Noticias ONU 26 de abril de 2021
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En
medio de la pandemia de COVID-19, la Organización Internacional para las
Migraciones y la Agencia de la ONU para los Refugiados, junto a más de 150
agencias y ONGs, solicitan 1440 millones de dólares para asistir a muchos de
los 5,4 millones de venezolanos que han salido de su país y ahora viven en 17
países de la región.
“Con
la pandemia, nos quedamos sin empleo y pasamos muchas necesidades. Vivíamos muy
mal. La cuarentena nos agarró muy fuerte”, cuenta una mujer venezolana que
llegó hace un año a Colombia.
Gracias
a una de las organizaciones que trabajan con la ONU ha logrado salir de la
pensión donde se encontraban. “Hace dos meses estamos en un apartamentico mejor
y nos ayudaron a salir del pagadiario donde estábamos”.
La
situación difícil de esta madre venezolana es la misma que han tenido que enfrentar millones
de sus compatriotas refugiados y migrantes en América Latina, a quienes el
COVID-19 les ha hecho el camino aún más difícil cuando ya luchaban contra otros
obstáculos
“Se
dice a menudo que el coronavirus no discrimina, pero la realidad es que la
pandemia si discrimina. Las poblaciones de escasos recursos y minorías étnicas
han sido afectadas de manera desproporcionada. A nivel mundial, América Latina
y el Caribe con menos del 10% de la población del planeta, representa un tercio
de todas las muertes relacionadas con Covid-19”, afirmó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados, Filippo Grandi, durante el lanzamiento del Plan Regional de
Respuesta para Refugiados y Migrantes Venezolanos 2021.
Grandi
explicó que para los 4,6 millones de refugiados y migrantes venezolanos que ya
de por sí se encuentran entre los más vulnerables, la pandemia
constituye una amenaza adicional.
“El Plan Regional de Respuesta para Refugiados y
Migrantes de Venezuela 2021 que estamos presentando hoy
responde a la necesidad de estas personas y comunidades, que incluye salud
física y el bienestar psicológico que han sido impactados directamente por el
COVID-19, pero también el aspecto humanitario de ayuda y la integración
social”, dijo.
El
Plan Regional, lanzado por la Organización Internacional de las Migraciones y
la Agencia de la ONU para los Refugiados requiere
de 1440 millones de dólares para apoyar a los venezolanos vulnerables y
responder a sus crecientes necesidades en 17 países de América Latina y el
Caribe.
El
reto
La
aparición del coronavirus también ha puesto a prueba las capacidades nacionales
y locales en toda la región. Muchas comunidades de acogida enfrentan ahora
un sinnúmero de nuevos desafíos que empeoran sus ya precarias
condiciones.
Los
confinamientos, la pérdida de medios de vida y el empobrecimiento están
obligando a muchas personas a depender cada vez más de la asistencia
humanitaria de emergencia para sus necesidades de salud, alojamiento,
alimentación, protección y educación. El impacto de la pandemia también está
provocando un drástico aumento de la violencia de género y las necesidades de
salud mental, la inseguridad alimentaria, la desnutrición e incidentes de
estigmatización.
Además,
las crecientes tasas de desalojos también están dejando a muchas personas sin
hogar y dependientes del alojamiento temporal proporcionado por las
organizaciones humanitarias.
Para
las personas refugiadas y migrantes de Venezuela que viven en situaciones de
irregularidad, la lucha por acceder a los derechos básicos es aún más aguda.
“Las
restricciones de movilidad y las prolongadas pero necesarias medidas de
confinamiento han tenido un impacto negativo en la capacidad de las personas
refugiadas y migrantes para mantener sus medios de vida y el acceso a bienes y
servicios básicos. Muchas personas han perdido sus medios de vida y al mismo
tiempo no están incluidas sistemáticamente en los planes de asistencia social
que se han establecido para las poblaciones locales”, aseguró Eduardo
Stein, representante especial conjunto de ACNUR y OIM para los Refugiados y
Migrantes de Venezuela.
Incluyendo
a los migrantes
La
terrible situación ha llevado a algunas personas a considerar regresar a
Venezuela, a menudo en condiciones inseguras, lo que genera riesgos adicionales
de protección y salud. Al mismo tiempo, la cantidad de personas venezolanas que
continúan saliendo de su país también ha aumentado en las últimas semanas a
medida que se relajan las medidas de confinamiento y las condiciones
continúan deteriorándose.
Mientras
las fronteras permanecen cerradas, estos movimientos tienen lugar
principalmente a través de cruces fronterizos irregulares, lo que expone a las
personas refugiadas y migrantes a peligros y grandes riesgos de abuso físico y
sexual, discriminación, así como a explotación y trata.
A
pesar de los desafíos, ha habido ejemplos alentadores en toda la región de
países de acogida que trabajan para garantizar la inclusión de las personas
refugiadas y migrantes en las respuestas nacionales a la pandemia, al igual que
a sus ciudadanos, aseguran las agencias de la ONU
Las
personas refugiadas y migrantes también están apoyando estas respuestas, y
algunas se desempeñan en primera línea como trabajadores de la salud o difunden
información dentro de sus comunidades.
“El
plan de respuesta presentado requiere del compromiso continuo y creciente de la
comunidad internacional y del sector privado para responder a esta crisis. Las
personas refugiadas y migrantes de Venezuela y sus comunidades de acogida requieren
más que nunca de nuestro apoyo colectivo; tanto por la urgente asistencia
humanitaria para salvar vidas, como también para acompañar el desarrollo que
permita apoyar a las comunidades locales y lograr soluciones sostenibles”,
agregó Stein.
El
objetivo
El
Plan busca fortalecer aún más las respuestas nacionales y regionales de los
gobiernos de acogida mediante el apoyo a las intervenciones de salud,
alojamiento, alimentación, agua, saneamiento e higiene, así como el acceso a la
educación, la protección y la integración donde sse requiere asistencia y
experiencia específicas, o donde las propias capacidades de respuesta de
los gobiernos se ven desbordadas.
La
iniciativa reúne a 158 organizaciones involucradas en la respuesta, incluidas
agencias de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales
internacionales y nacionales, la sociedad civil, organizaciones religiosas y el
Movimiento de la Cruz Roja.
Tomado
de: https://news.un.org/es/story/2020/12/1485402
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