agua, saneamiento e higiene, protección, incluida la de
la infancia y la de la mujer, y educación.
Tomado
de: https://news.un.org/es/story/2019/05/1456331
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